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Siguen sin pagarle

Las denuncias de impagos a campesinos por parte del sector estatal son siempre acogidas aquí; pero también hay que reflejar esas violaciones cuando provienen del propio movimiento cooperativo, por aquello de que a veces «no hay peor cuña que la del mismo palo».

Cosme Adrián Carnero Montoya (Lajas 261, entre 10 y 12, reparto 8 de Marzo, Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba) es un asociado a la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) José Rosales del Toro, y como tal, tiene contrato con ella para la venta de productos agropecuarios que salen de su trabajo.

Refiere el agricultor que el 6 de julio de 2016, le vendió a la cooperativa 395 latas del producto maní, para un importe total de 23 700 pesos, y esta es la fecha en que no se le ha pagado.

«Tal situación, refiere, se ha analizado en varias oportunidades en la Asamblea de la forma productiva, pero no han encontrado solución a mi caso, a pesar de mi insistencia, pues manifiestan que el monto total le fue entregado a un antiguo comprador de la CCS, pero este nunca llegó a mis manos. ¿Qué culpa tengo yo que se haya violado el procedimiento y le hayan entregado esa cantidad de dinero a una tercera persona y este nunca me lo haya entregado?».

Cosme se personó en la Unidad de la Policía de su municipio, con el propósito de realizar denuncia contra la persona del comprador de la base productiva. Y en ese momento se encontró con el Jefe de Sector de la PNR en el consejo popular donde está enclavada la cooperativa.

Entonces este último se reunió con el comprador y el Presidente de la CCS, y ambos quedaron de acuerdo en que se le pagaría a Cosme antes del 30 de noviembre de 2017. Pero tampoco resultó. Es de conocimiento además de la ANAP del territorio y aún así nada.

«Hasta la fecha no he recibido el pago del fruto de mi trabajo, afirma. ¿Qué más tengo que hacer para recibir el resultado por haber cumplido con mi contrato y con la palabra empeñada? ¿En qué otro lugar me tendré que personar para que mi familia pueda recibir el fruto de mi trabajo, de lo que cultivé? ¿Por qué tanta indolencia ante esta situación?».

Podaron… ¿antes o después?

El pasado 23 de mayo, José Hernández Robaina denunció que hacía más de tres años venía planteando al delegado del Poder Popular la situación tan peligrosa con los árboles y el tendido eléctrico en su cuadra, en calle 172, entre 1ra. y 3ra., Reparto Flores, del municipio habanero de Playa.

Contaba que las ramas de los árboles se enredaban en los cables eléctricos, y los vientos causaban cortocircuitos que ocasionaron la presencia de bomberos, afectaciones a equipos electrodomésticos, partidura de cables eléctricos y constante zozobra de los vecinos.

Y responde Mario Castillo Salas, director general de la Empresa Eléctrica de La Habana, que el director de la unidad empresarial de base (UEB) de Poda de esa entidad investigó el caso. Y en visita al sitio «se pudo constatar que se revisó la problemática existente en la localidad, y se ejecutó la poda del árbol que interfería en el tendido eléctrico, y el cliente quedó satisfecho con el trabajo realizado».

Añade que la poda, además de asumirse a nivel municipal, se atiende a través de una UEB provincial. Y hasta el momento se han certificado libres de poda más de 170 circuitos en la ciudad.

El trabajo de la empresa en cuanto a poda, señala, es muy arduo, para evitar las molestas interrupciones que sufren los clientes. Y una de las tareas principales en que la entidad trabaja es en lograr certificar la mayor cantidad de circuitos libres de poda.

Agradezco la respuesta y solución del caso. Pero en esta historia quedan dos cables sueltos: uno es si la visita y solución a la poda se hicieron antes o después de lo publicado aquí. Y la otra proviene del reclamante, quien nunca precisó si, aparte de la queja al delegado, reclamó la poda a la entidad eléctrica.

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