Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Otro alacrán pica en Alacranes

El oficio que saltó de poquitos a cientos, gracias al desarrollo de la producción acuícola, se encuentra en un proceso de mayor desarrollo en el país y particularmente en Villa Clara

Autor:

Nelson García Santos

 

SAGUA LA GRANDE, Villa Clara.— La red o la nasa van hacia la oscuridad en busca de los escurridísimos peces. Solo se quebranta el silencio sobre las aguas por la exclamación vehemente de los pescadores: «Viene cargada. ¡Buenísima tirada!».

El tira y hala comienza al caer la noche y se prolonga hasta que llega la claridad, cuando se detienen para calentar los extenuados cuerpos hasta la hora de volver a tierra. Casi siempre a media mañana retornan contentos, aunque a veces no tanto, si la captura escaseó.

Carlos González Linares, jefe de la brigada de pesca de la Unidad Empresarial de Base Prisca, enfatiza que ocurre ese trance debido, casi siempre, al viento y la misma agua. Calla cuando esgrimo la pregunta del porqué pasa, señal de que está eligiendo las palabras exactas para responder lo que se sabe de memoria, y aprovecho para evocar el pretérito.

Centro de cría de la especie conocida como Claria en la presa Minerva. Foto: Carlos Rodríguez Torres

 

—¿Sabes? Este oficio de pescadores de agua dulce saltó de un reducidísimo grupo a una gran expansión a partir de la década de los años 60, tras el triunfo de la Revolución, inicio del despegue acuícola.

—Sí hombre, más claro ni el agua; le asiste a usted la razón… Fue un pilar del programa nacional para el fomento de la acuicultura, que se incentiva nacionalmente, la construcción de presas y micropresas y la creación de la infraestructura, incluida la creación de estanques para la cría de alevines.

«De ahí que en nuestro avatar en esta rama, casi nada (solo para evitar absolutizar) resulta desconocido, por la vasta experiencia atesorada sobre esta variante para la obtención de una proteína relativamente barata y de rápido desarrollo.

«Altas y bajas ha tenido a lo largo de una historia que implicó, paulatinamente, la introducción de nuevas especies, más productivas que las existentes, hasta que llegó la predadora claria, capaz de salir del agua para atrapar en tierra a una presa.

«Esa producción robustece la seguridad alimentaria, además de proveer ingresos y ser fuente de empleo, entre otras virtudes que contribuyeron al bienestar social».

HACIA LA RECONQUISTA

El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez ha reiterado la trascendencia de estimular la acuicultura con el fin de obtener proteínas en el plazo más breve posible. En el caso específico de Villa Clara razonó sobre la necesidad de rescatar la cultura acuícola, expandir las experiencias positivas que hay en el país en materia de aplicación de extensores y vincularse a los centros científicos que puedan aportar soluciones.

Sus palabras han tenido la resonancia necesaria, pero remontar los niveles actuales de producción tampoco será de la noche a la mañana, pues se requiere de inversiones para ampliar o mejorar la infraestructura y el tiempo necesario para multiplicar los peces.

En el empeño de levantar el jamo cada vez más lleno de ciprínidos (tenca, carpa amura…), tilapias y clarias, anda la Empresa Pesquera de Villa Clara Pescavilla, que ha puesto en apogeo un programa con ese propósito.

René Peña Carrazana, director de la entidad, subrayó que la principal limitación está en el déficit de alevines, aspecto en el que se va progresando. En la provincia hay un potencial hídrico para sembrar 33 millones de peces, pero la empresa puede producir solo 11 millones, revela Yandry Pereda González, director de Tecnología y operaciones de la entidad villaclareña.

Refirió que esa realidad determina que la captura solo puede llegar hasta 1 100 toneladas, de un potencial de hasta 3 300, por lo que el aumento gradual depende de disponer de más alevines.

Pereda González destacó que el plan de desarrollo prevé, a partir del próximo año, la creación de 72 hectáreas más de espejo de agua, la mayoría destinadas a la producción de alevines para reproductoras y cultivo intensivo.     

En Villa Clara también hay un proyecto para llegar a producir 1 200 toneladas de claria a partir de la construcción de estanques, reparar otros y alistar una planta de alimentos para procesar subproductos de la industria cárnica para la alimentación de esa especie.

DE CERO NADA  

En varios centros de elaboración villaclareños se procesa el pescado de agua dulce para acercar el producto a la población. Foto: Carlos Rodríguez Torres

La mayoría de la producción (todavía por debajo de la demanda) la integran carpas, tencas y amuras, y se destinan a la industria para la confección de embutidos y picadillo para el consumo nacional, mientras que para la exportación están previstas 140 toneladas.

En lo que corresponde a la claria, producto de alta demanda por parte de la población, hay posibilidad de alcanzar 800 toneladas. El 95 por ciento de esa especie en la provincia se encuentra en la presa Minerva, de Camajuaní.

A diferencia de esta, que se desarrolla en estanques y necesita pienso para su alimentación, los omnívoros ciprínidos que viven en las presas se reproducen fácilmente.

EL BUEN DÍA

Si bien la cría y desarrollo de peces de agua dulce conlleva dedicación y eficiente aplicación de la técnica, su pesca recaba habilidades y un esfuerzo notable.

Bien lo sabe González Linares, líder de un grupo de 28 pescadores que pasan gran parte de sus noches y mañanas detrás de los ciprínidos en la presa Alacranes, donde las picadas que sienten vienen de arriba, de los insectos, con la humedad y el frío en la noche-madrugada y el bravo Sol quemando la piel por el día.

Cada embarcación lleva tres tripulantes, cuya destreza en el oficio implica conocer bien la zona de pesca y emplear perfectamente las artes. «Un buen trío es capaz de capturar seis toneladas al mes», afirma el jefe de brigada.

«¿Un buen día para la captura? Que no llueva y haya poco viento, porque el agua pierde oxígeno y los peces suben a buscarlo. Cuando ocurre lo contrario casi siempre tenemos menor pesca… Ese es la respuesta a su pregunta inicial».

Acá en Prisca hasta iniciar septiembre los trabajadores obtuvieron más de 300 toneladas y casi tienen el plan del año en la mano, porque ellos pican más duro que los alacranes. 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.