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Yura López Autor: Juventud Rebelde Publicado: 02/03/2021 | 07:39 pm
El amor por el arte, y especialmente por la actuación, la acompaña desde pequeña. Sus padres le leían cuentos, interpretaban canciones y le proyectaban películas en la pared. Poco a poco, la niña fue desarrollando una imaginación inusual, al punto de que se inventaba sus propias historias y personajes. Fue con apenas 12 años de edad que esta villaclareña se incorporó a un proyecto teatral infantil, y todavía siente, y se sabe bendecida, que la pasión parce que no tendrá nunca fin.
Juraysi López Angulo, o simplemente Yura López, ya es un rostro reconocido dentro de la Televisión Cubana. La hemos visto en dramatizados como Tras la huella, Cuando el amor no alcanza, U.N.O, Conciencia, De amores y esperanzas. También en las películas Ernesto y Red avispa. En 2020 sobresalió por su rol en la serie Lucha contra bandidos: La otra guerra. Su papel de la bandida Ana Luisa impresionó por la fuerza y expresividad. Fueron muchos los aplausos de espectadores y especialistas, quienes la distinguieron con el Premio Adolfo Llauradó, que otorga cada año la Asociación Hermanos Saíz.
Graduada de Actuación en la Escuela de Arte Samuel Feijóo, de Santa Clara, y más tarde en la Universidad de las Artes, en La Habana, esta carismática joven no olvida la influencia de su tía Tatatata (Floralba), quien la impulsó a dar los primeros pasos, pues fue ella quien descubrió sus dotes histriónicos y la llevó a la captación que convocaba el taller infantil Soles de Sueño, bajo la dirección de Margot Álvarez.
«Margot, fundadora de Teatro Dripy, y el escritor Luis Cabrera Delgado me enseñaron el respeto, la disciplina y el amor por el teatro. Con ese conjunto vinieron mis obras iniciales y mi primer premio con el personaje de Tía Julita. Sin darme cuenta, me fui enamorando de la profesión de mi vida», confiesa.
Respecto a su participación en Lucha contra bandidos…, asegura que hacía tiempo anhelaba interpretar un personaje como el de Ana Luisa. «Cuando participé en el casting de la serie no imaginaba que me podría tocar un papel con esas características, ni tenía esperanzas de ser seleccionada, porque eran pocos roles femeninos. Me sorprendí con la buena noticia. Agradeceré siempre a Roly Peña y a Miguel Sosa por la oportunidad.
«Ana Luisa constituyó un gran reto. Entrené fuerte, a la par de los actores masculinos. Eran locaciones complejas, tuve que grabar de noche, cargar un arma casi todo el tiempo y dispararla…, situaciones que eran completamente nuevas para mí, pero que me hacían disfrutar a la vez», refiere quien adora bailar casino y pasar tiempo con su niña.
Según narra, una de las escenas más difíciles fue la que incluyó atravesar un río, «más bien era un pantano, todo el tiempo pensaba en el peligro de quedarme atascada con el fango, pero por suerte lo conseguí en la primera toma», dice y suelta una carcajada.
Agrega que el equipo logró una buena armonía. «Estábamos a la expectativa, pero confiábamos en el resultado, porque todos los representantes de las distintas especialidades hacían un trabajo espectacular: había buenos actores, buen guion, buenos directores…, gran parte de la “pelea” estaba ganada desde el principio».
Ahora luce serena, sonriente, en total contraste con aquella bandida que se escurría entre matorrales, que disparaba y hasta mataba. Yura, amante de las pastas, la comida criolla y las excursiones, se define como una persona tímida, tranquila, pero divertida con sus amigos y familiares.
«No me gusta llamar la atención. Siempre le agradezco a la vida que exista el teatro, porque me permite canalizar mis emociones más allá de un personaje, puedo desnudar el alma y sentirme libre.
«Me atrapan los papeles que me den la posibilidad de cambiar totalmente: ricos en matices, con un buen conflicto e interesantes, por “pequeños” que puedan parecer; los que me quiten el sueño y me obliguen a superarme como actriz», admite Yura.
Devela que se siente muy nerviosa antes de comenzar cualquier actuación, «pero luego todo se vuelve mágico. Siempre doy lo mejor de mí y me dejo llevar por las sensaciones, disfruto cada sentimiento, lo vivo al máximo. He aprendido de otros actores, de cada compañero de estudio y de los maestros. Entre mis mayores referentes se incluyen Laurita de la Uz, Isabel Santos y Alina Rodríguez.
«La actuación es pura pasión y reto constante. Trabajo para que ningún personaje se parezca al otro; investigo, me preparo, me esfuerzo, entreno mi cuerpo según el rol que corresponda. Me nutro de mis experiencias y las personas cercanas. Soy muy observadora y aprendo de todo para después usarlo. Incluso así, luego de ver el resultado, siento que pudo ser mejor».
Los gestos reflejan su naturalidad, sonríe y habla de retos. «En Cuba hay mucho talento joven que se pudiera aprovechar más. Nuestro mayor desafío es hacer un arte entretenido, divertido, pero al mismo tiempo visceral e inteligente que también haga reflexionar, y nos conecte de manera más fuerte con el público».
Añade que la AHS es una organización de mucha valía para los noveles artistas y escritores, pues les brinda la oportunidad de hacer realidad sus anhelos y sirve de punto de partida y apoyo a la hora de encaminar sus proyectos. «Sin embargo, debería darse a conocer más, especialmente entre los creadores», refiere quien le concede un significado especial al Premio Adolfo Llauradó, motivo para continuar en el camino de sus sueños.
Casi al final de la conversación comparte su propósito de «actuar hasta ser una viejita y de entregarme de corazón para que no me falte el amor del público. Me encantaría ser una gran actriz, trabajar con directores nacionales e internacionales, hacer mucho cine».
