Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Traductor cubano en tiempos de coronavirus

Un guía de turismo ofrece sus servicios como traductor en el centro de aislamiento del Hospital Clínico Quirúrgico Docente Mario Muñoz Monroy

Autor:

Hugo García

 

MATANZAS.— Como muchos otros jóvenes cubanos que enfrentan al coronavirus en puestos de trabajo vitales, la labor de traductor de Yoendris Rojas Fuentes, residente en la ciudad de Matanzas, no queda relegada en estos días, cuando todos estamos abocados a disminuir la propagación de la pandemia.

Sin dudas, el trabajo de traductores e intérpretes entraña riesgos de todo tipo, desde equivocarse en una frase que cambie su sentido y con ello provoque algún perjuicio, hasta verse en trances como los de esta época, en que puede peligrar la salud y la vida ante la COVID-19.

Durante los conflictos armados en países extranjeros, los intérpretes y traductores desempeñan un papel fundamental para mediar entre ejércitos cuyos idiomas son distintos. Aunque esta guerra del coronavirus no detona costosos misiles, si se muestra como una «bomba» global, y su manejo requiere, como en los grandes conflictos bélicos, de especialidades que ni remotamente uno cree indispensables para afrontar los dolores humanos.

«Estoy un poco tenso, pero uno entiende el momento y la situación… y con nuestra Revolución hemos aprendido que uno debe asumir el papel que le toca en el momento que se necesite», revela Yoendris, de 35 años de edad y guía turístico de la Agencia Cubatur, en la Sucursal Varadero.

«Se comunicaron con la agencia desde el Hospital Clínico Quirúrgico Docente Mario Muñoz Monroy, convertido en Centro de aislamiento para casos sospechosos y confirmados de la COVID-19, porque necesitaban un guía traductor para ayudar en la comunicación con unos clientes hospitalizados, específicamente en idioma alemán», explica el Licenciado en Turismo, quien se comunica en inglés y alemán.

«Estoy dispuesto a brindar mi ayuda en lo que haga falta, tanto a los clientes como al personal de la salud, porque sabemos lo difícil que es estar incomunicado, mucho más en estos tiempos en que las personas se desesperan, sobre todo si están lejos de su tierra y familiares.

«Estamos expuestos directamente a los riesgos de esta enfermedad por estar en contacto con turistas foráneos y podría pasar que tenga que estar en una cuarentena, pero no importa, porque creo que la vida de esos clientes también es nuestra responsabilidad.

«Me imagino lo difícil que sea para cualquier persona estar hospitalizado en un centro donde no pueda comunicarse, y lo mismo para los médicos que necesitan saber cómo se siente el paciente. Por eso considero que es importante la presencia de un traductor en el centro de aislamiento.

«Desde que se decidió cerrar los hoteles he trabajado en el traslado de los turistas que quedan en el polo de Varadero hacia el aeropuerto internacional Juan Gualberto Gómez, para garantizar el regreso a sus casas.

«La agencia, desde que comenzó la pandemia, nos dio asesoramiento y capacitación sobre las medidas de protección, y concretamente las medidas a la hora de realizar nuestro trabajo, que implica estar interactuando con extranjeros».

¿Los turistas te preguntan por algo específico?

— Han tenido mucha información en sus hoteles por parte de los Ministerios del Turismo (Mintur) y de Salud Pública (Minsap), incluso por otros canales, y están claros de la situación, entienden perfectamente el protocolo del país. De todas, formas he hablado el mínimo posible con ellos, (evito el diálogo excesivo y muy cercano), pero de manera general se han mostrado cooperativos y comprenden las decisiones y el proceder del Gobierno cubano.

¿Un poco difícil si se trata de tecnicismos médicos?

— El dominio de tecnicismos es difícil y mucho más en salud, porque nuestros conocimientos como especialistas en ambas lenguas evacúa dudas y facilita la comunicación, pero si tenemos que explicar, por ejemplo, el uso de determinado medicamento propio de nuestro país, las contraindicaciones u otra información, es bastante complejo, aunque te auxilies de profesionales de la salud.

¿Te preocupa haber compartido el mismo medio de transporte con turistas?

— Sí, esos son los riesgos. He tenido que viajar numerosas veces en el mismo ómnibus junto con los choferes, pero uno ve las noticias y aprecia a otras personas que igualmente se exponen para salvar vidas, como los médicos, el personal de la salud, y ustedes mismos, periodistas que entrevistan e informan… Entonces uno se concientiza y dice: si ellos lo hacen, ¿cómo yo no lo voy a hacer?, si este es mi trabajo y mi deber.

«Uno tiene cierto temor, pero la conciencia, la solidaridad y los valores inculcados durante años en Cuba hacen que nos sobrepongamos al riesgo y entendamos cuál es el deber que debemos cumplir, y lo más importante: qué corresponde hacer en este momento».

— Y la familia, ¿qué te dice?

La familia está bien, siempre muy preocupada. Cada vez que voy a salir me recalcan que tome las medidas de protección. Vivo con mi mamá y mi tía, y tengo un hijo que no vive conmigo. Ellas entienden que ese es mi trabajo y lo tengo que hacer, porque mi oficio podría ser importante para un grupo de personas que lo necesitan. Yo también trato de ser responsable, me protejo bien y con disciplina me he enfocado en la situación para seguir activo cuando me necesiten.

— ¿Cómo fue la comunicación con el turista alemán?

— Estaba preocupado con su situación, sobre cuándo se iría y cuánto tiempo estaría hospitalizado. Quería comunicarse con su familia y en eso fue ayudado. Hablaba mal el inglés, que es el idioma que dominan los médicos. Todo salió bien. Pienso que el turista quedó satisfecho con las aclaraciones de los médicos y con mi ayuda para comunicarlos con ellos.

Como una confirmación, escuchamos la frase de despedida del paciente: Vielen Dank für alles. Ich hoffe, bald wiederzukommen (Muchas gracias por todo. Espero regresar bien y pronto); a lo que el joven respondió, alejado prudencialmente, con su nasobuco bien puesto y un saludo cordial con las manos: Ist in guten Händen. Alles wird gut, keine Sorge (Está en buenas manos. Todo va a estar bien, no se preocupe).

Al despedirnos de Yoendris, recordamos el vetusto proverbio árabe que sugiere no abrir los labios si no estamos seguros de que lo que vamos a decir es más hermoso que el silencio. Sin dudas una máxima de esta profesión.

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