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¡Médico lindo y querido!

Tres galenos holguineros miembros de la Brigada Henry Reeve, que llegaron anoche a la Patria,luego de ayudar al pueblo mexicano tras el impacto de los terremotos ocurridos el pasado mes de septiembre, compartieron con los lectores de JR, vía correo electrónico, detalles sobre su vida en campaña y las experiencias vividas en tierra azteca

Autor:

Liudmila Peña Herrera

Al verlo llegar al hospital, la señora levantó sus rodillas del piso, se secó las lágrimas y le rogó que salvara a su hija y a su nieto.

Nordy Raúl Molina Valdés, especialista de primer grado en Medicina General Integral (MGI) y en Ginecología y Obstetricia, apenas tuvo tiempo de escucharla, porque de inmediato puso todos sus sentidos en función de asistir a la gestante.

«Se trataba de una paciente con eclampsia, una de las complicaciones mayores porque cursa con convulsiones. A causa de ella tenía, además, un hematoma retroplacentario. Por eso, la trasladamos con urgencia al quirófano, le realizamos una cesárea ingente, además de una histerectomía obstétrica —cuenta el doctor de 39 años, natural de Sagua de Tánamo.

Mientras atendían la salud de la madre, el bebé pretérmino estaba bajo los cuidados del pediatra Ciro Lobaina Velázquez, máster en Atención Integral al Niño y diplomado en Cardiopediatría. Dos horas más tarde, la abuela mexicana los abrazaba a ambos y gritaba: «¡Gracias, Cuba. Gracias, Fidel!».                

Cuba es confianza y solidaridad

La Brigada Médica Cubana llegó a Ixtaltepec, en el estado de Oaxaca, aproximadamente a las ocho de la noche del pasado 29 de septiembre para asistir a la población afectada por los dos terremotos ocurridos en ese propio mes.

Luciano Ferrer Proenza, especialista de primer grado en MGI y en Siquiatría de adultos, asegura que, inmediatamente después de su arribo a tierra azteca, se dispusieron a organizar las condiciones básicas para atender a los primeros pacientes en el Estadio Chenita.

«Comenzamos a desplegar el hospital de campaña la noche de nuestra llegada y nos extendimos hasta la madrugada, con un gran espíritu de unidad entre nosotros y los mexicanos. Así, con la ayuda de las autoridades del estado, instalamos luego el mobiliario clínico y no clínico», cuenta.

De esa manera, quedó listo el hospital de campaña, con locales para observación, ultrasonografía, electrocardiograma, laboratorio, farmacia y consultas, además de las tiendas de campaña que servirían como dormitorios para la Brigada.

Luego de cuatro horas que destinaron a un breve descanso, los tres holguineros se encontraban listos para «la acción» en el campamento de Juchitán, donde funciona un hospital «sobre ruedas».

«Los medios locales habían difundido noticias sobre nuestra presencia y al día siguiente, cuando iniciamos todos los servicios en el campamento donde ondea la bandera de la estrella solitaria, una larga fila de alrededor de 500 personas nos recibió. Así ha continuado desde entonces, y nosotros reciprocamos esa muestra de confianza hacia la medicina cubana entregando lo mejor de nuestra profesionalidad para aliviar los males que aquejan a los pobladores de estas tierras», advierte Ciro Lobaina, natural del municipio de Cueto.

Derribando afecciones 

Cada uno se enfoca en su misión. Entre las patologías que el obstetra atiende con frecuencia se encuentran las enfermedades hipertensivas dependientes del embarazo, tales como preclampsias graves, eclampsia, sangramientos de la primera mitad del embarazo y de la segunda mitad, fibromas uterinos gigantes con hemorragias, adenocarcinomas de endometrio, cáncer cérvico uterino, patologías del trabajo de parto e infecciones de transmisión sexual.

Por su parte, el siquiatra comenta que «asistimos a personas de diferentes estratos sociales, quienes acuden a nosotros con la esperanza de buscar alivio y solución a alguna dolencia actual o crónica acumulada por años. Pero lo más impresionante ha sido escuchar, de  los propios protagonistas, el drama vivido durante los días 7 y 23 de septiembre, cuando los sismos se hicieron sentir con mayor intensidad. Las familias que perdieron seres queridos, sus casas, sus bienes... sufren de pánico, ansiedad, depresión y todo el cortejo sintomático revelador de un evento natural de gran envergadura».

Para el pediatra, en tanto, la experiencia resulta de un incalculable valor para su formación integral, pues «he tenido la posibilidad de asistir varios nacimientos por cesáreas de urgencia», comenta Ciro, quien ha debido enfrentarse a un «cuadro de salud» caracterizado por un incremento marcado de las infecciones respiratorias, parasitarias y gastrointestinales, y ha atendido a muchísimos niños con deshidratación e infecciones de la piel.

«Me ha impactado el elevado número de infantes con enfermedades genéticas, entre ellas Síndrome de Down sin diagnóstico prenatal, algunos con anomalías del corazón concomitantes, leucemias y una elevada morbilidad por anomalías de las extremidades inferiores», confiesa quien guarda experiencias de este tipo también en Bolivia.

Mas, Oaxaca adentro, durante las visitas a campamentos de damnificados y de migrantes de tránsito por el estado, los médicos cubanos palpan una realidad que los conmueve e inquieta por su dureza.

Narra Luciano Ferrer que en uno de esos sitios conocieron a Mayda, una guatemalteca de 45 años que, en tránsito hacia Estados Unidos, dejó atrás seis hijos al cuidado de la mayor.

«Con depresión evidente, nos contó cómo fue violada por varios hombres que se aprovecharon de su fragilidad. Allí, ante mis ojos, comprobé cómo, en el afán por lograr el llamado sueño americano, muchas personas viajan de forma ilegal sin medir las consecuencias sicológicas y sociales para ellos y sus familiares», apunta el especialista.

Lo que traen a casa

En el país de las rancheras, los mariachis y el tequila, estos tres médicos holguineros quisieran «estirar» las 24 horas del día para que les alcance para más. Trabajar, escribirle a la familia y descansar lo que se pueda: en eso resumen sus jornadas. Sin embargo, el amor por la profesión se adivina tras sus letras, enviadas —con mayor o menor destreza tecnológica— vía correo electrónico.

Con experiencia de su misión anterior en el África Occidental, Luciano Ferrer confiesa que, al acostarse, pensaba «en Cuba y en los seres queridos que esperan con ansias nuestro regreso, con el deber cumplido. Por eso, aunque sea en condiciones difíciles, realizamos el trabajo hasta la hora que se necesite».

Ciro Lobaina tampoco esconde sus sentimientos: «La mayor satisfacción que me llevo a casa será la mejoría de los niños que asisto diariamente y esa sonrisa que, por instantes, traduce un “gracias, doctor”».

Nordy Raúl Molina, el entrevistado más difícil de contactar (por el escaso tiempo con el que contaba y la movilidad de su trabajo), finalmente escribió: «Aunque no tenga horario para dormir, ni para comer, ni para lavar mi ropa —porque créame, periodista, el trabajo es todo el tiempo—, esta es una experiencia inolvidable. Y es mi mejor manera de demostrar cuánto amor siento por mi patria y por mi Revolución».

 Los médicos cubanos conocieron en México casos que los conmovieron por su dureza. Foto: Tomada del perfil de Facebook de Ciro Lobaina

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