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Este viernes Luis Enrique Zayas luchará por subir al podio. Foto: Fernando Neris Autor: Juventud Rebelde Publicado: 02/10/2019 | 08:46 am
Pase lo que pase, Luis Enrique Zayas tiene que guardarle profundo agradecimiento a lo que ha sido este año para su vida. Más bien, desde el mismo momento en que comenzó a entrenar con Juan Francisco Centelles, hace pocos meses. El que haya seguido de cerca su carrera, sabrá que hablamos de un muchacho que luego de ser campeón mundial juvenil, en 2016, no tuvo ni el despegue ni la estabilidad que se esperaban. Sumido en un bache, ideas nada alentadoras pasaron por su cabeza. El talento amenazaba con malograrse.
A pocos días de los Juegos Panamericanos de Lima, las esperanzas de acudir prácticamente habían desaparecido para el saltador de altura. De hecho, se sentía en su casa, en Santiago de Cuba. No obstante, en el último suspiro casi, le avisaron que asistiría a la cita multideportiva y lo que él hizo allí, creo que buena parte de Cuba lo recuerda, no solo por la placidez del título, sino también por lo inimaginable de ese resultado.
El cetro y el registro personal de 2,30 metros (m) obtenidos en la capital peruana fueron las remembranzas más frescas con las que compitió ayer, en la etapa clasificatoria, el indómito de 22 años, en la quinta jornada del caluroso Campeonato Mundial de Atletismo, que recibe por primera vez Doha, Catar. El salto alto era una prueba huérfana para Cuba en citas del orbe desde que el santiaguero Víctor Moya intervino en la edición de Daegu 2011 y en finales, desde Osaka 2007, cuando el propio Moya terminó quinto.
Después de lo ocurrido este martes, el compás de espera se cerró para bien del atletismo cubano. Doce años después un saltador de altura antillano volverá a discutir medallas, pues Luis Enrique en el estadio internacional Khalifa regaló una muy buena presentación, al incluirse entre los 12 atletas que este viernes disputarán la final.
El monarca universal juvenil en Bydgoszcz no pudo en su primer intento con los 2,26 m, pero en el siguiente lo venció. Posteriormente la varilla fue elevada hasta 2,29 m, altura que Zayas superó en su oportunidad inicial y así consiguió su segunda mejor marca histórica. El cubano ya cumplió uno de sus propósitos en este certamen, y dentro de dos días asumirá la competencia más fuerte de su carrera bajo la frase que dijo tras su oro en Lima: «Hay que ser ambicioso en esta vida».
Entre otros, en la final estarán el gran ídolo local Mutaz Essa Barshim, vigente titular mundial y subcampeón olímpico, y los tres primeros en el listado universal: el bielorruso Maksim Nedasekau y los rusos Ilya Ivanyuk y Mikhail Akimenko.
También ayer compitieron por la Isla la santiaguera Zurian Hechavarría —en 400 metros con vallas—, quien avanzó a las semifinales en el segundo puesto de su heat, con tiempo de 55.36 segundos (s), y la cuatrocentista cienfueguera Roxana Gómez, sexta en su serie de semifinales, con 51.56 s, mejor marca del año para ella.
