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Letra hecha arte

Desde hace dos décadas, una editorial  holguinera, Cuadernos Papiro, combina tecnología antigua de impresión, artes plásticas y artesanía

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Las máquinas de impresión de finales del siglo XIX e inicios del XX fueron desechadas y parecía que su destino era ser chatarra, ante la llegada de tecnologías poligráficas más avanzadas. Pero resistieron, junto al plomo tipográfico de la época de la Revolución Francesa, y en la calle Morales Lemus, de la Ciudad de los Parques, pasaron a convivir con técnicas de manufactura de papel también antiguas, para crear artísticamente los libros de la editorial Cuadernos Papiro.

El trinomio Casa Editora, Museo de la Imprenta y Taller de Papel hecho a mano tiene su expresión en Cuadernos Papiro. Según su director-editor, Manuel Arias, este último espacio de Holguín, fundado en 1994, resulta un amplio promotor del papel manufacturado, dentro y fuera de nuestro territorio. Desde sus inicios se han seguido líneas de experimentación, fundamentalmente buscando las raíces de la elaboración manual.

«Para cada creación se ha fabricado el papel idóneo, que deja de funcionar como un simple soporte y se convierte, mediante su integración al conjunto, en valiosa obra de arte. Cumple con los requisitos más exigentes de calidad y resistencia, y para su confección tomamos en consideración los más altos estándares ambientales, lo cual garantiza una explotación sostenible de los recursos».

Arias sabe que entre las paredes de la institución es clave la confluencia: «La unión en un mismo espacio de máquinas impresoras y familias tipográficas de los siglos XVIII y XIX constituye un gran esfuerzo; un trabajo de restauración que hace de nuestro taller un museo vivo, donde se evocan tiempos en los que el libro era obra de arte en sí».

Cuadernos Papiro, que cuenta con el apoyo de la Cámara Cubana del Libro, el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), al que pertenece y la Dirección Provincial de Cultura, nació en 2001, y su principal línea de producción es el libro-arte, donde convergen literatura, artes plásticas y artesanía. «La singularidad de este sistema produce ediciones limitadas y foliadas de hasta 200 ejemplares. Durante estos años, se han obtenido aquí más de 50 títulos. Muchos artistas han encontrado un espacio creativo incorporando al texto literario grabados y pinturas, entre otras técnicas de las artes aplicadas».

Esta editorial holguinera, una de las cinco del territorio, es participante sistemática en la Feria Internacional del Libro en la capital y en esta ciudad, y en ambas plazas siempre presenta novedades. Además, ha figurado como expositora en ferias de México, República Dominicana, Panamá, España e Irán.

En noviembre de 2020, a través del FCBC efectuó una exportación con la editorial estadounidense Nuevos Mundos, con sedes en Italia y España. En esa ocasión colocó en el mercado exterior el libro Antes del silencio, del poeta guantanamero Rafael Mosqueda. Su colectivo seguirá valorando otros proyectos con ese fin, que le reporta ganancias destinadas sobre todo para adquirir materiales y pagar espacios feriales foráneos.

En forma de arte

Boris Ángel Dorrego venía de la rama del comercio y estudiaba en la universidad cuando llegó a este taller en busca de trabajo. Se quedó como aprendiz de maestro-papelero y al cabo de un año su labor cumplió con los parámetros de calidad de la manufactura de papel.

«Si uno ve esto solo como sustento económico no te salen las cosas. Tienes que amarlo y sentir su utilidad y estética. Quedé impresionado de cómo se hacía todo aquí y empecé a aprender. La materia prima nos llega muchas veces de donantes o entidades. Desde la clasificación por colores, las mezclas en agua sin usar productos químicos, hasta la recogida de pulpa (que da el grosor), el prensado, el secado y otros pasos, dejo listos unos 3 000 pliegos mensuales».

De 15 anda Rubén Zaldívar, tipógrafo-impresor, quien lleva ese tiempo en la institución a la cual no ingresó «verde», pues procedía del Poligráfico y su preparación en lo relacionado con la tipografía era notable: «Nuestras máquinas, todas de fabricación norteamericana, de tanto uso presentan un desgaste mecánico considerable. Cada día tratamos de conservarlas, tenemos un fondo de piezas de repuesto y ponemos mucha maña en las reparaciones, para que perduren.

«Contamos con dos máquinas de impresión de distinto formato, un linotipo, una guillotina eléctrica y otra manual, y cajas de letras bastante antiguas. Ver funcionar a estas bellezas, estas reliquias, es algo que impresiona a cualquiera».

Egresado de pintura en 1983 de la Academia Profesional de las Artes Plásticas El Alba, el diseñador José Emilio Leyva agradece el programa de estudios de entonces, que le aportó conocimientos en dibujo, gráfica y diseño, y le abrió las puertas del taller, devenido editora y luego museo.

«Debido al déficit de soportes para pintar y hacer dibujos o grabados en los años 90 un grupo de artistas (sobre todo Fernando Bacallao, entonces muy interesado en hacer papel y obras con pasta de papel) se dio a la tarea de investigar maneras tradicionales de elaborarlo, como la china. Empezaron a reciclar papeles sin dañar la naturaleza y vieron que podían servirse de revistas, periódicos o libros viejos y otros materiales, como recorterías industriales», manifiesta Leyva, quien resalta la labor de Tatiana Zúñiga, promotora cultural con gran visión artística y primera directora del centro, la cual se percató de que con estas máquinas de impresión podían fundar, al unirse con el taller de papel manufacturado, una casa editora.

Cuadernos Papiro mantiene relaciones de trabajo con agencias turísticas como Havanatur y Cubatur, cuyas excursiones hasta la Ciudad de los Parques la incluyen entre los sitios a visitar. A estudiantes de la Escuela Vocacional de Arte Raúl Gómez García, de la carrera de Periodismo de la Universidad de Holguín y pioneros de una escuela especial cercana, se les organizan encuentros en su sede para acercarlos a los libros-arte.

Aunque los textos que más entregan son de poesía por ser más fáciles de encuadernar, Cuadernos Papiro han incursionado también en el género de ensayo, dice Manuel Arias. Asimismo han realizado coediciones con la Editorial La Luz, de la Asociación Hermanos Saíz, y con Ediciones Holguín, por ejemplo.

«Existe otra editorial cubana muy similar a la nuestra en Matanzas, Vigía, pero en el país es poco conocido el libro-arte», refiere.

Si factores negativos como la pandemia se lo permiten, en 2021 crearán el libro Patria, con poemas dedicados a la nación; e iniciarán la colección Villas, acerca de las siete poblaciones fundacionales cubanas y la ciudad gibareña, a la vez que reditarán ejemplares de carácter más comercial, que abordan la coctelería y la cocina de la Isla.

Hay certeza de que Alejo Carpentier, José Martí, Ángel Augier, Nicolás Guillén, Lezama Lima, Roberto Fernández Retamar, Carilda Oliver… nunca morirán por olvido, mientras el ruido de la impresión, los papeles reciclados con procederes egipcios o chinos y las artes plásticas continúen preservando en Holguín manualidades literarias en forma de arte.

 

 

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