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Desde un balcón por encontrarse en «zona roja», los jóvenes cienfuegueros contaron de su labor en el hotel Pasacaballo, una instalación que se convirtió en hospital de campaña para atender a niños positivos a la COVID-19. Autor: Yuniel Labacena Romero Publicado: 27/08/2021 | 12:06 am
No han estado exentos de temores los jóvenes que casi duplican el personal del hospital provincial Gustavo Aldereguía Lima, miedos que han convertido en fuerzas para seguir haciendo, y que Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), agradeció en una visita a la máxima institución de Salud en Cienfuegos.
En el lobby del hospital —epicentro de la pandemia en la Perla del Sur—, estudiantes universitarios, residentes y graduados de diversas especialidades y voluntarios de disímiles tareas, contaron con prisa lo vivido estos días en diálogo con la líder juvenil, en el que los directivos de la institución y autoridades del territorio manifestaron la valía de las nuevas generaciones en este contexto.
Para quienes pertenecen al sector de la Salud Pública ha sido momento de crecer, porque ningún libro te prepara para los retos de la COVID-19. «Hoy respeto mucho más la administración en este sector. Ahora primero me cuestiono yo y después miro a mi alrededor, porque nadie se imagina cuánto sacrificio hay detrás de esas personas», expresó Adrián Adalberto Campos, optometrista y secretario general del Comité UJC en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.
Adrián Jiménez López, especialista en 1er. grado en Medicina Interna, reconoce que ha logrado hacerse «experto» en la COVID-19 durante la marcha. Sus colegas aseguran que «es una máquina» y escucharlo da fe de ello. «Aquí estamos y cuenten siempre con nosotros. La formación que hemos recibido como médicos es grande y nos toca ponerla hoy en práctica, esa es nuestra mejor manera de agradecerle a la Revolución».
Otros expresaron que desde hace 17 meses sus prioridades cambiaron de horizonte y ya no duermen con los celulares en silencio, porque la convocatoria puede llegar en cualquier momento y siempre hay que tener listas las mochilas. Son todos ellos, profesionales de las Ciencias Médicas y otras ramas, «portadores de la mejor medicina, la que cura con el alma», como dijo Daniela María Valdés Fornarias, estudiante de Estomatología.
«Uno se llena de emociones al escuchar sus experiencias y saber que el miedo lo convierten en fuerza para seguir haciendo», les dijo a los jóvenes Álvarez García, quien aseguró que el trabajo de todos en comunidad devolverá a Cienfuegos a un panorama favorable en el enfrentamiento de la pandemia, porque la unidad y la responsabilidad es lo único que nos va a hacer vencer esta gran batalla.
Fueron esas ideas las que compartió también la Primera Secretaria de la UJC con otro grupo de jóvenes en el hotel Pasacaballo, una instalación que se convirtió en hospital de campaña para atender a niños positivos a la COVID-19 en la provincia de Cienfuegos desde inicios de julio. Los protagonistas, en un balcón, y en otro la dirigente juvenil, contaron que el mayor regocijo es cuando un paciente recibe el alta médica «en medio de una pandemia que ha causado tanto dolor y sufrimiento a la humanidad».
Jóvenes como Jorge Ángel Cruz, estudiante de 4to. año de Medicina, Arianna Rodríguez Díaz, residente de Medicina General Integral, y Yainiel Paz, animador de la villa Yaguanabo, contaron desde «zona roja» que el agradecimiento de los padres de los pequeños también es motivo suficiente para seguir ayudando al país y no detenerse.
Fe de ello dio a Juventud Rebelde Fernando de la Mora Martín, residente de 3er. año de Pediatría, para quien, como para sus compañeros, este ha sido un reto personal y profesional. «Tener que asumir como pediatra de este centro lleva más responsabilidad y sobre todo demostrar conocimiento, porque los padres dicen “Búscame al pediatra” y se imaginan a uno más mayor; y cuando tú llegas te dicen con asombro: “¿Eres tú?”.
«La suerte es que luego de una buena comunicación se logra que nos entienda y se gana confianza. Acá hemos tenido que afrontar la pérdida de familiares de nuestros pacientes y dar esa noticia sigue siendo lo más duro; pero gracias al equipo superamos esos momentos y seguimos pendientes de cada paciente», afirmó.
Orgullo de la nación
«Hemos estado en las pesquisas en las calles, convertimos nuestras aulas en vacunatorios y más tarde nuestra universidad se volvió el centro de aislamiento con mayor capacidad, y claro que hemos estado en cada momento porque ha sido necesario poner nuestros conocimientos y experiencia con los pacientes en función de que la compleja situación epidemiológica mejore», dijo Luis Miguel Peña Frías, quien cursa el 5to. año en Medicina en la Universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus.
A juicio de los que cursan 1er. año, han sido vivencias que implican grandes desafíos, pues el solo hecho de ingresar a la Educación Superior significa un cambio trascendental en la vida de cualquier persona. «Desde casa hemos tenido que aprender contenidos desconocidos. Afortunadamente, desde la distancia nos han acompañado los profesores, pero no podíamos hacer otra cosa que aportar con nuestro accionar como futuros profesionales del sector», alegó Melissa Pérez Muhiña.
Yilianny Yera, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Universidad médica espirituana, alertó que la principal preocupación de sus compañeros está relacionada con el reinicio del curso escolar: «No sabemos cómo lo vamos a hacer. Estamos atravesando una compleja situación epidemiológica y creemos que tenemos que estar a la vanguardia de todas las acciones, pero en estas condiciones será mucho más complicado».
«Hago una alerta sobre cómo nuestro sector ha sido objeto de ataques que buscan desacreditar resultados. Estamos en una batalla fuerte porque en nuestras manos está la vida de las personas y las salvamos con el mínimo de recursos debido a la propia pandemia y el recrudecimiento del bloqueo impuesto por el Gobierno norteamericano. Tenemos que combatir cualquiera de esas expresiones porque no estamos solos. Nos acompaña la comunidad y la máxima dirección del país», recalcó el especialista en Medicina Interna Yuniel Abreu Hernández.
Tras escuchar a cada uno de los jóvenes que pidieron la palabra, Lisara Liliam Corona Oliveros, segunda secretaria del Comité Nacional de la UJC, calificó el encuentro de excelente por la sinceridad y compromiso del gremio, al que ella también pertenece. «Ustedes se han entregado desde el primer momento que se conoció de la existencia de la pandemia. El retorno a la docencia tiene que ver con las condiciones de nuestros centros asistenciales.
«Cuando regresemos es para apoyar a los profesionales que tienen una fuerte carga. Se harán pases de visita, seminarios, clases prácticas, estudios independientes. Se analizan todas las variantes para que sea el momento idóneo de apropiarnos de los conocimientos que nos hacen falta para ser profesionales excelentes».
Antes de concluir en la Universidad y de compartir con el colectivo de Villa Rancho Hatuey, convertida en centro de aislamiento, Corona Oliveros felicitó a todos los estudiantes de Salud, protagonistas activos en el actual contexto: «Ustedes son ejemplo de altruismo, sensibilidad, humanismo. De compromiso con la Revolución y las ideas del Comandante en Jefe. Es un deber reconocer y agradecer a cada uno de los que han dado el paso al frente en nombre de la juventud y del pueblo cubano».
La visita propició la oportunidad para entregar las medallas Abel Santamaría Cuadrado y José Antonio Echeverría a los doctores Yuniel Abreu Hernández y Rolando Javier Castillo Pacheco, este último secretario general del Comité UJC en la Universidad espirituana. Esta casa de altos estudios, como también Villa Rancho Hatuey, recibieron la condición Jóvenes por la vida, que otorga el Buró Nacional de la UJC a las nuevas generaciones y centros destacados en el enfrentamiento a la COVID-19.
