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Solo un avance

La Cinemateca llevará adelante la iniciativa de embullarnos con un anticipo de lo que sucederá este verano con el ciclo Temporada de estrenos (I), que quedará inaugurado el día 1ro. en el cine 23 y 12

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

«Hay una diferencia entre mi vida personal y la de actor. Solo pido que se haga esta distinción. Soy un actor que interpreta a un personaje, no me interpreto a mí mismo». A Alain Delon, uno de los iconos del cine francés le gusta siempre dejar claro este punto, aunque después defienda sus roles como si le fuera la vida en ello.

Lo comprobaremos en junio cuando la Cinemateca lleve adelante la iniciativa de embullarnos con un anticipo de lo que sucederá este verano con el ciclo Temporada de estrenos (I), que quedará inaugurado el día 1ro. en el cine 23 y 12, justo con Fui un ladrón, que como las otras cuatro películas que la acompañan en esta selección inicial, se verá en Cuba por primera vez.

Del director de la oscarizada Charlie, Ralph Nelson, Fui un ladrón representó uno de los intentos del joven Delon de conquistar Hollywood, lo cual finalmente no consiguió a pesar de la notable popularidad de la que gozó en su Francia natal. 

Premio de la Organización Católica Internacional del Cine en el Festival de San Sebastián de 1965, la película nos presenta al exdelincuente Eddie Pedak, quien hace todo lo posible por transformar su existencia: vive junto a su esposa Kristine (Ann Margret) y su hija, tiene un trabajo honrado..., pero a su hermano Walter (Jack Palance) no le complace verlo tan tranquilo y lo involucra en un aparatoso atraco.

En Fui un ladrón destaca la magnífica fotografía de Robert Burns y un elenco en el que muchos brillan. No solo los ya mencionados Delon, Margret y Palance; sino además Van Heflin (Inspector Mike Vido) y John Davis Chandler (Sargatanas). Cuatro años más tarde, un paisano de Delon filmó Un hombre me gusta, bajo las órdenes de Claude Lelouch: Jean-Paul Belmondo.

Cuentan que fue Jean-Luc Godard quien pronosticó que aquel muchacho que vio en Una doble vida (1959), de nariz de boxeador, físico imponente e indiscutible encanto francés, se convertiría en un auténtico sex symbol. Y los pasos más firmes en ese camino los dio de manos del importante cineasta en Al final de la escapada, una película que hoy se considera un clásico. Pero esa ya es otra historia, y no la que nos narra Un hombre me gusta, en la cual Belmondo comparte roles protagónicos con Annie Girardot:

«Françoise, una importante actriz francesa, viaja a Norteamérica para grabar un largometraje. Allí coincide con un compatriota suyo, Henri, encargado de la banda sonora. Ambos han dejado atrás a sus respectivas familias y poco a poco empezará a surgir entre ellos un interés  que los conducirá a la infidelidad».

No fue con Un hombre me gusta, sino con El imperio del león (1989), casualmente conducido por Claude Lelouch, que alcanzara el único premio César de su carrera quien clasificó para este ciclo también con otro largo: Secuestro bajo el sol, igual de 1965 pero rodada con el apoyo de España e Italia. Con Jacques Deray al mando, Belmondo comparte aquí el rol estelar con Geraldine Chaplin.

La descendiente mayor de los ocho hijos del matrimonio conformado por ese genio del séptimo arte nombrado Charles Chaplin y Oona O’Neill, asumió su primer rol principal en esta cinta que se filmó en blanco y negro como la inolvidable Candilejas, en la que debutó (1952) con su padre detrás de la cámara.

En Secuestro bajo el sol, Belmondo interpreta a Francis, quien acompañado por su hermana Monique (Sophie Daumier) se dedica a estafar en la Costa Azul. Pero una noche el atraco no sale como habían planeado y la presunta víctima es un delincuente que necesita un cómplice para llevar a cabo el secuestro de Zelda, la hija de un millonario que viste Geraldine, actriz predilecta de Robert Altman (Nashville y Buffalo Bill y los indios) y, por supuesto, de Carlos Saura (El jardín de las delicias, Mamá cumple cien años, Cría cuervos...).

También con un rapto de por medio y herencias a las cuales extraerles otro tipo de provecho se desarrolla Desafío al mundo, penúltima incursión en el cine del maestro Otto Preminger (1975). La crítica coincide en que estamos antes «una obra poderosamente llamativa tanto desde el punto de vista histórico como político, tanto desde el punto de vista sociocultural como cinematográfico. En todo caso, sin duda alguna, lo más interesante del filme es el enorme reparto: Peter O’Toole más Richard Attenborough, Peter Lawford, Raff Valone, Isabelle Huppert, Kim Catrall...».

¿La sinopsis? «El lujoso yate de recreo Rosebud es secuestrado por unos terroristas. A bordo se encuentran cinco herederas multimillonarias que organizan una acción de rescate con la ayuda del agente británico Larry Martin y de un espía nombrado Hamlekh».

La nómina de esta entrega inicial de Temporada de estrenos (I) la completa Los asesinos del orden, de Marcel Carné. El drama se pudiera resumir de la siguiente forma: «Un juez a cargo de investigar un caso de corrupción policial se da cuenta de que, cuanto más escarba, más barreras encuentra».

Un cineasta como Bertrand Tavernier, quien por medio de su aplaudido documental Viaje a través del cine francés sigue de manera minuciosa la huella dejada por los grandes maestros galos de la década de los 30 hasta la de los 70, explica las razones por las que la mencionada obra de Carné se conecta en la actualidad con el auditorio. «Hay películas antiguas que siguen siendo testimonio de temas actuales, de cosas que suceden hoy. (…) una película de Marcel Carné, Les assassins de l’ordre, habla de un pobre tipo que es asesinado por policías en una comisaría. Bueno, pues muy recientemente ha habido cuatro o cinco sucesos en Francia muy parecidos y que han desencadenado disturbios en ciertos barrios calientes, manifestaciones, ¡es decir, que una película de 1971 está en el corazón de la actualidad de mi país!».

Una cierta mirada

Definitivamente sobresale por atractiva la cartelera de la Cinemateca este junio en que se anuncia, además, la muy gustada Muestra de Cine Español, un ciclo dedicado al aniversario 80 de la FIAF (Federación Internacional de Archivos de Filmes), con funciones en las que se proyectarán ediciones restauradas del Noticiero Icaic Latinoamericano, así como el retorno del III Festival de Cine Europeo: un evento que reúne 15 filmes de países como Dinamarca, Portugal, República Checa, Holanda, Reino Unido, Alemania, Hungría..., a los cuales se añaden otros tres realizados en nuestro continente en carácter de coproducción, al estilo de El clavel negro, resultado de la unión entre Dinamarca, México y Suecia.

De 2007 es El clavel negro en la que Asa Faringer y Ulf Hultberg decidieron abordar la acción humanitaria liderada por Harold Edelstam, embajador sueco en Chile durante el golpe de Estado de 1973, quien, desde su trinchera diplomática, salvó del fusilamiento y ayudó a salir del país a cientos de personas. El martes 5, a las 8:00 p.m., en el cine 23 y 12, el festival abrirá con esta película que podrá ser disfrutada por igual en las otras dos subsedes: la sala 2 del Multicine Infanta y la de proyecciones del Palacio del Segundo Cabo, en la capital.

El invierno, por su parte, fue realizada hace dos años entre Argentina y Francia, y se acerca a la existencia de dos hombres: el viejo capataz de un rancho de la Patagonia que es obligado a jubilarse después de décadas de fiel servicio; y el joven que lo sustituye, que necesita el trabajo con desesperación. «Vivimos en un sistema en el que nos obligan a luchar entre nosotros, en el que parece que la única forma de sobrevivir es pisotear al prójimo», comenta Emiliano Torres, coguionista de Esperando al mesías y Todas las azafatas van al cielo y director de esta ópera prima que conquistó el Premio Especial del Jurado y el otorgado a la mejor Fotografía en San Sebastián.  

La otra con participación latinoamericana se nombra Cocote y lleva la firma de Nelson Carlo de los Santos, quien buscó la alianza de Argentina, Alemania y Catar para hacer su tercera producción cinematográfica e introducirnos a un personaje como Alberto, un jardinero evangélico que regresa a su pueblo natal para asistir al entierro de su padre, asesinado por un hombre influyente. Y ese es el pretexto que utiliza este autor dominicano para hablar «de una República Dominicana de la que la gente no tenía idea. Lo que más me interesó fue usar nuestra propuesta para que la gente repiense el Caribe».  

Invita a no perderse el festival un título al estilo de Hermosa juventud, estrenado en la sección Una cierta mirada, del Festival de Cannes, y que constituye la quinta oportunidad de Jaime Rosales en el plató, esta vez interesado en retratar las nuevas generaciones españolas a través de las vidas de una Natalia (Ingrid García-Jonsson) y un Carlos (Carlos Rodríguez) que como muchos otros apenas encuentran una oportunidad laboral o personal. He aquí una película que como si fuera un documental, intenta mostrar la realidad del modo más fiel posible.

El actor Jean-Paul Belmondo.

De Europa del Este llegan cintas como Love.net (Ilian Djevelekov, Bulgaria, 2011), Asesino sobre ruedas (Attila Till, Hungría, 2016) y Rosita, de Jan Kidawa-Blonski, quien nos relata sobre una «Mata Hari» polaca en los tiempos de la represión y persecución de los judíos en Polonia. Con este filme se impuso como Mejor director en el Festival de Cine de Moscú (2010), así como en el Polish Film Festival in Gdynia y en el Media Central European Film Festival 2011.

Quedan muchos títulos que no se deberían dejar pasar: Apuntes sobre la ceguera, el sentido documental británico de Pete Middleton y James Spinney; la película austriaca Los emigrantes (Arman T. Riahi, 2017); la griega Mundos diferentes (Christoforos Papakaliatis, 2015); la alemana Magical Mystery o El regreso de Karl Schmidt (Arne Feldhusen, 2017)..., pero JR solo quiere avisarles de lo bueno que viene e invitarlos a llenarse de luces en las salas oscuras de la Cinemateca, en la capital.

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