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Las vacunas contra la COVID apuntan a Ciego de Ávila

Abdala comienza a caminar por la sangre de los avileños, pero al medicamento hay que ayudarlo frente la pandemia

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

MORÓN, Ciego de Ávila.— A los 69 años, Julia Estrada Noa no padece de ninguna enfermedad. No es hipertensa, no tiene problemas del corazón, tampoco sufre de diabetes ni conflictos de circulación o de artritis. Su único problema, dice, es que por momentos se vuelve algo sentimental.

«Es como ahora, después que me inyectaron y estoy aquí, esperando a ver si tengo reacciones (Respira hondo). Yo sé que al final no voy a tener nada —confiesa sentada en el ranchón de su casa, cedido como área de observación para los vacunados del barrio.

A su lado se encuentra la doctora Yolexys Caraballo Ramos, especialista de primer grado en Medicina General Integral y profesora de Fisiología en Ciencias Médicas Morón, quien velará por el estado de salud de los que lleguen al recinto.

«¿Ustedes se imaginan lo que es ponerse la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19?», continua Julia con un hablar pausado, casi jadeante. Comenta que por su casa se han llevado a varias personas enfermas.

«Hay mucho virus aquí en Morón —cuenta—, la dispersión es muy grande. Una se despierta por la mañana y se entera de alguien con síntomas o que se puso grave, y también de una gente que murió, y eso duele, aunque no la conozca. Todo eso me pone muy mal. Ahora la vacuna da un poco de tranquilidad».

Cuando Julia dice «primera dosis», las palabras adquieren varios significados. Porque a las 8:24 a.m. del pasado 1ro. de julio, ella se convirtió en la primera habitante de la ciudad de Morón en ser inoculada con el candidato vacunal Abdala de manos de la enfermera Teresita Hernández Vázquez.

Para la inyección, la especialista contó con la asistencia de su colega Lucía García Ruiz en el Consultorio del Médico de la Familia número 4, del Área Sur de la ciudad del Gallo.

Con ese hecho se dio inicio a la intervención sanitaria en esa urbe, donde se registra la mayor incidencia en la tasa de contagio del municipio, la cual supera en estos momentos los 1 000 positivos por cada 100 000 habitantes, una de las más altas y tétricas de país.

Abdala debe lanzar rectas en julio

Ya es un hecho que Abdala corre por sangre avileña. En estos momentos, más de la mitad de los 50 000 moronenses previstos a vacunarse recibieron la primera dosis, según trascendió en las últimas reuniones del grupo de trabajo temporal provincial.

En esos encuentros también se confirmó que la intervención en el municipio cabecera del territorio deberá comenzar la próxima semana. Al dar la noticia, el doctor Kesnel Lima, director municipal de Salud en Ciego de Ávila, informó que se trabaja en la preparación de 126 vacunatorios, los cuales se encuentran en proceso de certificación por especialistas del Ministerio de Salud Pública.

Muchos miran con esperanza las inoculaciones y así lo comentan en la calle o por las redes sociales; pero controlar al virus todavía llevará tiempo y no pocas incertidumbres, sobre todo en una provincia donde la tasa de letalidad en los últimos días se ha comportado en el orden 0, 91 por 100 000 habitantes, muy por encima del país.

«Hay que ayudar a la vacuna», ha repetido en más de una ocasión el doctor Ángel Batista Díaz, director provincial de Salud, desde la llegada de las dosis de Abdala para el inicio de la intervención en Morón, el pasado domingo 27 de junio.

Esa misma exhortación la repite la doctora Yicsy González Borroto, responsable del Programa Ampliado de Vacunación en Ciego de Ávila, cuando intercambia con la prensa durante estas jornadas de vacunación.

«Son tres dosis que abarcan 28 días —explica la especialista—. En ese tiempo todavía no hay una protección suficiente ante el virus. Incluso, después de la última inoculación se debe esperar para que los anticuerpos tengan una carga suficiente para protegernos. Por esa razón no se puede bajar el cuidado dentro de las familias y centros de trabajo, porque pueden aparecer eventos adversos. El llamado es a no confiarnos».

La especialista también aclara que aquellos sujetos con algún nivel de impedimento para inyectarse con Abdala (ser alérgicos al timerosal, por ejemplo) quedarán en el listado para recibir la Soberana 02.

Pero con cualquiera de los candidatos, se mantiene una constante: las exhortaciones a resguardarse; sobre todo al escuchar historias de vecinos y familiares contagiados o ingresados en centros de aislamientos.

En medio de ese ir y venir de noticias, en el municipio de Morón se habilitaron 62 vacunatorios en cinco días ante la urgencia impuesta por la COVID-19. La intención en ese territorio es vacunar a un ritmo de 100 personas diarias y en diez días cubrir los 5000 sujetos mayores de 19 años previstos en la intervención.

Si ese paso se mantiene (y por las cifras todo parece indicar que así será dentro de poco), el territorio moronense podría mostrar un significativo rango de inmunidad para los primeros días de agosto, momento en que se prevé allí el completamiento de las tres dosis.

En el municipio de Ciego de Ávila, por su parte, el universo a vacunar será mayor por la densidad demográfica. Y a pesar de que aún no se ha anunciado oficialmente un día de inicio, en las redes sociales circulan las probables fechas junto con las imágenes de centros educacionales acondicionados para la intervención.

No obstante, más allá de los rumores vestidos de buenas intenciones, las autoridades de Salud han dejado clara una intención: la de avanzar con las vacunas para lograr que a mediados de agosto las dos zonas con mayor población de la provincia, y donde se encuentra el epicentro del rebrote, cuenten con un nivel importante de protección.

Si a lo anterior se añade la paulatina extensión de Abdala a los demás municipios avileños, prevista también en julio, es muy probable que las rectas de las vacunas comiencen a frenar el bateo del SARS-Cov-2 en agosto.

Pero miradas otras complejidades en Ciego de Ávila, aparece unas preguntas: ¿todo esto será suficiente? ¿Qué puede aparecer por el camino?

Aun con Abdala, el virus acecha

Aún pueden surgir números en tendencia con los actuales, e Ileana Núñez Franquiz lo sabe. Con 30 años de experiencia en Enfermería, ella vivió la campaña de vacunación contra la poliomielitis, y en esta pandemia ya estuvo dos veces aislada y una vez en cuarentena cuando se reportaron 60 casos en la comunidad moronense de Carlos Ley, donde vive.

«Hay que cuidarse —dice Ileana; mientras se mueve con agilidad en un local refrigerado de la Fábrica de Calentadores Solares Rensol—. Si te confías o descuidas, ahí mismo se complica la cosa».

Mientras habla, con una precisión sorprendente, toma un bulbo de Abdala de un termo refrigerado, extrae la dosis y enseguida inyecta a un paciente que espera sentado con la manga del pulóver recogida. Todo eso lo hace en siete segundos, el tiempo reglamentado para mantener conservada la dosis; de ahí que el personal seleccionado para la vacunación no puede ser improvisado.

A las afueras de Rensol, entidad que en estos momentos fabrica 100 calentadores solares y diversifica sus ofertas con la producción de comederos de aves para las granjas avícolas, espera un grupo para vacunarse; mientras a un costado del inmueble otro número se mantiene bajo observación después de recibir su dosis.

Dentro de ellos, una joven dice jocosa que su preocupación es que la vacuna provoque la caída del pelo. Es una broma, por supuesto; pero todos asienten y ponen rostros serios detrás de las mascarillas cuando se recuerda que aún con una primera carga de inmunógenos la protección no es completa.

Y es cierto. Ciego de Ávila extenderá la intervención sanitaria en medio de un pico de contagios, el mayor desde el inicio de la pandemia, y posee varios puntos preocupantes. El primero de ellos es la alta dispersión, que ubica a la provincia entre las primeras del país a nivel de contagio. Con el parte del 7 de julio, en este territorio se contabilizaban 352 controles de focos, 39 más que los reportados a finales de la semana pasada por la dirección provincial de Salud en la reunión del grupo temporal de trabajo.

Sin embargo, de esa cifra casi la totalidad pertenecían a eventos comunitarios; señal de que el virus anda por los barrios en medio de una percepción de riesgo muy baja y una alta movilidad, a pesar de las medidas adoptadas y los llamados a la prevención.

Ante esa realidad —y por eso se indicó en las últimas horas ser más rigurosos en esas disposiciones—, el virus acecha muy de cerca, y sujetos con la primera dosis podrían salir del universo a vacunar si no toman las debidas precauciones, lo que aumentaría el número de personas vulnerables.

Pero hay más, y es la cadena de sospechosos. Una persona que ingrese a esa categoría, al ser contacto de un positivo, deberá mantenerse en espera para la vacunación hasta confirmarse su negatividad al virus. Solo entonces podrá recibir la dosis de Abdala.

El tiempo de espera por el resultado del PCR significaría un alargamiento de los días en los cuales no existirá protección y sí un peligro grande de contraer la enfermedad.

¿Agosto podría ser un mes feliz?

Es lo que todo el mundo quisiera. Que el octavo mes de este año tenga, por los menos, señales más alentadoras. Pero para que se logre, deben cumplirse con rigor las medidas; pues más personas al listado de confirmados o sospechosos supondría una alteración de los cronogramas de vacunación.

Para que se tenga una idea: al momento de redactar estas líneas, solo en el municipio de Ciego de Ávila existían 817 ciudadanos con test rápido positivo y algún nivel de síntomas que se mantenían en sus hogares por la falta de camas para aislarlos en centros.

Esa situación está obligando a las autoridades a buscar alternativas con rapidez; entre ellas se valoraba, al momento de escribir estas líneas, tomar capacidades para sospechosos y convertirlas en áreas para enfermos. No obstante, ese número ya implica una cifra importante que no podrá ser vacunada en los próximos días.

«Es una situación muy compleja», reconocía el vice primer ministro Jorge Luis Perdomo di Tella, quien, junto con miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, Félix Duarte Ortega, encabeza el grupo nacional que apoya el trabajo de las autoridades provinciales en el enfrentamiento al rebrote.

De ahí que entre las líneas de trabajo adoptadas se encuentren la rápida creación de nuevas capacidades de ingresos hospitalarios; acelerar el resultado de las pruebas a través de nuevas tecnologías que permitan ampliar el resultado de las muestras tomadas; mejorar la organización en la gestión de la pandemia y reducir al mínimo la movilidad.

Con esta última ya algo se ve con la derogación de los 19 000 permisos de circulación de vehículos en toda la provincia; junto a la revisión de ese listado para llevarlo al mínimo necesario para mantener la vitalidad económica y de servicios.

El otro dolor de cabeza aparece con las colas, las cuales han recibido fuertes críticas. En las reuniones del grupo temporal de trabajo provincial se ha señalado la responsabilidad de los organismos en buscar alternativas para evitar las aglomeraciones.

Algunos han reaccionado. Etecsa, por ejemplo, creó con rapidez un listado electrónico, que se genera a partir de un número obtenido por una llamada telefónica. De esa manera se evitan los tumultos que la semana pasado se exhibieron en el centro de la ciudad para la compra de celulares.

Las colas, no obstante, tienen muchas ramificaciones, surgen en distintos servicios y este no es un asunto que se resuelva solamente con llamados. Si no se sigue de cerca, continuarán dando problemas; más cuando las investigaciones epidemiológicas reconocen que hoy muchas de las pistas de las fuentes de contagios en numerosos confirmados apuntan a esos tumultos.

«Debemos trabajar con celeridad y no podemos quedarnos arriba —señaló el miembro del Secretariado del Comité Central, Félix Duarte Ortega—. Hay que bajar a las comunidades, ver qué pasa en los barrios. Allí se decide buena parte de la pelea por disminuir la tasa de contagio».

Y no le falta razón, más cuando se ven, al atardecer, en medio de la aparente quietud de estos días, a personas de distintas edades caminar por la calle, como si el rebrote fuera algo lejano. Es, sin lugar a dudas, una señal. Porque allí, dentro de los hogares, es uno de los lugares donde se decide hoy la ayuda que tanto necesita la vacuna para arrinconar las angustias que ha traído el nuevo coronavirus.

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