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¿Por qué no antes?

El pasado 13 de marzo, desde el Reparto Eléctrico, en el municipio habanero Arroyo Naranjo, Yuri Vázquez relató su fatal experiencia en la sede de la Empresa de Gas Licuado en ese territorio; en contraste con el mandato del Gobierno cubano de atender con eficacia los trámites del ciudadano.

Contaba que para hacer contratos de gas licuado allí, ya a las 8:00 a.m., hora de apertura, los empleados delimitan la cola con el último que van a atender. Al decir él que tenía necesidad de resolver su problema, le respondieron que con esa cantidad de personas se ocuparía la jornada. Y la realización del contrato es lenta, con unos dos clientes por hora, lo que obliga a las personas a marcar en la cola desde horas muy tempranas de la madrugada, decía.

No había información visual sobre días y horarios de atención a la población, ni los documentos a presentar para el contrato. Al preguntar, le transmitieron que se atendía solo los días 5 y 25 de cada mes. Y al ir un día de esos, le dijeron que se hacía los lunes, miércoles y viernes.

Yuri sugirió que esos servicios, que obligan a faltar al trabajo a las personas, debían extenderse a más días. Y cifraba su esperanza de que su mensaje tuviera oídos.

Responde Eduardo Leandro Rivera, director general de la Empresa Provincial de Gas Licuado, que la comisión que investigó concedió la razón a Yuri. Y anotó que «en aras de minimizar esas deficiencias que afectan la atención a la población, teniendo en cuenta que el municipio es el de mayor número de clientes consumidores de gas licuado en la provincia, nuestra empresa toma medidas organizativas extendiéndose los días de atención para la realización de trámites. Se reordenó la fuerza de trabajo para aumentar el personal técnico que desarrolla esa actividad y se colocó de manera visible la información necesaria para que la población gane en conocimiento».

Y afirma que ante cualquier inquietud con la calidad del servicio, se debe contactar con el Grupo de Atención a Clientes, de lunes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., por los teléfonos 78643289 y 78635444, o en Águila 711, entre Monte y Estrella, municipio de Centro Habana.

Agradezco la respuesta, y ojalá mejore el servicio allí y en otras oficinas de Gas Licuado, como debía haber sido  sin que Yuri tuviera que revelar su historia aquí. ¿Por qué no antes?, siempre digo.

Lo más difícil y lo más fácil

Misleidys de la Caridad Olano Bernal (calle 33, Edificio 22, apto. 15, entre 240 y 236, San Agustín, La Lisa, La Habana) parió trillizos, cuando ya tenía dos hijos. Y gracias a las autoridades de la capital, se le otorgó la vivienda donde reside hace seis meses… ilegalmente.

Sí, porque ella aún conserva en su carné de identidad su dirección antigua en el municipio capitalino de Regla. Los documentos del actual domicilio aún no están en su poder por demoras en la confección de los mismos.

Paradoja: Lo más difícil en una ciudad con tantos problemas de vivienda se logró por la excepcionalidad del ca-so; y lo que debiera ser simple y expedito, un trámite burocrático, sigue lacerándola.

Así, Misleidys aún no tiene su libreta de abastecimiento allí en San Agustín. Los alimentos, incluida la leche de sus hijos, tiene que transportarlos de un extremo a otro de la ciudad, con tantos problemas de transporte urbano.

En La Lisa le dicen que no pueden hacer nada hasta que ella no tenga los documentos de su nueva casa, que no han llegado aún de la Dirección Provincial de la Vivienda. Lo mismo sucede con el contrato para adquirir la bala de gas que le permita cocinarles a los niños, pues aún no tiene oficialmente la dirección en ese municipio.

Y en la Dirección Municipal de Trabajo de la Lisa le plantean que de la chequera que le corresponde por los niños, solo le podían autorizar a cobrar marzo como eventualidad, pues esa chequera no está aún en la Lisa.

El tiempo pasa, y Misleydis sigue sin solucionar asuntos muy inmediatos, que dependen apenas de la voluntad humana, cuando ya tiene lo más importante, en un país con tantos problemas de vivienda.

«Hoy estoy divorciada del padre de mis hijos, por lo que necesito me ayuden a agilizar la burocracia que media para tener un poco más de tranquilidad en su crianza», concluye Misleydis.

¿Es tan difícil lo más fácil? La burocracia excesiva y desbordada es una costra desafiante en el camino del progreso para Cuba.

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