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Nunca estás solo

Aún positivo a la Covid-19, Jaime Rousbel Sánchez Román me escribe desde su ingreso domiciliario en Calixto García 365, apto 6, entre Agramonte y Céspedes, Regla, La Habana. Y lo hace para agradecer a la Medicina cubana todo lo que se ha hecho por su salud y la de su madre.

Cuenta que el pasado dos de septiembre comenzó con los síntomas respiratorios y fiebre muy alta. En su policlínico le hicieron el PCR y le recomendaron el aislamiento en la casa, por ser sospechoso de COVID-19.

Apenas salió del policlínico, le avisó al doctor Domingo, médico del consultorio 28 de Regla, lo sucedido; y que le habían dado un papel que debía dárselo a él, para que recogiese el resultado del test dentro de cuatro días en el policlínico. Es que al quedar aislado, Jaime no podía ir, y era obligación del médico recogerlo él mismo.

El doctor Domingo le dijo que él estaba con COVID-19, pero iba a enviar a la enfermera Cary de su consultorio, para que en conjunto con la doctora Chabelis, quien estaba a cargo del consultorio entonces, se ocuparan de su caso.

Ese mismo día por la tarde se personó la enfermera Cary en casa de Jaime, quien quedó asombrado por la rapidez con que pasó todo: «Cary es una persona muy dinámica, expresa. Ya la había visto cuando la vacunación. Es demasiado preocupada por la salud y el bienestar de sus pacientes, algo que alienta, porque va cargado de amor y entrega profesional, como se necesita en estos tiempos de pandemia».

Confiesa que a la doctora Chabelis no la conocía, pero rápidamente se percató de que, a pesar de ser muy joven, es una excelente profesional que sabe hacer muy bien su trabajo:  ecuánime, pausada, observadora y muy precisa a la hora de hacer un análisis y valorar el estado del paciente.

Ambas comenzaron a hacer el seguimiento a Jaime y a su mamá, que en el transcurso de los tres primeros días también resultó positiva por un test de antígeno que se le realizó en el policlínico.

«Pero más asombrado quedé, afirma, cuando la enfermera Cary y la doctora Chabelis nos trajeron a cada uno un paquete de Azitromicina y uno de Metamizol sódico, porque es lo establecido para que los pacientes positivos a la Covid-19 puedan hacer el tratamiento en casa y no tengan que salir a buscar algo tan escaso ahora mismo.

«No sabía que eso existía. Prácticamente estaba haciendo ya una tormenta en un vaso de agua preocupándome por cómo iba a resolver las medicinas, pues estaba teniendo fiebre y no había nada para bajarla. Pero lo más gracioso fue cuando pregunté cómo debía pagarlas, y la enfermera muy rápido, para que no hubiese ningún tipo de dudas, me dijo que no había que hacerlo. Que es gratis, y eso lo pagan la Revolución y el Gobierno. Te estremece tanta sensibilidad en un momento en que te sientes tan mal.

«Hace solo unos instantes recibí la visita de ellas, muy preocupadas e interesadas en saber cómo lo estamos llevando mi mamá y yo. No han dejado de venir ni un solo día desde el jueves dos que se lo comuniqué al doctor Domingo. Eso creo que ayuda al paciente a sentirse seguro y confiado de que no le va a suceder nada malo.

«Ojalá y esta sea la actitud de todo el personal de salud de este país en los consultorios médicos de familia. No sé sinceramente cómo expresar tanto agradecimiento a estas dos valientes mujeres, que hacen su labor con amor verdadero. Y  también a este país, que está haciendo un enorme esfuerzo por asegurar la vida de cualquier persona, sin distinción alguna.

«Razón tuve de sobra cuando hace unos días le metí un parón, como se dice en buen cubano, a un estúpido en Facebook, que quiso ponerse a hablar porquerías. Que nadie se deje confundir: si un tema ahora mismo para este Gobierno revolucionario es estrictamente sensible, es la salud de la población cubana. Me lo acaban de reafirmar la enfermera Cary y la doctora Chabelis del consultorio 28 de Regla.

«Mis más gratas muestras de cariño hacia ellas por tanta dedicación, y por velar todo el tiempo por la salud mía y la de mi mamá como lo han hecho, con muchísimo amor por encima de todas las cosas. Es tener la convicción de que en Cuba nunca estás solo. Siempre hay alguien que, aunque no sea de la familia, se integra y te demuestra que nunca ha dejado de serlo», concluye.

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