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Se hizo justicia con el joven

El pasado 7 de junio, y desde el municipio capitalino de La Lisa, Pedro Gómez Pérez censuraba aquí el hecho de que le cerraran el contrato al hijo de su
esposa, un trabajador joven que se estrenaba en la vida laboral, en medio de la pandemia del coronavirus.

Refería que el joven Doylys Pedro Gómez Pérez cumplió 17 años en noviembre de 2019 y concluyó el curso de obrero calificado, por lo cual le dieron la posibilidad de cursar el técnico medio, al tiempo que se procurara su ubicación laboral.

Así lo hizo. Y en febrero pasado comenzó a trabajar como ayudante en la UEB Servicios Técnicos Especializados de la Empresa Metal Mecánica Varona. Así permaneció, hasta que llegó la COVID-19 y se acogió al tratamiento dado a otros trabajadores. Pero en mayo le cerraron el contrato sin comunicárselo siquiera. Al consultar el saldo en su tarjeta magnética, estaba en cero. La madre del muchacho consultó con el jefe inmediato de este, quien no tenía conocimiento del asunto. Y la jefa de Recursos Humanos le explicó que por una resolución superior, a todos los trabajadores que no tenían el tiempo mínimo se les cancelaba el contrato.

«¿Dejar a un trabajador joven desamparado económicamente y en tiempos de pandemia, cuando el país hace tanto por todos sin mirar siquiera el estatus social?, cuestionaba Pedro. Creo que han actuado mal, y es una deshonra para una empresa tan poderosa y prestigiosa apartar así de sus filas a trabajadores jóvenes».

Al respecto, Jorge Pérez Cruz, director general de la Empresa Metal Mecánica Varona, responde y declara con lugar la queja, al tiempo que señala:

«Nuestra Empresa reconoce el incorrecto procedimiento e inobservancia de las disposiciones legales vigentes en materia laboral por parte de la Administración de la unidad empresarial de base Servicios Técnicos Especializados, de subordinación directa a esta entidad».

Informa asimismo que se reincorporó al joven a su centro de trabajo, teniendo en cuenta las orientaciones del organismo superior, ante la actual situación epidemiológica existente en el país.

Y añade que, en consonancia, a Doylys se le devengará con carácter retroactivo el salario dejado de percibir.

  Por otra parte,  manifiesta, que como consecuencia de las violaciones fueron adoptadas medidas contra el personal responsable de la infracción, con el objetivo de evitar futuras reiteraciones.

Declara finalmente que «en entrevista realizada por la comisión actuante con el afectado y sus familiares, se conoció que los mismos mostraron su conformidad con el tratamiento y la respuesta brindados».

Agradezco la ágil respuesta y la solución del caso a favor de Doylys por parte de la Empresa. Esta historia puede servir de precedente y alerta hacia otras administraciones que, en franca violación de las medidas dispuestas ante la actual epidemia, pudieran tronchar la vida y el futuro de un joven principiante en el mundo laboral.

Sí lamento que no se especifiquen las medidas adoptadas contra los responsables del inmisericorde e irrespetuoso despido. Quienes actuaron tan ligeramente, ¿no piensan el daño y la incredulidad que pueden sembrar en un novel trabajador?

Lo sucedido indica también que las direcciones empresariales tienen que seguir muy de cerca, y con lupa, las medidas laborales que adoptan sus unidades de base en medio del maremágnum de esta pandemia, para que aquellas no se desvíen de las normas orientadas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

Solo quedaría preguntarse qué papel desempeña el Sindicato en esa UEB, en su función de contrapartida. ¿Por qué no se le orientó al menos  que reclamara ante el Órgano de Justicia Laboral de Base?

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