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Ese extra que salva

El Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, ponderó la labor de los cooperantes de las brigadas Henry Reeve que lucharon contra la COVID-19 en Martinica, Haití y Dominica. Los colaboradores recibieron una bata sanitaria con la marca país y una tarjeta postal personalizada y firmada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Autor:

Marianela Martín González

Ha sido importantísimo en este combate el aporte de nuestros colaboradores. No solo se les reconoce su inteligencia, sino eso que llevamos en el corazón los cubanos: el cariño y el sentimiento que desbordan cuando atienden a un paciente y lo hacen como si fueran sus familiares. Ese extra salva vidas. Ese extra cura también.

De ese modo, el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, ponderó este sábado la labor de los cooperantes de las brigadas Henry Reeve  que lucharon contra la COVID-19 en Martinica, Haití y Dominica, los cuales cumplieron con la cuarentena tras su regreso a nuestro país.

El Primer Ministro —acompañado del viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda, así como por los titulares de Salud Pública y Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, José Angel Portal Miranda y Rodrigo Malmierca Díaz, respectivamente— reconoció la presencia de la mujer en cada una de estas brigadas que en total suman más de 60 cooperantes: 15 en Martinica, 18 en Haití y 35 en Dominica.

En su intercambio de experiencias con los internacionalistas, abordó de manera detallada el trabajo que se viene librando en el país contra la pandemia. Dijo que independientemente de la experiencia del sistema de Salud cubano, la situación ha significado un colosal reto por tratarse de un coronavirus nuevo, con un actuar silencioso.

Esa peculiaridad no solo puso a prueba, sino que también activó todo el potencial de nuestros científicos y los profesionales del sistema de salud, según reflexionó. Refirió que se comenzó con un pico que, a golpe de un feroz combate, logró registrar un descenso, gracias a la  manera con que se asumió el aislamiento, pero sobre todo al trabajo de pesquisa que ha sido de manera masiva y ha implicado al personal de la salud y a los estudiantes de Medicina.

Señaló que debido a los protocolos seguidos y a la percepción del riego, el rebrote no ha tenido el mismo comportamiento expresado en el momento más complicado, cuando en meses anteriores se produjo el pico. Que los casos no han superado lo registrado en esa ocasión.

Marrero Cruz sostuvo que el bloqueo de Estados Unidos a Cuba se ha recrudecido. Que casi todas las semanas anuncia nuevas medidas para asfixiarnos. Y que está frenando el arribo de combustible al país, e intimidando y multando a bancos y empresas que negocien con Cuba. No obstante, señaló que en medio de esta situación el Gobierno cubano reinicia una etapa de trabajo muy activa.

Mencionó las medidas que se aprobaron para quitarle trabas a la empresa estatal socialista, así como las que próximamente se anunciarán dirigidas al sector no estatal, como cambios para dinamizar la economía y desafiar las múltiples crisis que ha generado la pandemia a nivel global, donde también las leyes del mercado y el egoísmo del neoliberalismo han dejado una huella.

Aseguró que aun cuando volvamos a la nueva normalidad muchas rutinas no serán como antes. Que teniendo en cuenta el clima nuestro, el nasobuco llegó para quedarse como una barrera protectora para la salud.

Barreras idiomáticas y zonas convulsas

El Primer Ministro reconoció la presencia de la mujer entre los cooperantes de la brigada Henry Reeve.Foto:Ariel Ley/ACN.

Aunque muchas de las anécdotas contadas en este encuentro han sido narradas de manera similar por otros cooperantes en distintas ocasiones, el humanismo y la entrega de los internacionalistas cubanos siempre conmueven.

Tanto fue así que de manera solemne se le rindió homenaje a un joven colaborador perteneciente a la brigada Henry Reeve en Dominica, quien falleció por causas ajenas a la COVID-19 mientras cumplía su misión en la isla caribeña.

La licenciada en Enfermería intensivista María Caridad López Galán, recordó al compañero con la alegría y el optimismo que siempre lo distinguieron; y en honor a su comportamiento pidió que fuera recordado con un minuto de silencio.

Entretanto, dos jóvenes de 34 años, integrantes de la brigada de Martinica y con tres misiones en su haber: la especialista en Hematología, Loraine Santiago León, y la especialista en primer grado de medicina General Integral Ana Elisa Sainz Velázquez calificaron la misión de enaltecedora.

«Tuvimos que enfrentarnos a métodos de trabajo diferentes, pero logramos la comunicación e integrarnos en los servicios. Mi último día fue muy difícil. Tuve la presencia de la prensa francesa en vivo mientras trabajaba. Por suerte hubo un momento que no olvidaré de esa jornada: una paciente me tomó la mano y agradeció en nombre de todo el pueblo de Martinica nuestra presencia», recordó Loraine.

Asimismo, Ana Elisa Sainz Velázquez comparó con una carrera de 110 metros con obstáculo su inserción en la misión. Tuvo que aprender francés sobre la marcha mientras alternaba su labor en el hospital más grande de aquella isla caribeña y los servicios de urgencias, donde los pacientes se trasladaban desde la comunidad al hospital.

Por su parte, el doctor Rangel Carmenate González, jefe de la brigada Henry Reeve en Haití, explicó que la brigada se formó de los colaboradores  que  llevan poco más de 20 años cosechando éxitos en el empobrecido país caribeño. El especialista en Higiene y Epidemiología rememoró cómo los especialistas en Electromedicina e intensivistas tuvieron que montar y adecuar a la lucha contra la COVID-19  un hospital que estaba diseñado para atención quirúrgica, ortopédica y de cirugía. Al mismo tiempo capacitaron sobre bioseguridad al personal cubano y haitiano.

Recordó que fueron reconocidos por el Ministerio de Salud de Haití, pero lo más reconfortante fue haber salvado numerosas vidas y recibir el respeto de los haitianos.

«Estábamos en una zona roja, de convulsión social fuerte, con barricadas por todas partes. No obstante, éramos protegidos para que realizáramos nuestra labor humanitaria. Nos abrían el paso para que camináramos. Y uno advertía en sus rostros el agradecimiento», comentó el galeno, quien dijo que ese gran reconocimiento pertenece también a Fidel, el visionario que ahora recoge los frutos de la semilla que plantó.

Como se ha hecho usual en estos encuentros, los médicos recibieron una bata sanitaria con la marca país y una tarjeta postal personalizada y firmada por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

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