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Eligen tercer delegado directo al IX Congreso de la UJC

A sus 23 años, el villaclareño Javier Peña Álvarez, profesor de teatro para niños de la escuela de instructores de arte Manuel Ascunce Domenech de esa provincia, confía en que los jóvenes cubanos tienen historias decisivas por escribir

Autor:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

SANTA CLARA, Villa Clara.— Vivir una suerte de doble condición que lo ha hecho grande, creer con igual fuerza en  una pasión que, al decir del poeta, es ser al mismo tiempo «flor y estrella de mar», pensar desde la creatividad del artista por el mejoramiento futuro de Cuba, son razones que aparecen con guión en el libreto cotidiano de este joven.

Fue redescubierto la víspera aquí en un «escenario» al que su propio colectivo decidió que fuese él quien subiera, para convertirse desde ahora en uno de los protagonistas de la máxima cita de la UJC.

A sus menudos 23 años, el villaclareño Javier Peña Álvarez, profesor de teatro para niños de la escuela de instructores de arte Manuel Ascunce Domenech, de esta provincia, confía en que los jóvenes cubanos tienen historias decisivas por escribir.

«Desde luego, somos resultado de una nueva etapa histórica, somos otra generación a la que no le tocó asaltar el Moncada, ni venir en el yate Granma, ni subir a la Sierra Maestra, pero que ha de estar igual de comprometida con el futuro revolucionario. Creo que ningún joven de aquí puede permitirse hoy el lujo de ser indiferente ante los desafíos de un país que vive momentos trascendentales.

«Especialmente a los instructores de arte nos atañe el deber de ayudar al rescate y a la consolidación de los valores más autóctonos de nuestra cultura nacional. Todavía nos queda mucho por hacer para excluir de la mentalidad de algunos jóvenes expresiones bastante groseras y banales que nada tienen que ver con los principios formativos del proyecto social cubano.

«Desde cualquier rincón de esta Isla hace falta levantarle hoy un cerco grande a todo lo que obstaculice y degenere nuestra identidad. Para eso se requiere de una promoción efectiva y comprometida a la hora de enseñar a apreciar nuestro arte, y de incentivar un gusto estético que nos haga crecer como nación».

Javier se nos reveló como un hombre sin disfraces para la escena diaria; alguien que ha sabido interpretar con pericia el auténtico rol de un joven cubano actual sobre las «tablas» de una escuela inaugurada por Fidel, y declarada Centro de referencia nacional.

Actual vicepresidente de la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM) en Villa Clara, graduado más integral de su año, premio nacional a la mejor actuación y a la de mejor puesta de escena en el primer y segundo festivales de la BJM, respectivamente, y medalla de Servicio Distinguido de las FAR, resultan «ejecuciones» especiales en la vida de quien ya abriga expectativas de cara al cónclave juvenil.

«El éxito de una cita tan decisiva estará en la profundidad, en la madurez de pensamiento, en las propuestas y en la búsqueda de alternativas que confrontemos allí. De nada valdrá debatir si no atemperamos nuestros juicios al contexto cubano, a lo que realmente necesita. Ese será el momento donde se tracen caminos, se funden proyectos y se vislumbren luces que nos conduzcan con acierto por el curso venidero de la Revolución».

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