Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Loma que después fue Sierra

La elevación de La Yaya era la cumbre preferida del entonces adolescente Fidel Castro. Un proyecto asociado a su pasado de aventuras e historias se gesta en Birán

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

«Fidel recorría en Careto las cercanías de la casa con los aires de los indios norteamericanos de rostros pintados y cabezas emplumadas, tan célebres entonces en las revistas de historietas».

Fragmentos como este, del libro Todo el tiempo de los cedros (de Katiuska Blanco), inspiraron al historiador-investigador Antonio López a concebir su proyecto Viaje a las raíces, una recreación de aquellos recorridos de adolescente del Comandante en Jefe por las elevaciones circundantes al hoy Monumento Nacional Conjunto Histórico de Birán, en Cueto, Holguín.

El proyecto rememora las cabalgatas en Careto, aquel corcel dorado de pequeño tamaño, montado por un aprendiz de expedicionario que siendo aún púber no se separaba de su Winchester 44 mientras exploraba las montañas y bosques que limitaban los predios de su padre, Don Ángel Castro, gallego que prosperó procurándoles amparo a personas de bajos ingresos de diversas nacionalidades, y hacía negocios con la United Fruit Co., transnacional estadounidense dedicada al cultivo de banano, propietaria desde 1901 de unas 8 200 caballerías que bordeaban las bahías de Nipe y Levisa.

Al futuro Comandante en Jefe de la Revolución Cubana le atraían la aventura y el oxígeno que bajaba de Pinares de Mayarí, sin importarle un casual encuentro con los bandoleros que asolaban la región o la inminencia de la noche que llegaba. La Yaya, su cumbre preferida, le daba una vista completa del panorama familiar, y quizá la recordó muchas veces en la Sierra Maestra, cuando peleaba contra la dictadura en una topografía bien recóndita.

Ahora al historiador López lo apoyan personas como Raúl Moreno, «Jalín», campesino de la comunidad Mártires de Birán, en su propósito de conocer más sobre La Yaya y completar su proyecto.

En compañía del historiador-investigador, trabajador del Conjunto Histórico de Birán por más de tres décadas, este reportero tuvo la oportunidad de ascender el sendero rocoso y polvoriento, orillado por vegetación de cordillera, donde se forjó el rebelde de Cayo Confites, el líder del Moncada, el estratega de las batallas del Jigüe y Playa Girón…

—¿Cómo se gestó Viaje a las raíces?

—Escrutando, revisando bibliografía sobre el Comandante en Jefe, pude percatarme de que muchos coinciden en que Fidel, en su etapa de juventud, y sobre todo cuando venía de vacaciones a Birán en la adolescencia, visitaba la loma de La Yaya y hacía prácticas de tiro con las frutas, porque siempre le gustó escalar montañas y hacer deporte. ¿Quién iba a pensar que esos parajes serían una suerte de laboratorio para el hombre que encabezaría después una Revolución en las mismas narices del imperialismo yanqui?

«Fidel disfrutaba la altura de esa elevación, desde donde efectuaba una exploración visual, y otras atracciones de la montaña. Por eso nos dimos a la tarea de organizar una expedición, hace pocos años, integrada por alumnos del seminternado Seis de Agosto y otros compañeros.

«Nos trazamos propósitos y los dividimos por objetivos: no fue escalar por escalar. En primer lugar, analizamos la distancia que hay del Conjunto Histórico de Birán hasta La Yaya (dos kilómetros y medio), porque hay otras elevaciones cercanas a esta: la Loma de Maceo (donde el Titán de Bronce se recuperó de graves heridas recibidas en combate), La Guanajita, El Infierno y al fondo La Mensura, con 988 metros sobre el nivel del mar».

—¿Qué valores naturales y estratégicos tiene La Yaya?

—Era curioso que Fidel la seleccionara, pues está a 480 metros sobre el nivel del mar, pero desde el punto de vista paisajístico domina a las otras alturas y ya le veía importancia estratégica, pues desde ahí el valle y sus contornos se observan muy bien.

«Entre los 16 y 18 años de edad, Fidel le confiere importancia al lugar, desde el punto de vista táctico-militar, y lo emplea para cazar gallinas de guinea, jutías y otras especies endémicas.

«Con todo lo que podamos fotografiar y registrar, propondremos que La Yaya se convierta en un sitio para el disfrute de las generaciones actuales y futuros visitantes. El llamado es a fortalecer el estudio de la vida de nuestro líder histórico, realizar acampadas y desarrollar otras actividades patrióticas».

—¿Cuánto han estudiado el lugar?

—Exploramos los senderos y descubrimos uno (hay otros muy inclinados) por donde imaginamos que él pasaba, pues parece ser de larga data. Hasta cierto punto pudiera accederse en los autos y luego quedaría la subida al pico más alto, que se alcanzaría a pie.

«Desde allí se pueden ver tres de los cuatro centrales azucareros holguineros (dos de estos en el municipio de Báguanos y uno en Cueto) y el humo de sus chimeneas en plena zafra; la bahía de Nipe, las presas Birán y Nipe y otros enclaves.

«Inclusive se divisa la zona de Mangos de Baraguá, escenario de la patriótica protesta contra el “pacificador” Arsenio Martínez Campos, y parte de otros monumentos nacionales: el Puente Natural Bitirí —fenómeno único de la geografía del Archipiélago—, la Cueva de Sao Corona, en cuyo interior se retomó la impresión, durante la Guerra Necesaria, del Cubano Libre, primer periódico independentista que se publicó en Cuba en los inicios de la Guerra de los Diez Años.

«También se distingue Barajagua, sitio enclavado en el camino que recorrió la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre entre la bahía de Nipe y su santuario santiaguero. No he podido comprobarlo, pero aseguran que con prismáticos es posible distinguir hasta la Loma de la Cruz, en la Ciudad de los Parques.

«Hasta La Yaya iban en las vacaciones Fidel y Baudilio Castellanos, hijo del farmacéutico de Marcané, y también subía con su amigo el doctor Silva, quien le atendió la hernia estrangulada a Don Ángel.

«No existe un árbol de los que él describió después. Los incendios forestales han acabado con la flora y la fauna autóctonas. Trataremos de sembrar variedades frutales y maderables apropiadas para que vuelvan las aves y la población visite la montaña».

—¿Cuán beneficioso puede ser Viaje a las raíces para la comunidad?

—La comunidad de La Granjita Mártires de Birán debe su nombre a tres mártires de la zona que cayeron en la Guerra de Liberación, en el Segundo Frente Oriental Frank País.

«Está radicada en las primeras tierras a las cuales se les aplicó la Reforma Agraria (eran arrendadas y pertenecían a Aurelio Hevia Alcalde) y es un asentamiento de unos 300 habitantes.

«Queremos que, independientemente de este sendero y de otros que podamos habilitar para que se transiten también a caballo, se creen puntos en el camino donde se vendan frutas cosechadas en los alrededores, comida criolla y productos artesanales elaborados a base de yarey, que aquí son muy comunes. Lo principal será crear un mirador en el tope de La Yaya.

«Por lo pronto, el 13 de agosto, en homenaje al cumpleaños 94 del Comandante, pretendemos escalarla una vez más, junto a jóvenes y pioneros, y seguiremos presentando y promoviendo este proyecto, que debería asociarse al desarrollo local por sus grandes valores educacionales, medioambientales y socioeconómicos».

La Yaya está a 480 metros sobre el nivel del mar. Foto: Elder Leyva

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