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Patinódromo con chapucería

Amaury Proenza Alomá (edificio 26, apto. 26, reparto Los Olivos, Sancti Spíritus) relata algo preocupante: A casi tres meses de haberse reinaugurado el patinódromo de la capital espirituana, el pasado 19 de noviembre, aún se sigue esperando por su terminación.

«Tal parece que quieren incorporar una nueva modalidad: “patinaje de montaña” —ironiza el remitente—. El asfalto fue levantado en algunos lugares de la pista, por la mala calidad del trabajo».

Refiere Amaury que ahora los atletas de esa especialidad solo pueden usar la pista de 200 metros, esta última también con defectos, y que no suple las necesidades de entrenamiento. Y añade que se han hecho trámites y gestiones a todos los niveles, incluso en la Dirección de Deportes y el Gobierno en la provincia.

«Es tan triste saber que se usó una considerable cantidad de metros cúbicos de un material con muy buena calidad —manifiesta— y los especialistas que allí trabajaron no supieron darle el uso correcto.

«¿No estaban capacitados los profesionales que llevaron a cabo esta obra? ¿Realmente le prestaron la debida atención? ¿Acaso no conocían el costo de esa inversión? ¿Ese trabajo se concluyó?», pregunta Amaury.

¿Y el agua?

Aminael Rodríguez Castillo (O’ Reilly 360, apto. 1, entre Habana y Compostela, La Habana Vieja, La Habana) tiene una preocupación que es la de muchos vecinos del consejo popular Catedral, en ese municipio capitalino:

«Ya se culminó la red de abastecimiento de agua que se construyó con un enorme esfuerzo y un gran valor económico, y que conduce el agua desde los pozos de Palatino hasta Prado y Malecón, para resolver el tema del agua sobre todo en la zona de La Habana Vieja, y el abastecimiento a los hoteles circundantes.

«Se anunció con bombos y platillos su entrada en explotación. Sin embargo, varios meses después, continuamos sufriendo la inexistencia del vital líquido, y debemos continuar pagando el agua a los precios que soliciten lo piperos, porque en el plan de abastecimiento de agua por pipas parece que el edificio donde vivo, además de otras 27 familias, no debe estar incluido».

Precisa que en la cuadra de al lado, O’ Reilly, entre Compostela y Aguacate, se está construyendo otro hotel, y lo que le inquieta es si realmente llegará el agua a esa instalación.

Como sardinas en lata

Walter Daniel Sierra Gutiérrez (calle 12, No. 51, Santa Lucía, Holguín) alerta sobre la falta de confort y la incomodidad evidente de los camiones privados que transportan pasajeros en viajes interprovinciales hacia La Habana y viceversa, desde las provincias orientales.

«Esos vehículos tienen los asientos muy cerca unos de otros, expresa. Esto se hace con el objetivo de aumentar la cantidad de pasajeros y, por supuesto, por razones de recaudación, que en estos momentos está a 14 CUC por pasajero en la ruta Habana-Holguín».

A esto se añade, agrega, en muchos casos la falta de ventilación e higiene. Y sugiere que el Ministerio de Transporte debería evaluar si estos vehículos están totalmente aptos para la transportación de personas en viajes de más de 11 horas de duración.

«Muchas personas tienen la necesidad de viajar y pagan los 14 CUC —refiere—, pero no es proporcional al confort de estos vehículos».

A ello habría que añadir los camiones que, sin todas las condiciones de seguridad, hacinan a los pasajeros en cantidades exorbitantes, y en caso de un accidente, generan gran cantidad de lesionados, y hasta de fallecidos.

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