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Zafar nudos, abrir caminos

Cuba se adentrará en cambios importantes en su economía. ¿Qué opinan los directivos y académicos, las personas que deben implementar las transformaciones en su zona más delicada y decisiva, la base productiva del país?

Autores:

Luis Raúl Vázquez Muñoz
Nelson Rodríguez Roque
Zorileidys Pimentel Miranda

¿Qué pasará ahora? Esa pregunta ronda en la cabeza de miles de personas por estos días, y no precisamente debido al coronavirus. Sube, baja, se hace más visible o no a los ritmos de lucha que impone la COVID-19, pero esta (junto con sus hermanos cómo, cuándo y dónde) se mantiene; sobre todo a partir del anuncio hecho por el Gobierno el pasado 16 de julio de nuevas medidas para relanzar la economía.

Mayor autonomía de la empresa estatal socialista, estímulo decidido a la inversión extranjera, una integración más amplia entre el sector público y las entidades privadas y cooperativas, nuevas relaciones bancarias y de intercambio, un impulso al comercio interno, posibilidades de exportar, reformas financieras… Esas son algunas de las ideas anunciadas, y se dice fácil, pero el camino para su feliz concreción llevará mucho ingenio y trabajo.

Aunque el actual rebrote de la pandemia compite con estos temas en la opinión pública (las de los medios de comunicación y la de «radio bemba»), lo cierto es que las transformaciones de la economía cubana se mantienen en posición de arrancada… Pero ese carro pide gasolina para andar.

En medio de este maremágnum económico y sanitario, ¿qué dicen las personas que deberán empuñar el timón de los cambios en su zona más delicada, la base productiva del país? ¿Qué opinan de las transformaciones los empresarios de entidades líderes, con un desempeño exitoso en distintas provincias? ¿Cuáles son las oportunidades y desafíos que traerán para sus empresas las nuevas medidas sobre las que trabaja el día a día de la nación?

Mayor dinamismo y flexibilización

Con más de mil trabajadores en su plantilla, la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (Epicol) procesa casi la mitad de la langosta que exporta el país. Solo por ese rubro, la entidad pinareña debe ingresar en este año 38,1 millones de pesos por venta de productos y 23,1 millones de fondos exportables, según trascendió en el acto de levante (inicio) de pesca del crustáceo el pasado 1ro. de julio.

Sobre los cambios anunciados, la directora de la entidad, Laura Izquierdo García, no deja de señalar la oportunidad de lograr un vínculo más estrecho con los centros de investigación y acelerar la introducción de resultados científico-técnicos.

«Con el uso de más ciencia para la producción de alimentos, tenemos identificados nueve productos que garantizan el incremento de las exportaciones —apuntó—. Bajo esa línea se trabaja en dos proyectos con nuevas modalidades de inversión extranjera».

En la Epicol se habla de ampliar la cartera de productos, algo que se reitera en las indagaciones de JR en otras provincias, pero con el añadido de levantar las trabas existentes hoy, las cuales impiden ampliar el objeto social de las bases productivas.

La empresa holguinera Garbo, especializada en hostelería y recreación, debió superar esos nudos. Yander Cruz, su director general, explica que el servicio de alojamiento de la entidad era cerrado. Es decir, su objeto social solo la autorizaba a prestar alojamiento a constructores. En consecuencia, tenían capacidades inutilizadas que generaban gastos y se perdían oportunidades de obtener ingresos con nuevos clientes.

«El Ministerio de la Construcción nos llamó a identificar las dificultades que limitaban el desempeño de la empresa y profundizar en la manera de erradicarlas —cuenta Yander Cruz—. La Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) de Construcción y Montaje, a la que pertenecemos, trabajó bajo esa indicación y el problema del objeto social se rectificó».

Hoy Garbo tiene un sistema de alojamiento abierto con una descentralización en la manera de fijar los precios, y los resultados son visibles. No obstante, mayor flexibilidad le daría mayor vigor a una entidad con 540 trabajadores que ejecuta mensualmente entre 2,5 y tres millones de pesos.

«Mayor dinamismo aseguraría trabajo a todo el colectivo —agrega el director—. Aunque laboramos principalmente en la ejecución de obras, una parte de la plantilla lo hace en el aseguramiento de los albergues y la alimentación de las fuerzas constructoras del hotel Almirante, en Guardalavaca, mientras la otra ejecuta el paisajismo de la misma instalación hotelera. Esta última acción la hemos incorporado como actividad primaria desde hace unos meses, y por supuesto que nos beneficia económicamente».

Una mayor flexibilización empresarial permitiría mejorar las tecnologías y ampliar la oferta de productos en Epicol.

Buscar en casa, no tanto afuera

Desde la agricultura cubana el anuncio se miró con atención. Fernando Javier Albán Torres, coordinador del proyecto de desarrollo local Media Luna, en Ciego de Ávila, señala que las medidas, como todo cambio, traerán un período de ajustes, «de tocar cosas con la mano y muy de cerca, para que todo salga bien».

Media Luna, nombre tomado del lugar de nacimiento de la heroína Celia Sánchez Manduley, se encuentra a tres kilómetros de la ciudad de Ciego de Ávila y cuenta con 60 hectáreas sembradas con distintos frutales. El proyecto, que puede clasificar como Pequeña y Mediana Empresa (PYME) con sus 96 trabajadores, pertenece a la CCS José Antonio Echeverría, asociada a la Empresa Integral Agropecuaria Ciego de Ávila. En la actualidad logra procesar unas 400 toneladas de frutas y vegetales al mes, con lo cual obtienen un surtido de 24 productos.

El 25 por ciento de sus utilidades se aportan al gobierno municipal, y en lo que va de año por ese concepto se han entregado más de 110 000 CUC. «Los cambios abren una gran oportunidad para integrar el sector estatal con las formas del trabajo por cuenta propia y de cooperativas —explica Albán—. Si me preguntan, una de las posibilidades más grandes se encuentra en las facilidades para exportar. La otra, en adquirir tecnologías de avanzada y renovar las existentes en el sector agrícola».

Albán, sin embargo, es enfático en un punto: «Es muy esperanzador que se insistiera en lograr una integración entre todos los sectores de la economía —señala—. Para los campesinos, estatales o no, sería un aliento importante adquirir en el mismo país las tecnologías necesarias. Por eso debemos producir con calidad todo lo que aquí se pueda para la agricultura. Nadie imagina la cantidad de problemas que eso eliminaría».

La empresa mecánica Héroes del 26 de Julio tendría un rol vital en el impulso al sector agrícola.

Piedras con aires de buró 

Desde Holguín, Reynaldo Pupo, director de la empresa mecánica Héroes del 26 de Julio, expresa criterios casi idénticos a los de Albán. Para este directivo resulta vital engranar todos los mecanismos para que se importe solo lo necesario.

«Con mayor autonomía se podría gestionar la actualización sistemática de nuestro equipamiento —señala Pupo—. Podríamos decidir cuándo y dónde invertir a partir de estudios de factibilidad y sin necesidad de pedir permisos o esperar aprobación de tantos niveles. Contaríamos con capacidad de financiamiento oportuno en MLC para importar solo los recursos que demanden las producciones».

Pero entre aspiraciones y oportunidades se encuentran también las dificultades y los desafíos, que no son pocos. Los entrevistados reconocen que ese anhelo de exportar implica mayor preparación de todos los trabajadores para lograr producciones con niveles crecientes de competitividad.

En opinión de Pupo, se debería eliminar la excesiva centralización de exportaciones e importaciones: «Se podría admitir que las empresas con categoría I (Especial) puedan realizar esas operaciones directamente, lo que sería un premio por su condición o rango superior, y se ganaría en agilidad y eficiencia en los procesos.

«Tampoco existe un banco financiero en el que podamos comprar o cambiar la moneda que requerimos para la importación, aunque contemos con suficiente liquidez. Esta dificultad afecta gravemente, al no poder acceder a los recursos financieros para el aprovechamiento material de las producciones».

El obstáculo financiero, y especialmente el bancario, surgió a lo largo de las indagaciones. Para directivos y especialistas la dualidad monetaria es un freno bien conocido, pero otros escollos también aparecen en las vías para obtener créditos y en los intereses que hay que pagar, que en la parte agrícola se convierten en un problema, sobre todo en escenarios adversos, como de sequías y ciclones.

En cuanto a la infraestructura del servicio bancario, afloraron varias preguntas: ¿Un empresario o los técnicos de una empresa deberán sufrir extensas colas para una negociación? ¿Cuántas sucursales bancarias existen en las zonas rurales? 

Otros puntos álgidos aparecen con las burocratizaciones y sus dolores de cabeza. La empresa provincial de Industrias Locales Varias (Ilova), de Pinar del Río, es una entidad de subordinación local con un esquema de financiamiento cerrado, aprobado por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP). Bajo esa estructura puede recibir beneficios en moneda libremente convertible, en la cual realizan exportaciones, y eso redunda en el salario de los trabajadores.

Su cartera de renglones exportables es amplia (jardineras rectangulares, mesa picnic y set playero, minivallas clásicas y baldosas de 50 y cien centímetros) que se comercializan a través de una empresa comercial para un cliente en España, el cual distribuye a otras naciones de la Unión Europea.

«Sin embargo —aclaró el director, Juan Irán González Pita—, en el pasado año, cuando realizamos la primera exportación, existieron dificultades para recibir ese financiamiento. Ahora supimos que el MEP aprobó el pasado 30 de julio que podamos recibir el 20 por ciento de ese valor».

Con un cambio en la economía, el proyecto Media Luna y otras cooperativas agrícolas podrían incrementar sus aportes al desarrollo local.

El cambio más difícil 

Si existe un punto de coincidencia que sobresale entre los entrevistados, es el cambio de mentalidad: el más difícil, el que todos mencionan y reconocen, pero es escurridizo.

Para Alexis Echemendía Gómez, director de la Empresa de Aplicaciones Informática Desoft, en Ciego de Ávila, esa sería la transformación esencial: «Si lo llevamos al campo de la informatización de la sociedad, notamos que muchos directivos a todos los niveles no ven las aplicaciones informáticas como herramientas que pueden facilitarles el trabajo y hacer más eficientes los servicios.

Para Alexis Echemendía Gómez, director de Desoft en Ciego de Ávila, el cambio más importante es el de la mente.

«Reconocen que son importantes, novedosas; pero hasta ahí. No se va más allá, y detrás de esa actitud lo que existe es una mentalidad ubicada en una zona muy cómoda, donde no se innova. Por eso sería importante trazar líneas de trabajo para la innovación permanente y hacer visibles los éxitos que se logren con esta».

El economista Carlos Manuel Balán, quien lideró por más de 19 años la Consultoría Económica Canec, en Holguín, opina que las transformaciones pueden provocar un cambio sustancial en la cultura de innovación, hasta ahora frenada debido a escasos incentivos: «Una empresa requiere su mejora continua en un campo de experimentación, de lo contrario perece. Los productos, como los servicios, poseen ciclos de vida, y solo la innovación constante asegura su mejoramiento o sustitución por otros de mayor aceptación y beneficios, tanto para la sociedad como para la empresa».

El economista Carlos Manuel Balán opina favorablemente acerca del otorgamiento de mayor autonomía a la empresa estatal socialista.

Un criterio de este experto es que, entre las posibles ventajas de ese proceso de flexibilización que tendrían gran influencia, estarían las decisiones que se tomen en torno a las relaciones de las empresas y sus organismos superiores de dirección «Estos fueron constituidos con un propósito y, sin embargo, los hábitos adquiridos de etapas anteriores las han convertido, en la práctica, en pequeños ministerios, agregando en no pocos casos una sobrecarga burocrática innecesaria».

Balán, quien también es profesor del Centro de Estudios Posgraduados de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba, alerta que «el exceso de paternalismo e igualitarismo ha propiciado paradigmas de comportamiento laboral y social que frenan a las fuerzas productivas. La participación de los trabajadores en los procesos colectivos de dirección y gestión son formales, de consulta y aceptación de propuestas derivadas de sus superiores».

El experto reconoce que a pesar de los riesgos y las amenazas que puedan existir alrededor de las transformaciones (no olvidar nunca la política de bloqueo de Estados Unidos y la persecución económica contra Cuba), el cambio siempre será preferible al inmovilismo: «Las inercias provocan una pobre iniciativa y un estancamiento dañino. Dificultades podrán surgir muchas por el camino, pero es preferible enfrentarlas con inteligencia y sentido de unidad a no hacer nada, porque la propia superación profesional indica que para triunfar urge enfrentar los riesgos de cualquier transformación».

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