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Desde el círculo de espera

El Director Nacional de Béisbol, Ernesto Reynoso, comenta sobre algunos cambios en la temporada cubana de pelota

Autor:

Norland Rosendo

Dos años después de iniciados los estudios para reformar la estructura de la temporada cubana de béisbol, llegó la hora del cambio con una propuesta que engorda el calendario, pero no difiere mucho de la vigente.

La idea inicial de celebrar dos campeonatos: Serie Nacional sin refuerzos y una Liga Cubana de invierno, terminó rindiéndose ante el proyecto de «un solo torneo, dos etapas». Muy alta quedó la parada del espectáculo durante los play off, con los estadios repletos desde muy temprano, y eso ha pesado mucho en las decisiones.

Aunque Ernesto Reynoso asumió las riendas de la Dirección Nacional de Béisbol cuando estaban avanzados los estudios, le ha tocado moverse por todo el país oyendo los más variopintos criterios de los seguidores de nuestro deporte-identidad y guiar como un buen cátcher los últimos innings de este juego por un formato nuevo.

Ernesto Reynoso.  Foto: Calixto N. Llanes

Desde que se aboliera la pelota rentada en Cuba, ha cambiado casi una veintena de veces la estructura, que se ha movido entre largas temporadas de una sola justa y dos campeonatos, incluido uno élite, llámese Serie Selectiva, Copa Revolución o Superliga, un formato que de alguna manera la gente añora, pese a que no son los mismos tiempos, ni existen los mismos recursos.

Reynoso aceptó el reto de «batear» un cuestionario de Juventud Rebelde que contiene dudas de nuestros lectores enviadas a nuestra redacción desde que este juego por un cambio de estructura entrara en extrainning.

«La propuesta que hemos presentado responde a la mayor exigencia de la afición, los expertos y la prensa, que era aumentar la cantidad de partidos, para que un grupo de muchachos no se pase tanto tiempo sin jugar en el béisbol al máximo nivel. Subimos de 45 a 75 duelos en la primera etapa, o sea, 30 más. De los últimos años, la variante de 90 juegos ha sido la más elogiada. Esta no llega allá, pero no hay dudas de que favorece el desarrollo de los peloteros».

—Sin embargo, cuando se jugaban 90 partidos, durante el último tercio del campeonato bajaba mucho el nivel porque había equipos ya sin opciones de clasificar, su afición perdía interés, gradas semivacías, ¿no les preocupa que se reitere ese problema?

—En todas las ligas del mundo hay equipos en la punta, otros en el medio y algunos que se descuelgan rápidamente en la tabla de posiciones. Debemos saber cómo manejar ese riesgo, que impacte lo menos posible en la competitividad. Es un reto, toda sugerencia tiene ventajas y desafíos.

—Quizá con 60 o 65 juegos se evite la «caída» en el tramo final de la primera fase, además los juegos de día son muy fuertes…

—Seguiríamos prácticamente en las mismas. La gente pide un calendario más extenso.

—Hay expertos que consideran que jugar más no es proporcional a elevar la calidad, que no se corrigen las deficiencias técnicas y tácticas en una serie que puede tener rivalidad, pero no exhibe un alto nivel competitivo. ¿Está pensada esta estructura para el espectáculo nacional o para los resultados internacionales?

—Para las dos cosas, muchos jóvenes han tenido que asumir puestos de titularidad en los equipos debido a los procesos migratorios y ellos necesitan juego diario, fogueo para superarse. Por suerte, en Cuba la pelota está en los genes y siguen naciendo talentos, a pesar de las carencias materiales, de los incentivos desde el extranjero para que abandonen el país y de la política hostil del Gobierno de Estados Unidos que obligó a congelar el acuerdo que aseguraba contrataciones legales y ordenadas en las Grandes Ligas sin que los atletas tuvieran que mudarse de aquí.

«Está demostrado que el juego contribuye al desarrollo, aunque no es lo único. Hace falta también más roce internacional, inserción en ligas fuertes, más aplicación de la ciencia, la técnica y  metodologías avanzadas en los entrenamientos».

—Una academia o un centro de preparación sería ideal…

—Dentro de la estrategia aparece la necesidad de un centro de ese tipo, pero es costoso y no podemos decir que se materializará mañana. Hay cosas que tendrán solución a corto plazo, otras a mediano y otro grupo demorará más.

—¿Seguirá la temporada cubana sin un día fijo para el inicio?

—La idea es que la fecha inaugural sea la misma siempre. No podemos decir hoy que será en marzo o abril, pero estamos buscando exactitud como en otras ligas, aunque en los circuitos profesionales los mejores jugadores no asisten a los principales torneos del calendario de la Confederación Mundial de Beisbol y Softbol.

—¿En qué aspectos de la propuesta ha habido más debate?

—El primer momento no tuvo discusión, respecto al segundo sí hubo diversidad de criterios y es el que más ha variado. Entre las variables estuvo regresar a la división por zonas geográficas, 60 juegos, dos campeonatos, la identidad de los equipos, atención diferenciada a los jugadores en una liga invernal.

«Sin embargo, a partir de experiencias en torneos élites que no lograron prender en los seguidores consideramos que era un riesgo cambiar algo que ha tenido un impacto y resultados muy positivos en los play off de los últimos años. La Serie 59 terminó muy arriba en lo referido al espectáculo, con los estadios abarrotados y miles de personas afuera sin poder entrar».

—Será un primer segmento sin muchos de los mejores jugadores, quienes estarán en ligas extranjeras. Eso afecta de antemano algunos equipos…

—Es otro riesgo que no podemos evitar. Le sucede a Granma con varios de sus estelares, a Pinar del Río, que no contará con sus mejores lanzadores. Pero necesitamos de esos contratos en circuitos de más calidad para que crezcan como peloteros, rindan más en las selecciones nacionales y además cada acuerdo deja beneficios económicos para la Federación Cubana de Béisbol, que son invertidos en el desarrollo de nuestro deporte.

«No se ha llegado a una definición respecto a si todos los contratados jugarán a su regreso o solo lo harían quienes formen parte de los equipos clasificados. Vamos a tener en cuenta todos los elementos posibles, incluida la fatiga extrema».

—Una liga cubana implicaría, entre otros incentivos, un salario diferente al de la Serie Nacional. ¿Se mantendrá el mismo sistema de pagos en la próxima campaña?   

—El salario lo estamos revisando, eso no quiere decir que haya una solución inmediata, pues hay un marco legal que no podemos violar, pero sabemos que hay inconformidades y la aspiración es corregir las deformaciones.

«No podemos obviar la prioridad que el Estado y el Inder le otorgan al béisbol. En cualquiera de las variantes aumentan los costos y hay voluntad política para hacer ajustes en el presupuesto.

—Más de un mes de descanso en el período vacacional, cuando aparecen los viajes a las playas, las fiestas…, es otro tema peliagudo, sobre todo porque se puede perder la forma deportiva…

—No podemos hablar de un tiempo exacto de la parada, por ejemplo, 2020 es año de muchos compromisos internacionales entre julio y agosto. Unas veces vamos a tener que seguir jugando sin algunos atletas importantes, en otras ocasiones detendremos la serie, pero siempre debe ser un descanso activo, entrenando.

—¿Los refuerzos se pedirán al terminar la primera etapa o al comenzar la segunda, después del receso?

—Serán siete refuerzos en cada uno de los seis equipos que avancen al segundo tramo, y todos se pedirían en un solo momento, pero no hemos decidido todavía si antes de la parada o después. Lo que no queremos es que un mismo jugador pase por tres conjuntos en el mismo año.

—Entonces, ¿todo apunta a que tendremos a partir de abril una serie nacional con más juegos y un receso intermedio más largo de lo habitual?

—No desestimamos nada, todavía no hay una propuesta aprobada definitivamente; seguimos evaluando cada detalle, cada sugerencia, aunque esta es fruto del consenso; lo que sí tenemos claro es que no debemos cambiar de estructura todos los años.

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