Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Respiros de paciencia y voluntad en el agua

La escasez de competiciones internacionales parece que seguirá afectando al polo acuático masculino antillano

Autor:

Javier Rodríguez Perera

La primera ocasión en que realmente comprendí los encantos de un deporte rudo como el polo acuático fue un mediodía de marzo de 2016. El habanero hotel Comodoro sirvió de puente para conocer y conversar durante dos horas con una leyenda viva de esa disciplina en Cuba y en el mundo, el bautense Jorge Rizo García, de visita en la Isla y considerado por varios especialistas entre los dos mejores exponentes de nuestro país en todas las épocas.

Rizo habló de su deporte de una manera diferente, como habla un sexagenario que añora lo que tan bien hizo, lo que tan bien estuvo y ya tan bien no está. Remembranzas en primera persona de tres Juegos Olímpicos, cuatro citas continentales e igual cantidad de Juegos Centroamericanos y del Caribe, varios Campeonatos Mundiales y un subtítulo en los Juegos Mundiales Universitarios de Moscú 1973. Él fue compañero de otros buenísimos polistas como Jesús Pérez, Gerardo Rodríguez, Nelson Domínguez, Osvaldo García y Oscar Periche, por citar algunos.

Rizo, sus colegas mencionados y otro grupo numeroso conforman la parte más bonita y gloriosa del polo acuático masculino cubano, que contrario a lo que pudieran creer varios, fundamentalmente en las décadas del 70 y el 80 y en los primeros años del 90 se mantuvo en las principales competiciones internacionales, sus equipos jugaron con los países más potentes y obtuvieron desempeños bien notables.

Hablo de cinco asistencias a Juegos Olímpicos —que pudieron ser siete, de Cuba no haber declinado acudir a las ediciones de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988—, siete participaciones ininterrumpidas en Mundiales hasta Roma 1994 y cuatro intervenciones en Copas del Mundo.

Hablo de un quinto puesto en la cita bajo los cinco aros de Moscú 1980 —aunque es cierto que no estuvieron algunos de los principales conjuntos—; un cuarto escaño universal en Cali 1975; una presea de bronce en la Copa del orbe de Long Beach 1981; la medalla de plata en la Universiada de 1973, en Moscú, donde perdimos la corona ante el plantel soviético y presencia en podios panamericanos consecutivamente desde 1971 hasta 1999.

Antonio Cruz Ruiz, comisionado nacional del deporte, recordó a Juventud Rebelde que como parte de esas actuaciones de antaño la Isla aportó los líderes goleadores de las versiones olímpicas de Ciudad de México 1968, Múnich 1972 y Montreal 1976 y durante un tiempo Cuba estuvo entre los seis países más fuertes del orbe.

Con la llegada del período especial, explica Ñico, muchos atletas de excelente nivel y varios entrenadores determinaron probar suerte en otros países, se complejizó muchísimo el proceso de promover atletas a la selección nacional absoluta, pues eran solo 15 plazas para mayores y juveniles, además de que el escenario internacional se volvió casi desconocido por un tiempo prolongado. Esas razones influyeron para que el deporte sufriera un retroceso grande que todavía hoy se vive.

Para que se tenga una idea diáfana en los aspectos de resultados y competiciones de primer nivel, a partir de 2000 solamente se ha acudido al certamen universal de Montreal 2005 (un triunfo, tres reveses y puesto 12), no se ha logrado una medalla en Juegos Panamericanos ante una hegemonía infranqueable de Estados Unidos, Brasil y Canadá y en tres citas regionales el botín ha sido de un cetro, un segundo lugar y un bronce, cuando de 1966 a 1998 no había otro color que el dorado.

La sequía se prolonga

La escasez de competiciones internacionales, una de las causas por las que el polo acuático masculino antillano se ha rezagado y que a la vez ha incidido en que varios jugadores causen baja del equipo nacional en busca de otros destinos, parece que seguirá mojando a este deporte.

Antonio aseguró que este mes no se podrá participar en un fuerte torneo continental de clubes que acontecerá en México, debido a que el presupuesto es reducido, y la asistencia a la segunda fase de ese evento, en julio en Puerto Rico, es muy probable que tampoco se concrete. En mayo estará desarrollándose el Torneo Intercontinental, lid a la que Cuba fue invitada por la FINA, pero al ser en Estados Unidos, tampoco se acudirá por el complicado proceso para obtener las visas.   

Ante esas carencias, los integrantes de la preselección nacional básicamente juegan competiciones internas, esperan que en la Copa Marcelo Salado intervenga algún conjunto foráneo y en mayo participarán en la primera edición de la Copa Eugenio Martínez Ginoris In Memoriam. Igualmente existe la posibilidad de que escuadras de México y Colombia nos visiten pronto.

«Duele mucho esta situación que desmotiva a los atletas. Se pasan un año entero recibiendo cargas fuertes de entrenamiento para topar entre ellos mismos, por lo general. No hay competencias para demostrar y lo que hacemos es crear bases de preparación en las provincias para que así cambien un poco la rutina o hablar con amigos de otras naciones para que traigan algún equipo y luego chocar con ellos», explicó.

Tácticas defensivas ante la adversidad

Mario Andrés Bermúdez Ariosa, entrenador principal del conjunto cubano, apuesta por el roce internacional, pero resalta que necesariamente no debe ser fuera de Cuba. «Si pudieran visitarnos países con más frecuencia o realizarse más torneos aquí, sería muy positivo, porque permitiría que todos los jugadores nuestros ganen minutos de juego. Eso es mucho mejor que topar entre ellos mismos», asegura.

A pesar de presentar dificultades con los balones o someterse a preparaciones intensas en jornadas de frío, porque el sistema de calderas de calefacción del Complejo de Piscinas Baraguá reclama mucho combustible, Bermúdez y su cuerpo técnico les han inculcado a sus discípulos la voluntad de continuar luchando por el deporte que practican. Voluntad y sacrificio prácticamente se convierten en las armas fundamentales ante la escasez.

Por su parte, el agramontino Raydel Carales Manzano, integrante del cuerpo técnico, habló sobre la importancia de la Liga Nacional para el progreso de sus alumnos, cuando el escenario no es el apropiado.

«Es la principal competición que se realiza en Cuba y nos permite observar a los atletas con perspectivas de incorporarse a la preselección nacional, así como evaluar el estado de los que ya la integran. Sería ideal que el evento cuente con dos etapas, pues casi siempre se celebra en una semana, para analizar y trabajar con más detenimiento las deficiencias y perfeccionar las potencialidades de los jugadores.

«Al no existir un equipo nacional juvenil, ese torneo aporta muchachos de la categoría para nuestro concentrado. Son promovidos con 15 o 16 años, sin una fase previa de aclimatación a los entrenamientos, a los sistemas de juego, llegan con deudas técnicas. La Liga Nacional es el certamen perfecto para apreciar los que están con potencialidades de ser llamados, porque se demuestra quiénes tienen las condiciones físicas, tácticas y la inteligencia de lectura del juego», expresa.

Disparos esperanzadores en la piscina

Cuando el trabajo se resume prácticamente a entrenar de manera ardua, muchas veces con escasez de balones o temperaturas frías, es inevitable que el jugador se decepcione y pueda plantearse continuar bajo esas condiciones. Por eso constituye un plus valioso que la Federación Cubana de polo acuático logre insertar la mayor cantidad de exponentes en ligas europeas.

Actualmente se desempeñan con el club español Waterpolo Navarra el camagüeyano Giraldo Carales y el granmense Rafael Contreras, ambos con protagonismo dentro del plantel, mientras que Ivey Arroyo y José Antonio Peralta, cuando se estabilice la crítica situación del coronavirus en Italia, partirán hacia ese país.

Por otro lado, en 2021 dos noticias podrían modificar un poco el desolador panorama competitivo del plantel dirigido por Mario Andrés, quinto en Lima 2019. El federativo Ruiz habló sobre la posibilidad de que a inicios de año Cuba organice uno de los clasificatorios mundiales y podrían venir entre seis o siete países, porque nada más se ofrece dos plazas y Estados Unidos, Brasil y Canadá tienen las mayores credenciales para conquistarlas.

En la última semana de junio de 2021 está previsto el Clasificatorio de la Confederación Centroamericana y del Caribe de Aficionados a la Natación en Bahamas y el propósito es terminar en la cima, con el boleto a la fiesta deportiva centrocaribeña de Panamá 2022, donde se aspira, según Cruz, a retomar la senda dorada, después de perder hace dos años en la final en Barranquilla.

«La estrategia que estamos trazando va enfocada en mejorar lugares a nivel continental y regresar al título centroamericano. Brasil y Estados Unidos presentan equipos envejecidos, aunque son excelentes atletas sus integrantes, pero nosotros combinamos juventud y experiencia, y si logramos insertar más jugadores en ligas foráneas podemos esperar muy buenos resultados. Hace falta que el talento y las ganas de jugar no se pierdan», asegura Ñico, quien adelantó que para el venidero año podría abrirse la matrícula para los polistas juveniles.

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