Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dar más vida a sus años

Dos jóvenes federadas guantanameras mantienen viva y actuante a una de las más auténticas organizaciones de masas constituidas pocos años después del triunfo de la Revolución: la Federación de Mujeres Cubanas

Autor:

Haydée León Moya

Pregunto por Pueblo Nuevo. Un joven señala y dice que es allá, después de la línea del tren. Y allí pregunté por la calle 17 y por Yoito. Me responde que él vive un poco más abajo. Llego más abajo y veo que la suerte me acompaña. Porque el mismísimo niño así nombrado me dice que es él y que para qué me puede servir.

«¿Tú eres el federada?» Me contesta con otra interrogante. «¿El quéeeee?». «El federada», le repito. «Soy varón, señora, así que en todo caso federado». «Pero me han dicho que te gusta ser de la federación, ¿es verdad?». «No señora, a mí me gusta ayudarlas, que es otra cosa». Me mira con mala cara. Trato de arreglar el malentendido. «Quise decir eso, que las apoya, ¿y por qué?», vuelvo a interrogarlo…

«Pues, porque ellas andan siempre muy ocupadas y quieren que la Federación ande bien y yo también. Porque le voy a decir algo, antes no era como ahora de un tiempo para acá, desde que está Yuke». «¿Y quién es ella?». Me dice que pregunto demasiado y él está apurado, que iba a buscar el pan, que la buscara en el Gobierno y se perdió calle abajo…

Yoito, de quien antes de conocerlo solo sabía que era un chico bueno, muy activo y que se vinculaba con las federadas, tal vez nunca sepa que soy periodista y que de todas formas, aunque me dejó plantada en plena calle 17 de Pueblo Nuevo en el municipio guantanamero de El Salvador, y sin alcanzar a saber su nombre y apellidos, me dio las primeras pistas, y no solo para encontrar a quien en realidad buscaba.

Con Yuke, en la sede del Gobierno municipal donde presta servicios actualmente, de lo primero que hablamos fue de su nombre, del que me dice que sí, que clasifica entre los raros de la generación de las Y. Yuskenia, pero ella misma se consuela con que sus apellidos no lo son: Duvergel Islén.

Luego le cuento del «choque» con el niño de la calle 17 y me habla de él, pero sobre todo de su accionar en la organización femenina.

«Yoito es un encanto, tiene 11 años y pertenece, sin complejos, a la brigada juvenil Aquí estamos. La integran dos niñas que pronto cumplen 14 años, la edad establecida para ingresar a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), y Yoyito. Son los activistas de cotización en nuestra delegación, que es la número siete del bloque dos.

«Ya usted sabe, no es que la gente no quiera pagar, es que a veces da trabajo esa gestión, que aunque no es el más importante de nuestro deber como federada, es una de las cosas que debemos hacer y no siempre ni en todas partes anda bien.

«Cuando me eligieron secretaria general del bloque tenía 27 años y trabajaba en el Centro de Diagnóstico y Orientación del municipio, porque soy defectóloga de profesión, y aunque tenía muchas ocupaciones, no quise justificarme para no ocupar esa responsabilidad. Los jóvenes tenemos que dar siempre el paso al frente porque nos toca dar continuidad y más vida al trabajo que, como el de la FMC, ayuda a preservar el legado de Fidel, y la Federación es obra suya.

«Pues entonces, como le decía, entre todas las mujeres pensamos cómo resolver algo que era un problema, porque lo que no debe ser es que hoy se te aparezca una, mañana otra apurada por salir de eso y te diga, vamos los tres pesos. Si es trimestral, anual, como está establecido o las mujeres se comprometan a cotizar tiene que tener una organización.

«Por eso creamos la brigada juvenil de la cual le hablaba. Ellos pasan, tres veces al mes, siempre en las mismas fechas, tocando las puertas de las federadas. Esos niños son muy educados y la gente del barrio los quieren y las 55 integrantes de la delegación cooperan, sin problemas.

«Nos reunimos cuando hace falta, cada dos meses casi siempre, como establece el funcionamiento. Y debajo de una mata de mango que hay en el barrio, con mucho fresco, buscamos la forma para que todo el mundo esté sentado. Porque a veces ves a las gentes por ahí en las reuniones de los barrios, todos parados, locos porque se acabe aquello para irse a sentar a su casa. Desorganizado como la cola del pan, no, así no te prestan atención.

«Y hay que llevarlo todo bien pensado y organizado para que sea ágil. Así lo hacemos y aprobamos un plan con actividades que no solo tienen quién ayudará a quien se le encargue la tarea en el ejecutivo, que nosotros lo tenemos completo y muy estable.

«Por eso las cosas nos salen, lo mismo, si organizamos un trabajo voluntario para chapear los alrededores, limpiar los jardines, sembrar árboles. Casi siempre lo hacemos el último domingo del mes. En las reuniones definimos quienes llevan el agua, quien el refresco y si aparecen otros voluntarios a la hora del trabajo, mejor.

«Una muchacha de la cuadra siempre comentaba, cuando al principio asumí la delegación: “Aquí no funciona la Federación, solo cobrar y a veces”. Me le acerqué y le pregunté: “¿Y tú qué has hecho para cambiarlo si eres miembro de la FMC?”. Y me dijo: “Yo nada”. “Entonces cómo va a funcionar si la Federación soy yo, eres tú… somos todas, no quienes la dirigen”.

«En la primera reunión para completar el ejecutivo, ella misma se propuso y lleva más de cinco años con esa responsabilidad. A lo mejor nunca nadie le dijo nada. Con la gente hay que hablar, y comprometerla», afirma.

Otra mirada

Villa Toa es una comunidad nueva y distante del centro de la ciudad, en un derredor no precisamente urbano. El barrio de los militares, así le llaman, por la cercanía que tiene con varias unidades militares y porque militares son casi todos sus habitantes.

Es también renombrada por lo bien que funcionan las organizaciones de masas, entre ellas la FMC, y dentro de la que agrupa a las mujeres resalta la delegación ocho del bloque cuatro, donde se desempeña como su secretaria general una joven que no es precisamente militar.

También de la generación de las Y. Su nombre es Yairi Fernández Castellanos, de 32 años de edad, licenciada en Derecho y actualmente secretaria de la Comisión Electoral Provincial. Simpática, de poco hablar, pero muy precisa y elocuente.

Me imagino, le comento a la también madre de dos niñas y esposa de un militar, que no te resulte fácil el trabajo de la delegación con tantas responsabilidades que tienes encima.

Y me dice que no, porque todo lo que es preciso hacer para echar adelante el quehacer de la organización, jamás lo podría hacer sola, aunque fuera ama de casa. Entonces me habla de cómo lo hace en un barrio donde casi todas las mujeres trabajan, salen muy temprano y llegan muy tarde a la casa a realizar sus quehaceres.

«Buscando el mejor momento y espacio para dar tareas y buscar la contribución de la gente. También, tratando de que en cada tarea logres comprometer a la mujer ideal que le guste o tenga interés en hacer lo que le estás pidiendo, lo logras.

«Si en algo es bueno que todas las del barrio se inmiscuyan, es en el trabajo de la Federación. No logras mucho el ejecutivo solo, por muy organizado que sea todo, porque la gente no la siente suya, que es lo que lamentablemente sucede en algunos barrios.

«En nuestra delegación ha impactado no solo en las mujeres, sino en toda la comunidad, el hecho de que aprovechamos que tenemos la historia viva allí, la de muchos compañeros que fueron combatientes y hacemos algo que llamados Té Fidelista, que es un espacio para dialogar no solo sobre el legado del Comandante en Jefe, si no en qué hacer para preservarlo.

«Conformamos valijas para ayudar a familias con desventajas sociales, porque aunque lo que más tenemos es la llamada familia clásica: mamá, papá y uno o dos hijos, también las tenemos de mujeres que cuidan solas a sus hijos, ancianos enfermos, y es tarea de la Federación atender a las familias.

«Otra cosa importante es que no puedes relegar a esas mujeres que llevan años dirigiendo y haciendo bien el trabajo de la organización. Al contrario, hay que aprovechar su sabiduría. A las jóvenes nos toca hacer lo que ellas en su tiempo. Tengo un ejecutivo en el que la mayor soy yo, muy jovencitas las demás y muy trabajadoras», dice.

En la sede de la FMC de la provincia supe luego que las delegaciones de Pueblo Nuevo, y de Villa Toa, están entre las de mejor y más efectivo funcionamiento en Guantánamo. Son protagonistas sus ejecutivos e integrantes, pero en especial sus secretarias generales, de actividades diversas, bien coordinadas con el Inder, Salud Pública y Educación y con las organizaciones de masas, y con muchas iniciativas en la atención a la mujer y la familia.

Un quehacer a nivel de delegaciones que se manifiesta en muchos barrios y hacen posible que siete de los diez municipios guantanameros hayan obtenido este año la condición de Destacado a nivel nacional, y la provincia la de Vanguardia Nacional, la cual recibirá oficialmente este viernes, aniversario 59 de la fundación de la FMC.

Más que títulos, una distinción a quienes hacen bien lo que toca, aunque todavía les quede mucho por hacer. Un estímulo a muchas jóvenes y no muy jóvenes mujeres, de las más diversas generaciones de nombres, que se empeñan y por eso logran, dar más vida a los años de una de las organizaciones más activas y auténticas del país.

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