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Caminar sobre el cuerpo

Ya sea visto como masaje oriental o simple juego sobre la piel de los seres queridos, las caricias proporcionadas con los pies también pueden ayudar a vencer la monotonía en la vida sexual de cualquier pareja Pregunte sin pena

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Y yo besaba sus pies desnudos, dos pies que caben en solo un beso.

                                                                                                           José Martí

Cuentan que en la antigua Babilonia las muchachas pisoteaban las uvas en el lagar y luego caminaban descalzas sobre los hombres mientras estos limpiaban con la lengua sus pies, simpática tradición con la que pretendían ganar el favor de los dioses y un exquisito sabor para el vino.

También en las culturas orientales ha sido muy popular esta práctica de caminar sobre el cuerpo, hacer presión y hasta bailar o saltar, difundida ahora en el mundo moderno con el nombre de trampling, que en inglés significa pisoteo.

Así lo comentaba, a principios de este año, un cibernauta que se identifica como wiesener en el foro sobre sexualidad del periódico villaclareño Vanguardia. Desde entonces, 2 905 personas han visitado el sitio www.vanguardia.co.cu/foros, y 83 de ellas han contado anécdotas personales o han hecho preguntas sobre esta práctica, que puede ser tanto un masaje entre amigos como un juego erótico, una divertida sesión de modelaje y hasta una sana distracción familiar, pues a niños y niñas de cualquier edad les encanta andar sobre sus mayores, como describe Martí en el poema Mi caballero, del libro Ismaelillo, dedicado a su hijo.

El cibernauta Alexx00 indagó en las enciclopedias hasta confirmar que los pies fueron venerados como dioses en varias culturas por su alto poder curativo. Gracias a su extrema sensibilidad, son capaces de detectar a través del roce cualquier estímulo, y también de provocar sensaciones placenteras y relajantes, sobre todo en pecho, espalda, abdomen, cabeza, genitales...

Según se conoce hace siglos, en la planta del pie confluyen casi todas las terminaciones nerviosas del cuerpo, lo que la hace muy efectiva para la acupuntura, digitopuntura y otras variantes de la medicina alternativa, pero también resulta un magnífico instrumento para ofrecer bienestar y salud a otras personas, y hasta para aprender a dominar cada porción del cuerpo, razón por la cual la forista yanecita01 enseña trampling a sus alumnos de karate.

El asunto ha sido ampliamente estudiado en el mundo, pero poco difundido en nuestro país, a pesar de ser un servicio muy demandado en salones de masaje del turismo.

Numerosas personas entrevistadas por Sexo Sentido confiesan que alguna vez han sido «camino» o «peatón» de otros, pero desconocían que tal práctica tuviera nombre. Así lo cuenta la cibernauta Nube azul, quien asegura que en su época de gimnasta utilizaban esta práctica entre compañeras de equipo para relajar mutuamente los músculos de la espalda.

Otros dicen que no se atreverían a hacerlo por miedo a dañar o a ser dañados, pero los expertos aseguran que el cuerpo soporta hasta el triple de su peso, siempre que se apoye adecuadamente sobre una superficie plana.

Un salto ... a la cama

Lograr que el trampling pase de simple juego relajante a una forma de estimulación sexual, implica comunicación entre practicantes y conocer el tipo de caricias que han de combinarse con los «paseos», pues a muchas personas les encanta que mimen y besen sus pies.

Entre parejas heterosexuales, lo más habitual es que la mujer camine sobre el hombre, pero no siempre tiene que ser así: ambos pueden disfrutar de forma alternativa. Depende en gran medida del estado de salud de cada quien, el peso corporal y el estado anímico.

Para la mayoría de los foristas en Vanguardia, como Yadira_lokita, tener pies limpios y atractivos es un requisito esencial. En cambio el cibernauta Dave y varios de nuestros entrevistados se mostraron menos exigentes, sobre todo si el juego se realiza en la playa o el campo.

Lo esencial es la fantasía, la creatividad, la entrega plena, coinciden todos. El momento y la duración dependen de cada persona, pero no se recomienda después de ingerir alimentos y muy poca gente refiere practicarlo por más de una o dos horas. La mayoría prefiere entre 20 y 45 minutos, en sesiones que pueden ser diarias u ocasionales, según cuentan Arianc12, Jose, Agnes y otros foristas.

Quienes gustan de experimentar emociones fuertes prueban con más de una persona encima (multitrampling), y hasta con tacones finos sobre su pecho o espalda, a lo cual llaman tacopuntura. «A mayor presión, mayor placer», es la filosofía de esa gente, muy relacionada con la concepción griega de que el hombre debía mostrar cuán fuerte era para la batalla, y cómo disfrutaba hasta el último milímetro de su amada, explica wiesener.

Explotar el factor sorpresa es uno de los placeres psicológicos a los que hace referencia la cibernauta Lisy_trample, quien recomienda hacerlo sin temor, como quien camina sobre una alfombra. Algunos cuentan incluso de sesiones de footjobs, que consiste en aplastar objetos con los pies sobre el cuerpo: frutas, globos, galletas...

Pero el trampling, como otras prácticas asociadas al placer, puede crear adicción. De ahí que se discuta si es algún tipo de parafilia, como fetichismo de los pies o sadomasoquismo, a lo que los expertos responden que ninguna práctica sexual es enfermiza mientras no genere tal dependencia que sea la única forma de llegar al orgasmo.

Desde la publicación del tema en el foro de Vanguardia, el debate ha ido creciendo más allá del espacio virtual en el que surgió. Gente nueva lo practica, se han creado listas de discusión por correo electrónico, y se intercambian fotos que para nada tienen connotación pornográfica.

Como dicen Yadira, Mike08, Chica pies descalzos, Claudia y otros tantos «iniciados», el trampling proporciona placer, diversión, cultura, complicidad, salud, y además ayuda a vencer la monotonía de la vida sexual y familiar.

Con ese espíritu puede ser bienvenido en nuestra sociedad sin conservadurismo ni tabúes, pues disfrutar al máximo de nuestros cuerpos es tan puro como deleitarse de vez en cuando con una copa de buen vino: el néctar cristalino de los dioses.

Pregunte sin pena

L.A: Empecé a verme con una muchacha de mi aula. Compartimos momentos lindos y me siento bien con ella, pero está comprometida. Dice que es infiel a su novio porque la iba a dejar por otra, aunque después volvió con ella. El problema es que me está gustando y no quiero meterme muy adentro porque me voy a enamorar. Yo creo que le agrado porque recuperó lo olvidado por su novio que son los detalles, las caricias, etcétera. No debo preguntar, porque si se lo hizo a él me lo puede hacer a mí también, pero ¿podrá dejar ella a su relación de cinco años para empezar conmigo? Jamás le preguntaría a ella porque le temo a su actitud. Quién mejor que usted para que me dé un buenconsejo.

No sabemos nosotros qué hará ella, tampoco podemos preguntarle. Eres tú el más indicado para ello. Su actitud también sería parte de su respuesta. Dicha pregunta es una proposición de amor y antes debes saber hasta dónde quieres llegar con esta mujer que te está enamorando, aunque al mismo tiempo ha sido infiel al novio con quien está comprometida. No es solo ella quien decidirá.

Ahora, pareces confundido. Por un lado sabes que no dejará a su novio, pero te preguntas si sería posible que asumiera una relación comprometida contigo. No quieres enamorarte pero te está gustando hasta sentirte temeroso de tu posición. Finalmente, dudas asumirla como novia porque crees que también podría serte infiel.

Entonces, antes de emprender acción alguna debes saber más de ti. Si verdaderamente no quieres seguir enamorándote y temes vivir con la incertidumbre de su infidelidad, puedes terminar la relación ahora mismo. No lo haces. ¿Por qué? Si no estás dispuesto a ello, entonces tal vez mejor te valga confesarle tu amor y llevarla a elegir. Si tampoco logras esto, vale que entiendas tus razones. Aunque no lo pienses también están decidiendo. Se están involucrando aunque con las alas atadas.

Mariela Rodríguez Méndez, Máster en Psicología Clínica, Consejera en ITS y VIH/sida. Psicoanalista

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