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Sin verja, pero con irrespeto

María Caridad Rivero Novo denuncia, en nombre de los vecinos de la escalera B del Edificio Minaz, en el poblado  Chile, municipio santiaguero de San Luis, las molestias que sufren debido a que ese paso de escalera es de libre circulación. Por ese pasillo pasan caballos, motocicletas, bicicletas, y carretillas de vendedores ambulantes que se detienen a pregonar. Y cualquiera, a pesar de que existen calles por delante y por detrás del edificio.

Así, las paredes interiores de ese paso dan vergüenza de «las cosas feas que se escriben y pintan sobre ellas». Cualquiera quita el breaker, dejando los apartamentos sin corriente. Es centro de reunión de borrachos. La higiene es pésima y no tienen tranquilidad a ninguna hora.

Así, los vecinos se reunieron y acordaron cerrar la parte trasera del pasillo. Levantaron acta con sus firmas, y vieron al delegado de la circunscripción y a la presidenta del Consejo Popular, quien habló con el director municipal de Planificación Física, y luego les informó que se podía hacer lo que ellos pretendían: cerrar. Pusieron una verja con malla Peerles fina y hasta con una puerta, teniendo en cuenta no afectar la estructura del inmueble.

Días después fue una técnica de Planificación Física y les dijo que tenían 24 horas para retirar la verja, o les pondría una multa, pues eso es un paso público. Intentaron explicarle el porqué, y a quién habían visto. Y no quiso escuchar ni analizar, diciendo que si en el plazo no se retiraba, iría con su jefa, pues la llamó la Vicepresidenta del Gobierno Municipal, orientándole  quitar la verja.

«Fuimos a ver al Director de Planificación Física (Ifraín), añade, quien nos dijo que iba a mandar dos de sus especialistas para analizar el caso. Y al día siguiente se apareció de nuevo la técnica con la jefa de los inspectores. De nuevo sin ningún análisis. Y diciendo que si queríamos tranquilidad que nos mudáramos».

Después, en reunión con el director municipal de Planificación Física, este les dijo lo mismo: que era un paso público. Que él le había dicho a la Presidenta del Consejo Popular que se podía poner una verja, pero ya había cambiado de idea. Y si no la quitaban en 24 horas, iba a mandar a quitarla y recogerla.

Pero el 22 de octubre de 2019, la Dirección Provincial de Planificación Física Provincial sostuvo un encuentro en el periódico Sierra Maestra para esclarecer dudas de la población. Y al comunicarse los vecinos con Ana María, la especialista en trámites, ella les dijo que sí se podía hacer; que precisamente para evitar situaciones como esa se había orientado a todos los municipios permitir cerrar el fondo de los pasillos. Que se dirigieran a la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV) para el permiso.

María Caridad lo hizo, y le dijeron que eso no era problema de ellos, que debía ir a Planificación Física. Lo plantearon en la asamblea de rendición de cuentas, y nada.

En diciembre de 2019 fueron por segunda vez a la DMV y vieron a la jefa que atiende Edificios Múltiples. Les dijo que le dieran un chance hasta pasado el fin de año, pues estaban en cierre, y para eso tenía que citar al delegado del Poder Popular, la presidenta del Consejo y a todos los vecinos. Que en los primeros días de enero sería.

Al ver que no iba, la llamaron y respondió que le dieran  otro chance, pues estaba ella sola, los demás técnicos de vacaciones y además se iban a mudar de sede.

«Lo cierto, señala, es que hasta ahora no ha venido nadie de ningún organismo a analizar la situación y a darnos una solución, mientras seguimos siendo víctimas de las indisciplinas sociales».

Es lamentable que un periódico de alcance nacional tenga que reflejar denuncias de conflictos muy locales, que debieran tener tratamiento y solución allí en el territorio, ahora cuando el país persigue darle autonomía y autoridad al municipio.

Pero también gravitan ciertas ordenanzas y proyectos arquitectónicos vulnerables y ya obsoletos, que dieron libre acceso a las áreas de los edificios de microbrigadas. Porque lo mismo que ocurre allí, puede estar sucediendo dondequiera que haya esos edificios idealistamente concebidos para comunidades cuasi perfectas, sumamente respetuosas y disciplinadas. Lo digo con conocimiento de causa: viví muchos años en edificios de micro abiertos, y conozco el daño de esos pasos libres, propiedad de nadie.

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