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Las relaciones de Gaia

Historias de mujeres es un sugestivo espectáculo que Gaia Teatro de La Habana presenta en el festival La Huella de España

Autor:

Frank Padrón

Un sugerente proyecto artístico se alberga en una vieja casona de Teniente Rey, en La Habana Vieja: Gaia Teatro de La Habana. Varias manifestaciones se dan cita en sus recintos, sobre todo teatrales. Y la que ahora mismo convoca los fines de semana, en doble función (8:00 p.m. y 9:30 p.m.), mantiene el interés de quienes gustan de la escena alternativa.

La puesta de Historias de mujeres, del napolitano Lucio Colle en versión de Eduardo Eimil y dirección general de la actriz que comanda el proyecto, Esther Cardoso, puede calificarse de verdadero éxito, a juzgar sobre todo por el numeroso público, esencialmente joven, que asiste al caserón, en medio del festival La Huella de España.

El método teatral es conocido por quienes, en otra vetusta mansión (Casona de Línea) asistieron hace algunos años a la representación de la pieza alemana Las relaciones de Clara, de Dea Loher, por Carlos Díaz y El Público. En aquella ocasión, de manera inusitada en nuestra escena, la espacialidad cambiaba radicalmente al ser los espectadores quienes se trasladaban a las distintas habitaciones de la casa donde tenían lugar sendas escenas del drama.

Gaia Teatro de La Habana retoma tal característica para dar vida a estas Historias… donde Eros y Tanatos transitan también por un inmenso patio, un cuarto, una cocina y varios espacios abiertos en los que, incluso, los asistentes beben un té, suben y bajan por una escalera de caracol, después de que lo han hecho mediante la entrada principal, y asisten a pausas musicales que ejecuta un melancólico violín, a cargo de Jenny Peña.

El amor y la muerte, de siempre tan entrelazados, se mezclan de nuevo en estos relatos donde, pese a la gravedad de los casos, no está ausente la nota humorística: una artista que practica también «la profesión más antigua», otra que lo hace de modo más focalizado con un «holandés errante»; una ciega, mujer madura, que prepara a su familia misteriosas recetas; una Medea moderna y una cantante que emite más de una nota también en el amor, son las féminas que reciben al móvil público que, recorriendo el inmueble, asiste a conmovedores casos donde la pasión, la traición y el deseo han desencadenado el crimen, motivo, como se sabe, tan pretérito que ha cebado la tragedia y el melodrama desde que existen.

El encabezamiento de cada uno de los monólogos lo hace una suerte de bufón (Esther Cardoso), quien los introduce y enlaza apoyado en un grupo de jóvenes que personifican algo así como el coro griego. Ocurre que los textos emitidos por este personaje (sobre todo los iniciales) resultan demasiado extensos, y sobre todo chocan por su carácter filosófico y hasta místico, con el realismo y la literalidad tan saludables que signan los monólogos, lo cual ocasiona cierta colisión tonal que en algún sentido afecta la dramaturgia del espectáculo. Afortunadamente, no al punto de disminuir el disfrute que la mayoría depara.

Lo bien coordinado de esta «escena traslaticia», la fluidez alcanzada y el empaste que se consigue entre actrices y espectadores, sumado al indudable vuelo que detenta la casi totalidad de los textos, contribuyen a que Historias de mujeres sea, en términos generales, una puesta notable, y no solo por la originalidad de su propuesta expresiva.

En ello, por supuesto, juega un papel importantísimo el desempeño histriónico: la propia Esther, Yadira González, Gleibis Conde, Carmen Fragoso, Araina Begue y Maité Galbán asumen los personajes desde sus diferentes registros y tesituras con la fuerza y convicción demandadas; fundamentalmente demuestran gran flexibilidad teniendo en cuenta que muchas se mueven en espacios elevados, riesgosos, lo cual exige hasta un determinado equilibrio físico. Los adolescentes aún muestran cierta rigidez que de seguro irá flexibilizándose a medida que avancen las funciones.

Historias de mujeres constituye, entonces, un experimento teatral que no debemos perder. Gaia Teatro de La Habana, con un sólido y laborioso equipo, ya prepara de seguro otros sugestivos títulos.

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