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Juana Carrasco Martín

Una foto, una historia

Una ley de Mussolini pone bajo total control militar un pueblo italiano en pleno siglo XXI

La foto me sorprendió. No porque policías antimotines dispusieran su fuerza para desbaratar la protesta, lo que ocurre casi a diario en muchos lugares del planeta, sino por la disposición en flecha destinada a quebrar y avanzar contra la manifestación. Además, era en Italia…

La información publicada en el diario británico The Independent el último día de noviembre afirmaba que Italia usa leyes de la era Mussolini para poner a una comunidad bajo bloqueo militar con el fin de impedir sus protestas por un proyecto de gasoducto.

El Gasoducto Transadriático (TAP) debe transportar gas natural desde Grecia, vía Albania, hasta Italia y el resto del occidente de Europa y pudiera conectar con otro gasoducto desde Azerbaijan.

Se afirma por quienes propugnan el proyecto —que recibe financiamiento del Banco de Inversión Europeo—, que el TAP puede incrementar la seguridad energética de Europa y reducir la dependencia del carbón.

Gasoducto Transadriático (TAP)

En cuanto a lo que ocurre en Melendugno, era demasiado fácil el paralelismo, leyes del fascismo del Duce y tácticas de infantería de las centurias y las falanges del imperio romano. Hummm… «algo huele a podrido», diría William Shakespeare, cambiando la ubicación geográfica de su Hamlet.

En Melendugno —una pintoresca localidad de la provincia de Lecce de poco mas de 10 000 habitantes—, se estableció una «zona roja» a su alrededor para proteger al Oleoducto Transadriático (TAP) y ello ha dejado estupefactos a los residentes del lugar. Supongo que también a los turistas.

Los vecinos apenas se concentraron para defender el entorno, pues se oponían a la tala de los olivos.

Sí, esos mismos, los que representan la paz junto con las palomas; pero parece que los útiles y centenarios árboles obstaculizaban el paso de la obra contaminante.

En realidad, los melendugnos llevan meses de protestas por los efectos del TAP, y fue el gobierno central el que militarizó el área de manera tal que, según activistas de la comunidad le contaron a un corresponsal de The Independent, la policía se abalanzó en medio de la noche, le prohibió a los vecinos que abandonaran sus casas, bloquearon las calles y cerraron con cercas los olivares.

En Salento tampoco quieren el TAP. Foto: EPA

Una de las residentes, Sabina Giese, aseguró al diario británico que «algunos locales han sido expulsados y no pueden tener acceso a Melendugno… por los próximos tres años».

Su trágica narración continuaba así:

 «Necesitamos un pase para las carreteras y para ir a casa, en la noche solo hay policías en los caminos y todo está cerrado y abandonado. La gente tiene miedo de venir al mar e ir a los restaurantes. La economía y el turismo están afectados».

Basta con ver las fotos de las límpidas aguas entre las rocas, imágenes tomadas de sitios web que ponderan las bellezas del lugar, ahora prácticamente prohibidas, para darse cuenta de cómo está siendo dañado el pueblo de la región de Puglia, en el mismísimo tacón de la bota italiana, y todo para abrirle camino al ducto que también rechazan las autoridades locales, enfrentadas al gobierno central de Roma.

Las bellezas de las costas del Adriático en la pequeña localidad. Foto: EPA

Mussolini en acción

Según el reporte del Independent, en la noche del 12 de noviembre un funcionario de Lecce desempolvó una ordenanza, el Decreto Regio No. 773, que data del 18 de junio de 1931, emitido bajo la dictadura de Benito Mussolini, quien dominó Italia de 1922 hasta 1945 con su «gobierno de orden». Con ese Texto único de las Leyes de seguridad pública, que e su nombre, se puso al  territorio que rodea a la construcción del TAP «a la disponibilidad de la policía».  

El control es absoluto, pues se han construido alambradas de cuchillas y barreras de concreto alrededor del área que, además, está patrullada por las fuerzas de seguridad. Incluso los propietarios de las tierras necesitan un permiso especial para entrar a sus áreas donde debía estar haciéndose la cosecha de las aceitunas u olivas.

No está de más recordar un poco de la Italia bajo Benito Mussolini, quien creó en 1921 el Partido Nacional Fascista y en 1922, cuando reinaba Victor Manuel III, atizando el miedo de las clases medias a una posible revolución comunista como la ocurrida en Rusia en 1917, logró apoderarse del control del país tras una movilización masiva que se conoce como La Marcha sobre Roma. El propio rey y el ejército lo apoyaron.

Benito Mussolini y Adolfo Hitler, una pareja sangrienta que todavía tiene seguidores. 

En 1924 Mussolini aceleró la implantación de la dictadura, abolió los partidos y los sindicatos, suprimió las libertades políticas, se proclamó Duce y exaltó esa figura como líder de la Italia fascista mediante el uso de una sistemática propaganda, instrumento sustancial en los regímenes fascistas para inculcar esa ideología.

Mussolini en Italia con el fascismo, Francisco Franco en España con el falangismo, y el imperio japonés en Asia, constituyeron los aliados de Adolfo Hitler y su doctrina nazi, llevando al mundo a la catastrófica Segunda Guerra Mundial.

Hoy estamos viendo un avance de grupos, movimientos y partidos neonazis en Europa y no es cuestión de esconder la cabeza en la arena como el avestruz ante el peligro.

Russia Today publica el 3 de diciembre una información que da mucho que pensar y podemos relacionar perfectamente con lo que está sucediendo en Melendugno: en un dormitorio de un cuartel de la policía en Florencia, se exhibía una bandera neo-nazi y se ha iniciado una investigación.

Benito Mussolini

El pendón de guerra negro-blanco-rojo de la Alemania imperial, profusamente utilizado por la extrema derecha, colgó en las barracas en Baldissera del 6to Batallón Toscana durante varios días según un video de la agencia Ruptly y junto a la banderola un cartel con la imagen de Matteo Salvini, líder del partido anti-inmigrates Liga Norteña, dijo RT.

Dicen que el ministerio de Defensa italiano —cuando se enteró— llamó al comandante general de los Carabineros (nombre con que se conoce a la policía italiana), Tulio Del Sette para «un rápido esclarecimiento y estrictas medidas» con el objetivo de sancionar a quienes estaban detrás «de este acto vergonzoso» para «cualquiera que jure como militar y declare lealtad a la República, sus leyes y la Constitución».

Bien que se tomen la preocupación sobre esa exaltación del Tercer Reich germano, pero ¿cómo explicar que una ley de Benito Mussolini esté vigente en el pequeño pueblo turístico y olivero de Melendugno?

Iglesias y palacetes en Melendugno. Foto: EPA

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