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Montados en coches made in China

El servicio nacional de transportación por ferrocarriles marcó desde el sábado último un nuevo hito en la historia de este medio en Cuba. Los primeros viajes en tren con mayor confort y funcionalidad, todavía con sus contratiempos, ya son una realidad

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Montarse o descender del coloso de hierro con sus nuevos coches made in China resultó un acontecimiento desde el sábado último y también durante la semana que termina. No podía ser de otra manera pues la muy anunciada noticia marcó otro hito en la historia de nuestro ferrocarril si tomamos en cuenta los elementos que ahora se unen.

Hace 45 años que al país no estrenaba coches con cero kilómetro recorrido, la entrada en funcionamiento de los mismos tiene lugar justo en el verano y la adquisición de los medios de transporte —un primer lote de 80 ahora, y cifras similares para 2020 y 2021—, significan inversiones millonarias por parte del Estado.

Quizá por ello cuando pasen los años no solo a los medios de comunicación tocará la dicha de haber dejado constancia del viaje inaugural Habana-Santiago de Cuba; también esa posibilidad la tendrán las decenas de personas que al pie de los raíles o desde el portal de su casa, saludaron, filmaron o tomaron fotos mientras el tren pasaba o llegaba a alguna provincia.

A muchos pudo vérseles, móvil en mano, grabando el chequeo de los boletos, el abordaje, el confort y los primeros minutos de cada uno de los trayectos del gigante de hierro, ahora pintado de azul, incluso pasada la media noche, como sucedió en Ciego de Ávila, Camagüey o Las Tunas, donde estoy seguro que nadie durmió la noche del sábado.

Juventud Rebelde vivió la travesía desde La Habana hasta Santiago a lo largo de los más de 800 kilómetros que conforman ese recorrido, y aunque con algunas dificultades, la satisfacción ante el confort, la funcionalidad y calidad del servicio, fue la carta de presentación de los pasajeros que, sonrientes, descen-dían en cada estación.

Un cambio de 180 grados

                                                                                            Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

«Oye socio, esto no es de juguete, es de verdad», le dijo uno de los pasajeros por su móvil a quien tenía del otro lado. Y al mismo tiempo comenzó a explicarle: «Los coches están buenísimos, el aire esta fuerte, los asientos cómodos y hasta tenemos una persona que nos atiende».

El joven estuvo medio estupefacto al entrar al tren, tal parecía que el teléfono móvil fuera un fijo, pues no paró de dar detalles. Pero no fue el único. Yolanda Lovaina Acosta, afirmó que se sorprendió con el circuito interno de televisión, los asientos reclinables, así como con el acceso a una aplicación informática que brinda pormenores de la ruta.

«Ahora existe un mejor trato en las terminales y tienen mayores condiciones. También las ferromozas son más atentas y te explican todo en detalle. Ojalá no sea solo para el viaje inaugural, sino que se mantenga por siempre, y también que nosotros cuidemos estos coches», expresó el matancero Jorge Milán García.

Esto ha dado un cambio de 180 grados, afirmó Juana Díaz Gutiérrez, y continúa: Yo que llevo años viajando en tren, por ser más económico, le digo que ahora está mejor. Viajar en aquellos coches era una incomodidad tremenda por el calor, la suciedad —que también es culpa de uno—, la rigidez de los asientos… además, no existía buen trato.

Cada pasajero recibe al ocupar su asiento un plegable que contiene las normas de disciplina social en el tren, el origen y destino de los mismos, las paradas comerciales de cada uno, las regulaciones sobre el equipaje, los objetos prohibidos a bordo, así como también otras orientaciones con el boleto.

Yilaisy Auevedo Carracedo fue de las personas que elogió la oportunidad de contar con este documento, algo inédito en el servicio por trenes. Ella, quien vive en Palma Soriano, cuenta con un pasaje que tiene servicio intermodal. «Esto es otra comodidad, pues esa alternativa emplea ómnibus para transportar a los pasajeros desde los municipios hasta la capital provincial y viceversa.

«Antes, cuando llegaba a Santiago tenía que coger una máquina que me costaba 50 pesos para llegar a mi casa. Ahora con este servicio existe una guagua que espera a los pasajeros, y por solo diez pesos, los lleva hasta su destino final. Eso es muy beneficioso», señala.

Y Juan Carlos Bell, su coterráneo aseguró: «Yo me fui el viernes (12) en el otro tren, y estuve 26 horas con 30 minutos, y en este solo 16, así que el atraso de dos horas es lo de menos, y lo compensa el buen trato, la seguridad; por eso este tren hay que cuidarlo y educar a la población en el tamaño de los equipajes y en el comportamiento dentro del mismo, para que no molesten a los demás».

Insatisfacciones abordo

Es difícil que las cosas sean impecables la primera vez, cuando apenas todo comienza a funcionar. Entonces, es evidente que haya inconformidades. Algunos pasajeros se refirieron a la merienda y no precisamente a su calidad, sino más bien a que es una sola y el trayecto, por ejemplo, del viaje Habana-Santiago es bastante largo, por lo que alertaron sobre la necesidad de habilitar un   coche o sitio donde adquirir confituras, panes, refrescos u otros alimentos.

Otros aludieron a la comercialización de los pasajes, pues en algunos destinos se vendieron los asientos dobles y cuando eran chequeados ya estaban ocupados; y hubo quienes mostraron preocupación porque en varios vagones los baños se quedaron sin agua. Son detalles —según conocimos—, que también han ocurrido en otros trayectos como el de Habana-Guantánamo.

Sin embargo, esas y otras cuestiones relacionados con las condiciones técnicas y operacionales fueron evaluadas in situ en todo el trayecto del viaje inaugural por autoridades de la Unión de Ferrocarriles de Cuba (UFC) y del Ministerio de Transporte, encabezados por Marta Oramas Rivero, viceministra primera de ese organismo.

Precisamente, al llegar a la estación ferroviaria Senén Casas Regueiro, de la ciudad indómita —con dos horas de retraso—, Oramas Rivero aseveró que las incidencias del primer viaje serán cuidadosamente analizadas y en consecuencia, se adoptarán las decisiones pertinentes.

Debemos recordar que el viaje de prueba se hizo con los coches vacios y con una formación diferente de estos. Hay cosas que tenemos que ajustar, mejorar y evaluar entre todos, a partir de lo que hemos visto y de los criterios de la población, porque ellos son nuestros jueces. Nuestras conclusiones y las modificaciones que se hagan se las informaremos, aseguró.

También recordó que las locomotoras para estos viajes siguen siendo las mismas, pues aun no han llegado las adquiridas por Cuba. «Las que teníamos las reparamos pues no quisimos demorar más el servicio y menos en el verano. Todo ello es parte del programa de modernización del ferrocarril en Cuba, que impulsa el país hace años».

Junto a la buena nueva de los coches chinos llegaron también otras como la rigurosa preparación que recibieron las tripulaciones —desde ferromozas, maquinistas y técnicos—, así como también el acondicionamiento de terminales y de áreas comerciales, operacionales y técnicas de la UFC.

Como han dicho los directivos de Transporte, como promedio, cada viaje con los nuevos coches tiene capacidad para mover a alrededor de 766 pasajeros, lo que implica un desafío para los trabajadores ferroviarios, pero también un compromiso de los usuarios de preservar el servicio de transporte masivo y más barato que tiene el país.

MONTARSE o descender del coloso de hierro con sus nuevos coches made in China resultó un acontecimiento desde el sábado último y también durante la semana que termina. No podía ser de otra manera pues la muy anunciada noticia marcó otro hito en la historia de nuestro ferrocarril si tomamos en cuenta los elementos que ahora se unen.

Hace 45 años que al país no estrenaba coches con cero kilómetro recorrido, la entrada en funcionamiento de los mismos tiene lugar justo en el verano y la adquisición de los medios de transporte —un primer lote de 80 ahora, y cifras similares para 2020 y 2021—, significan inversiones millonarias por parte del Estado.

Quizá por ello cuando pasen los años no solo a los medios de comunicación tocará la dicha de haber dejado constancia del viaje inaugural Habana-Santiago de Cuba; también esa posibilidad la tendrán las decenas de personas que al pie de los raíles o desde el portal de su casa, saludaron, filmaron o tomaron fotos mientras el tren pasaba o llegaba a alguna provincia.

A muchos pudo vérseles, móvil en mano, grabando el chequeo de los boletos, el abordaje, el confort y los primeros minutos de cada uno de los trayectos del gigante de hierro, ahora pintado de azul, incluso pasada la media noche, como sucedió en Ciego de Ávila, Camagüey o Las Tunas, donde estoy seguro que nadie durmió la noche del sábado.

Juventud Rebelde vivió la travesía desde La Habana hasta Santiago a lo largo de los más de 800 kilómetros que conforman ese recorrido, y aunque con algunas dificultades, la satisfacción ante el confort, la funcionalidad y calidad del servicio, fue la carta de presentación de los pasajeros que, sonrientes, descen-dían en cada estación.

 

Según las normas establecidas cada pasajero tiene derecho a llevar una maleta de mano y otras dos acompañantes. Cada uno de esos maletines debe estar dentro de los límites de 75x50x40 cm, o no exceder los 160 cm en la sumatoria de largo, ancho y altura. Foto: Maykel Espioza Rodríguez.

 

 

 

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