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Otra vez mirando por dentro (I)

Ya lleva al aire una semana la nueva telenovela que tiene a Ernesto Fiallo como director general. Se titula Vuelve a mirar y constituye un necesario y emotivo abrazo a la tercera edad, desde el audiovisual

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Rubén Breña se lo pensó más de una vez para asentir ante la invitación que le cursara Ernesto Fiallo. No le escaseaban los atractivos al Luis Manuel que habían creado Amílcar Salatti y Yoel Infante, «y más cuando se trata de una telenovela centrada en la tercera edad, es decir, en la existencia de los adultos mayores, en general... Como quiera que se vea, resulta una cuestión que nos corresponde, nos atañe, nos interesa particularmente, pero estaba negado a estar entre los protagonistas de Vuelve a mirar, lo confieso.

«Hay que pensarlo mil veces para asumir un rol que demanda entrega, esfuerzo, sacrificio en grandes cantidades y en las condiciones actuales, y yo me siento, sinceramente, un poco cansado. Sin embargo, Luis Manuel estimula profesionalmente y, bueno..., aquí estoy, metido en la piel de este profesor universitario, jefe de cátedra en la Facultad de Derecho, quien, a pesar de su elevado nivel intelectual, posee una mentalidad retrógrada, a la antigua. Es un tipo difícil».

De ese modo describe Breña al ser que veremos en pantalla rodeado con frecuencia por Caridad (Nieves Riovalles), «su partenaire», como le gusta decir a este más que reconocido actor; por el matrimonio amigo que incorporan Manolín Álvarez y Miriam Socarrás; y hasta por Reinaldo, el contrincante de altura que ha armado Osvaldo Rojas. Pero a este Luis Manuel nada lo acerca al abuelo positivísimo de El rostro de los días, «una gente con afán, con un propósito, con unas ganas tremendas de vivir con intensidad, de seguir trabajando, de crear. Luis Manuel es un hombre de carácter huraño; la pérdida de su esposa, después de una relación de años, lo marcó tanto que prefiere continuar solo, apegado a ese recuerdo».

Nieves Riovalles es Caridad.

Es como si Luis Manuel se colocara siempre en un sentido diametralmente opuesto a donde habita Caridad, cuyo nombre le viene como anillo al dedo, según afirma la siempre convincente Nieves Riovalles. «Ella ayuda a todo el que puede. Es un personaje realmente hermoso. En la vida real sería genial tener cerca a alguien así: optimista, que lucha por ella y sus semejantes para que todos disfruten de una tercera edad plena. Es una gente con fe, con una manera de actuar y de pensar que contribuye a que jamás se pierdan las esperanzas, a no dejarse derrotar. Y ahí radica el principal mensaje que nos deja Caridad en Vuelve a mirar y que puede ser tan útil en una Cuba, cuya población ha ido envejeciendo, y que ahora mismo se enfrenta a la COVID-19, que tanto daño nos puede hacer; que intenta resolver los problemas que se nos han acumulado, mientras el bloqueo busca asfixiarnos...

Rubén Breña se metió en la piel de Luis Manuel, un profesor universitario algo huraño.

«Por tal motivo aplaudo con fuerzas que Amílcar y Yoel hayan escrito una historia tan parecida a la realidad, e ideado una Caridad que de cierto modo nos colmará de ilusión, que no se cansará de decirnos que mientras se respire, todo se puede lograr. Lo primero es estar vivos, protegerse para seguir avanzando y de ninguna manera negarse a los sueños, los cuales no tienen por qué ser lejanos, pueden ser sueños de presente. Eso sí: debemos cuidarnos unos a los otros, abrazar fuerte a la familia, porque hay que llegar, hay que resistir».

Para otra grande de la actuación en Cuba bastó, asegura, con que la dirigiera Fiallo y, por demás, acompañado por Julio César Ramírez, para aceptar vestirse de Nora, «una mujer muy complicada, que arrastra una vida llena de frustraciones, de tabúes que vienen desde antes del triunfo de la Revolución, que ni siquiera ha sido lo suficientemente clara con su hija, a la que le guarda secretos, lo cual ha creado un conflicto entre las dos.

Bueno, la verdad es que Nora siempre anda en algún dilema con los demás, enfatiza Paula Alí.

«Bueno, la verdad es que Nora —enfatiza Paula Alí— siempre anda en algún dilema con los demás: su hija, su yerno, sus mejores amigos... Para un actor es muy estimulante defender un papel en el que abundan los matices, al que no le faltan conflictos y tiene que interactuar constantemente con otros personajes...», reconoce quien ya le dio el sí para ponerse de nuevo bajo las órdenes de quien se convertirá también en director general en Los hijos de Pandora, un dramatizado de 50 capítulos que se encuentra en fase de preproducción y que se comenzará a grabar en septiembre.

«Que la telenovela estuviera escrita por Amílcar Salatti y Yoelito Infante también me dio mucha confianza: sus guiones siempre me atrapan y me dan seguridad. No obstante, me preocupé un poquito cuando Fiallo me informó que se trataba de un papel protagónico, pues desde La otra esquina no me enfrentaba a un proyecto de esta magnitud y no sabía si me hallaba en capacidad mental para tanta responsabilidad, pero una vez más recordé a Fidel cuando el yate Granma que dijo: si salgo, llego; si llego, triunfo; una máxima que me inspira cuando me acosan las dudas, porque de lo contario ni salgo, ni llego, ni triunfo.

«En cuanto entré en el proceso de Vuelve a mirar me percaté de que me aprendía con facilidad la letra, mientras traía conmigo la práctica de El año que viene, cuando Diana Roa Suárez y Héctor Quintero me dijeron, al notarme atormentada con aquella cantidad de escenas (al igual que en esta ocasión): “Paula, empieza por la primera y olvida que restan 30, y luego vas para la segunda…”, y andaban en lo cierto: de ese modo no solo ganas en seguridad, sino que cuentas con más tiempo para madurar tu personaje.

«Roles como el de Nora deben estudiarse a profundidad. El éxito depende de cuánto te dediques a él. Un actor de la talla de Anthony Hopkins asegura, según escuché en una entrevista que le hicieron, que se leía un guion hasta 200 veces, y me parece lógico: más caminos le encuentras al personaje, más conoces sus anhelos, frustraciones, alegrías; su relación con los demás... Personajes que en Vuelve a mirar son interpretados por magníficos colegas, lo cual es una bendición».

Adorada en su Bayamo natal, donde integra el elenco de los dramatizados de la radio y se desempeña como profesora en la escuela de arte provincial, para Yudexi de la Torre, quien es parte de la historia del colectivo teatral Granma, Vuelve a mirar constituyó un regalo muy querido. «Claro, siempre debo agradecerles a Doimeadiós y a Luberta, que con Entrega me abrieron las puertas de este espacio estelar tan esperado por los televidentes, como ahora también lo hago con Ernesto Fiallo, que confío plenamente en mí y me situó dentro de una trama que me fascinó.

«Comencé llena de miedos, sustos, pero la complicidad y guía certera de Fiallo y Julio César acabaron por “calmarme”. Ayudaron también, por supuesto, la generosidad y empatía de todos los actores con que compartí esta maravillosa experiencia. Sinceramente me allanaron el camino. ¡Qué más puedo pedir si tengo una familia como Paula Alí (mi madre), a quien quiero, respeto y he admirado siempre; un esposo como Roque Moreno, que logró que todo fuera más cómodo y me asistió sin reservas; y un hijo como Armando Valdés, que llegó para quedarse en mi corazón para siempre! Creamos un vínculo afectivo tan bonito, que aspiro a que no se rompa nunca», espera De la Torre.

Parte de la familia que en Vuelve a mirar integran los actores Armando Valdés, Yudexi de la Torre y Roque Moreno.

«Sara es una mujer sensible y con un claro objetivo, que no debo adelantar. Trabaja en su peluquería y le tocará enfrentarse a unos cuantos dilemas. Sara simboliza (creo yo) la fortaleza de espíritu de la mujer cubana», dice, y concuerda con Riovalles en que esta producción representó un desafío gigantesco, sobre todo para quienes asumieron roles tan significativos a estas alturas de sus notables carreras.

«Era una gran oportunidad, pero a la vez un gran reto. Había que memorizar mucha letra, levantarse muy temprano y luego permanecer horas en el set, porque estás en casi todas las escenas». Cuando Nieves Riovalles habla con JR y vuelve la vista atrás es como si su voz fuera también la de Rubén Breña, Paula Alí, Héctor Echemendía, Manuel Porto, Miriam Socarrás, Manolín Álvarez, Osvaldo Rojas... «Un trabajo muy arduo, de larga duración, en condiciones que no son las mejores, aunque la producción y la dirección realizaron un esfuerzo considerable para terminar el proyecto con calidad y que quedara bien.

«Fue duro parar por la pandemia cuando estábamos ya a solo dos o tres meses de concluir la filmación. Retomar la labor en este caso equivale a tener que retomar la imagen, conectar de nuevo con la sicología del personaje, estar clara de dónde te quedaste para, cuando toque regresar a esa escena de la cual grabaste la mitad, actuar con la misma carga emocional. Y ello solo se puede conseguir estudiando, releyendo el guion, yendo hacia atrás... Y, a pesar de los contratiempos, estamos todos felices y esperanzados de que al público le funcione y le guste esta telenovela que muestra a esa tercera edad que quiere vivir y disfrutar lo que le quede por vivir».

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