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Cuando el traslado «suena»

Las tardanzas en los traslados de teléfonos en el país marcan tiempos irritantes, incluso de numerosos años. Esta insatisfacción afecta hoy a 14 000 clientes de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba

Autor:

Yunet López Ricardo

Casi dos años y medio ha pasado desde que Edith Zamora solicitó un traslado telefónico de Campechuela, Granma, para su actual dirección en el reparto habanero de Alberro. Aquel 1ro. de octubre de 2014, día en que inició sus gestiones, no imaginó que por esta causa visitaría en más de 15 ocasiones el Centro de Etecsa en el Cotorro.

Según Edith, ella inició los trámites en la oficina de Campechuela y en la del Cotorro entregó el contrato. «Al mes regresé y me dijeron que Alberro no era el lugar más difícil; pero en noviembre de 2014 me informaron que debía esperar hasta finales de diciembre. Ya en febrero de 2015 me hablaron de problemas técnicos, de una grúa, que esperara hasta el 28 de febrero», dice.

Y así volvió Edith en abril y le dijeron que hasta junio, y en los meses siguientes en muchas ocasiones fue hasta la oficina de Etecsa en el Cotorro, donde ya le aclararon que la solución a su problema es que algún vecino del edificio se mude y deje la línea libre. «No hay capacidad en Alberro, pero no me lo explicaron desde el inicio», increpa.

Según autoridades de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, la respuesta de si es posible su gestión o no, se le debe dar al cliente en el plazo de 15 días de realizada la solicitud. Es el tiempo que ellos emplean para ir hasta el lugar y comprobar si existe la facilidad.

¿Por qué Etecsa en el Cotorro demoró casi 12 meses en dar respuesta a esta anciana de 75 años cuando dos semanas es el plazo para decidir?

Al decir de Odalis Montiel, directora adjunta de la División de Servicios Fijos de Etecsa, en los últimos años ha crecido el número de solicitudes de traslado, y sobre estas son la mayoría de las quejas que recibe la entidad, muchas de ellas remitidas a JR, como fue el caso de Edith.

Lo lamentable es que su historia no es la única, sino que muchos cubanos son víctimas del ya conocido peloteo durante estos trámites.

¿Por qué unos sí y otros no?

La doctora Ana Jenny Pérez hace más de un año solicitó el traslado de su teléfono fijo desde Cádiz No. 252, entre Consejero y Cruz del Padre, a su actual residencia en Panchito Gómez No. 253, entre 20 de Mayo y General Aguirre. Este cambio no es como el de Edith, de Granma para la capital, sino a solo seis cuadras dentro del municipio habanero del Cerro.

Cuenta Ana Jenny en carta enviada a JR que el director de la Oficina de Etecsa de Príncipe, en Carlos III, le dijo que «no hay inversiones en la zona, pues la densidad de teléfonos por persona es superior a la demanda de traslados». Argumento que no la convenció: «Porque yo tengo mi teléfono, mi línea, solo necesito el traslado en el mismo municipio».

Además le informaron que tenía cinco personas delante en la misma situación. Hace unos meses se colocó un nuevo teléfono cerca de su casa en una vivienda que nunca antes había tenido tal servicio; y Ana Jenny informó en Etecsa que en el edificio sito en 20 de Mayo No. 659, muy cercano a su vivienda, había un par vacío; pero le respondieron que «es un cable terminal del edificio y por ende tampoco le corresponde».

«¿Por qué si yo estoy esperando hace tantos años en esta zona y me dicen que no hay capacidad para el traslado al vecino del frente sí vienen y le ponen su teléfono?».

Arely González Fernández, directora de Atención a la Población de Etecsa, argumentó que aunque una persona se mude a tres cuadras de su anterior casa ya no ocupa la misma capacidad de Planta Exterior; podría conservar el mismo número, pero lo que llaman «el par» varía de una cuadra a otra.

«La red no se traslada. Si otorgan el teléfono en un sitio el cliente no puede pretender que se lo va a llevar cuando se mude, pues deben comprobar si en ese otro lugar Etecsa puede proveerlo», indicó Arely González.

Luis Manuel Díaz Naranjo, director de Comunicaciones de Etecsa, acotó que la facilidad que deja una persona a tres cuadras no funciona para otra, pues lo máximo que se podría dilatar son 150 metros de cable perteneciendo a la misma terminal.

Sobre las listas de las que hablan los clientes, Arely González esclareció que a veces ordenan los pendientes por el orden de fecha, pero como el servicio es por metros a la redonda, tendrá más prioridad cuando se vacíe una capacidad a quien puedan beneficiar las normas técnicas por su cercanía. Lo segundo a tener en cuenta es la fecha de envejecimiento.

¿Y mi teléfono?

En 2016 Etecsa recibió alrededor de 45 000 solicitudes en todo el país y ejecutó cerca de 27 000 que sí tuvieron facilidades técnicas, pero quedaron pendientes más de 14 000. De esos casos, el 80 por ciento está entre uno y tres años de espera; el 20 por ciento entre tres y diez años, precisó Odalis Montiel.

Esas cifras demuestran que aunque esta empresa resolvió en 2016 más casos de los que quedaron pendientes, aún le falta mucho para satisfacer las necesidades de los cubanos, pues no es nada fácil esperar hasta un decenio por un traslado.

Al saber esta entidad que por problemas de disponibilidad técnica tal vez no pueda cumplir en tiempo con la solicitud, el contrato que firma con el cliente al iniciar las gestiones no especifica qué tiempo demorará, y en los directorios telefónicos se puede leer: «Satisfacer la solicitud de traslado constituye una obligación de la empresa, pero este se ejecuta solo cuando hay facilidades técnicas y recursos; por ello no existe un tiempo establecido para la instalación».

La Directora de Atención a la Población de Etecsa explicó que, técnicamente, para que un teléfono se pueda instalar necesita dos condiciones: un espacio libre en la Central y otro en la Planta Exterior. Lo primero le da la posibilidad de tener un número y lo otro de acceder a un par, que es el servicio de cable desde la Planta hasta la casa del cliente.

Comentó, además, que si uno de esos elementos falla se pone esa solicitud en espera, «lo que llamamos demanda insatisfecha, hasta tanto se creen las facilidades, que generalmente requieren procesos inversionistas», subrayó.

Odalis Montiel manifestó que estas inversiones son demoradas; «necesitan ser aprobadas a la Empresa para un lugar específico. Por eso tenemos traslados con tardanzas desde hace diez años, ubicados en lugares donde nuestra entidad aún no llega con inversiones; y sí, hay mucha insatisfacción.

«Hoy en La Habana casi todas las centrales están saturadas; es decir, puede que exista el par, pero no hay número. La empresa prevé dirigir inversiones en ese sentido y aliviar al menos la provincia más compleja, La Habana, y en esta los municipios de la parte sur, donde se concentra el 29 por ciento de los traslados pendientes del país», aseguró.

Mucho por hacer

Recientemente, en la periferia de la capital se solucionó un caso que llevaba más de 20 años esperando. Pero, ¿cuántos aún quedan en La Habana y en todo el país? Según las cifras más de 14 000, y podrían seguir aumentando. Este es un problema que persistirá en Etecsa durante los próximos años. Así lo ratifican sus directivos:

«En la medida en que el país construye viviendas en localidades para las que hoy la empresa no tiene destinadas inversiones seguirán surgiendo necesidades. Las personas se mudarán, solicitarán su traslado telefónico y como no hay inversiones aprobadas, demorará, pues hoy no están a la par las inversiones que se están haciendo en telecomunicaciones con las del desarrollo habitacional», expuso la Directora adjunta de la División de Servicios Fijos.

Ante estas insuficiencias técnicas Etecsa debe velar para que, cuando existan las facilidades, se lo instalen a quien justamente le corresponda, pues, para nadie es un secreto que las carencias generan ilegalidades y esta falta de disponibilidades para el traslado de teléfonos fijos puede prestarse para que inescrupulosos favorezcan a quienes paguen por una instalación.

Los directivos aseguran que «en la Empresa, a pesar de que estamos haciendo un trabajo muy puntual, no hemos detectado muchos casos. Las personas que saben de algunos no quieren revelar nombres de los implicados, de quienes cometieron la violación; no quieren denunciar.

«Nosotros instamos a los ciudadanos que conozcan de estos hechos a dirigirse a Etecsa y denunciarlos, pues a nosotros nos es difícil detectar a quienes cometen las violaciones, aunque estamos mejorando los procesos para tener mayores herramientas de control», especificó Odalis Montiel.

Es cierto que Etecsa debe invertir para ampliar la telefonía fija en Cuba, pero en lo que llegan los recursos tiene que controlar aun más a sus trabajadores, por un lado para que ofrezcan respuestas inmediatas a los clientes y por otro para que no prioricen a quienes no les corresponda.

Mientras no haya facilidades técnicas o la burocracia y la ilegalidad entorpezcan los trámites, seguirán los clientes inconformes visitando sus oficinas; y unos 14 000 cubanos, entre los que están Edith y Ana Jenny, continúan en esta espera que desespera.

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