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Historietas que educan

El argentino César Carrizo aprovecha las potencialidades del cómic para llevar a centros educativos de gran parte de América Latina la idea de que puede ser una herramienta efectiva en el proceso de enseñanza

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Cada trazo busca contar un fragmento de historia. Hilvana de forma atractiva una secuencia lógica de ideas que motivan para llegar al final. Te atrapa y te conduce junto a sus diferentes personajes por toda la trama. Pocos escapan de esa magia, con la que textos y dibujos construyen una historieta.

Esta es una pasión que ha enamorado desde hace mucho tiempo a hombres y mujeres, quienes con sus creaciones han roto los obstáculos que imponen las fronteras de lenguas y ubicaciones geográficas desperdigadas por el orbe para que otras muchas personas comprendan cuanto quieren decir.

«Te da la posibilidad de que vean con una mirada distinta los acontecimientos», expresó César Carrizo, digno representante de ese quehacer, compartido con la docencia, durante su estancia en Cuba para transmitir sus conocimientos.

Invitado a la 16ta. edición del Congreso Internacional Pedagogía 2019, este argentino ha venido a la Isla, otra vez, para explicar cómo ha aprovechado las potencialidades del cómic para llevar a los centros educativos de gran parte de América Latina la idea de que puede ser una herramienta efectiva en el proceso de enseñanza.

«Desde 2004 trabajo en el proyecto Socializar la historieta, con el fin de que los docentes la conozcan como una gran herramienta pedagógica que toma mayor fuerza cuando logran comprenderla. Por ello en los talleres, conferencias e intercambio de experiencias les formulo la pregunta de qué les gustaría aprender mediante las historietas. Muchas veces no les dan el valor porque creen que al no saber dibujar no podrán trabajar con estas. Y no es así. La práctica ha demostrado que rescata potencialidades entre los alumnos, porque siempre hay alguien que dibuja», aseveró.

César Carrizo habla con conocimiento de causa, ya que potencia ese proyecto en el Ministerio de Educación en Tucumán, Argentina, desde donde ha roto muchas barreras. Justo dentro del mismo labora en otro titulado Historietas murales, a partir del cual se llenan las paredes de las instituciones con retazos de esos textos, para aprovechar los espacios con belleza y enseñanzas.

«Así el docente descubre su propia potencialidad para hacer historietas y trabajar con ellas las diversas áreas del aprendizaje. Es la primera experiencia de este tipo en América Latina; incluso, en el programa nos detenemos en cómo aprovechar las nuevas tecnologías, en tiempos donde es imposible no pensar en ellas. Ya lo hemos presentado en escuelas de Bolivia, Brasil, México… También he capacitado en el Centro Latino para el migrante, en Washington D.C. y de esa forma han sido capaces de contar la experiencia del traslado desde sus hogares hasta esa gran urbe, en busca de materializar su sueño», acotó.

Con anterioridad otros espacios de la Isla han conocido de sus saberes e impacto. «Es un gran desafío, pues en 1999 intervine como oyente y ahora retorno a ese evento como participante. En 2010 dialogué con historietistas de aquí en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, y en 2001 compartí mis creaciones en una Bienal Internacional del Humor de San Antonio de los Baños», aseguró.

Pero su relación con Cuba se entrecruza también con otra de sus pasiones: la historia de esta nación. «En mi visita acá en 1999 supe de la existencia del libro Descamisados, de Enrique Acevedo González. En mi opinión genera un relato nuevo sobre las luchas de la Revolución Cubana. Cuenta, de una forma dinámica, aspectos de gran trascendencia. Rompe así con la estructura rígida de contar la historia de determinada manera, que también es válida, pero que no se hace atractiva para la juventud porque los lenguajes de estos tiempos requieren de otros ritmos».

—¿Por qué nuestra Revolución y sus líderes son objeto de sus historietas?

—El mismo carácter socialista ha provocado que muchas personas han querido manipular sus conceptos; sin embargo, luego que conocí a Cuba me convencí de que hay que vivir sus interioridades. La Revolución Cubana es un ícono de la historia latinoamericana, un verdadero referente para proyectos de liberación en el combate de las ideas desde la educación.

 

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