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La brevedad de Floro

Efímera resultó la noche del estreno de La libertad de Floro, tanto para el personaje protagonista del corto que la televisión recién mostró por primera vez, como para quienes conociendo sus historias nos quedamos con las ganas de seguir disfrutándolo

Autor:

Aracelys Bedevia

Efímera resultó la noche del estreno de La libertad de Floro, tanto para el personaje protagonista del corto que la televisión recién mostró por primera vez, como para quienes conociendo sus historias nos quedamos con las ganas de seguir disfrutándolo. Es que Florindo Reyes ya es casi parte de la familia de los cubanos que cada domingo buscan el periódico Juventud Rebelde con la certeza de que lo verán en la última página, reservada por lo general para el dedeté, suplemento humorístico donde nació este ser, gracias al ingenio de nuestro colega Jorge Alberto Piñero (Jape).

Florindo, además de pertenecer a nuestra casa azul, tiene un libro, el cual fue publicado por la Editorial Loynaz, de Pinar del Río, y contiene parte de su epistolario en este diario, acompañado de múltiples caricaturas realizadas por los muchachos del suplemento.

Era de esperar, por tanto, que por sernos tan cercano, verlo apenas 15 minutos en la pequeña pantalla haya despertado en no pocos la esperanza de que la presencia de Floro no quede solo en un corto, pues a este personaje costumbrista, magistralmente interpretado por el actor Carlos Gonzalvo (el famoso profesor Mentepollo), le resta mucho por decir y hacer en materia audiovisual.

Acompañado de un elenco de lujo, Jape, a quien también corresponde la dirección y guion de La libertad de Floro, supo cuidar cada detalle de este telecuento humorístico en el que participan, junto a Gonzalvo, Ariana Álvarez (Ivonne), Yerlín Pérez (Nilda), Andrea Doimeadiós (Liana), Danay Cruz (Dania) y Venecia Feria (Elena, la esposa de Floro).

El equipo de realización fue mayoritariamente femenino. La producción general correspondió a Altair Reyes y la dirección de fotografía a Ana María González. Denisse Alejo se ocupó de una de las cámaras. 

«Ha sido bueno contar con el intelecto femenino. Todo funcionó muy bien. Trabajamos muy coordinados. En un solo día grabamos el cortometraje», explicó Jape, o mejor, el amigo de Floro, como también se le conoce a este humorista debido al intercambio epistolar que ambos sostienen desde las páginas del dedeté.

Cuenta Jape que el guion de La libertad de Floro nació mucho antes de que Florindo emergiera por vez primera en el dedeté. Lo presentó hace años para que saliera en el espacio televisivo Humor a primera vista, de Canal Habana, y que ahora llega a Cubavisión con nuevas propuestas, entre ellas, La libertad… y otras que sí vieron la luz en aquel entonces y que se retoman. 

Sin embargo, Florindo quedó pendiente en aquel momento, por lo que el escritor y humorista decidió probar su aceptación y llevarlo al dedeté, donde empezó a ganar seguidores y se hizo popular. Es Floro un hombre de a pie que atraviesa episodios muy parecidos a los de muchos cubanos. De ahí que sea tan fácil identificarse con él y hasta compadecerlo porque le pasan cosas que no solo dan tremenda risa sino que igual invitan a la reflexión colectiva.

Orden del día se titula el tema musical que compuso Frank Delgado, quien lo interpreta junto a Liuba María Hevia, para La libertad de Floro que cuenta la historia de una persona, más bien conformista y de poco carácter, que aprovecha la corta ausencia de su pareja (quien se va tres días a un congreso) para salir de la rutina y rencontrarse con amigas de la universidad.

Escena tras escena el rostro de Gonzalvo habla por sí solo, sin desdeñar los bien logrados parlamentos que dice la mayor parte del tiempo. Estelares resultan, además, las cortas apariciones de cada una de las actrices participantes, todas de probado talento y dominio escénico.

La frustración que vive Floro en las citas, incluida aquella donde Nilda le insiste para que beba y él, con infinita nobleza, la complace y luego termina en el baño vomitando el alcohol, lo lleva a extrañar la vida matrimonial y hasta la matraca de una esposa que insiste en recordarle todo el tiempo lo que debe hacer.

¿Volveremos a verlo en la televisión? Es una pregunta para la que ni Jape tiene respuesta. «Depende de la aceptación que tenga», dijo poco antes de que se estrenara. Si por niveles de endorfina y dopamina generadas en el público se midiera este telecuento de humor ligero, pero inteligente y muy costumbrista, daría por hecho que vendrán más capítulos. Quedo a la espera de que Florindo se haga habitual en la parrilla televisiva, carente aún de propuestas humorísticas que compitan entre ellas. 

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