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Quince años sin Lázaro

Lázaro Pérez Agramonte, el mejor receptor cubano de las primeras series nacionales, fue el primer villaclareño que se proclamó campeón nacional y el penúltimo pelotero fundador de los campeonatos nacionales que se despidió de la pelota activa

Autor:

Osvaldo Rojas Garay

Hoy martes 7 de abril se cumplen 15 años de la desaparición física de Lázaro Pérez Agramonte, el mejor receptor cubano de las primeras series nacionales, en las que hubo otros de esa generación que también se destacaron como Ricardo Lazo, Ramón Hechavarría y, un poquito más acá, Evelio Hernández.

Nacido en Caibarién el 17 de diciembre de 1936, fue el primer villaclareño que se proclamó campeón nacional, pues integró la nómina del equipo Occidentales que, bajo el mando de Fermín Guerra, inició en 1962 la lista de los equipos que han llegado a la cima.

Igualmente emergió como el penúltimo pelotero fundador de los campeonatos nacionales que se despidió de la pelota activa, hecho que ocurrió en 1979.

Después del enero victorioso de 1959, Lázaro se enroló en la Marina y de ahí pasó a laborar en el Hospital Siquiátrico de La Habana.

Por eso, tras alcanzar el título con Occidentales, posteriormente, vistió la franela del equipo Industriales, con el cual conquistó tres gallardetes entre 1963 y 1965.

En la temporada de 1967-1968 retornó a su provincia natal, para convertirse en uno de los baluartes de aquellos aguerridos Azucareros, que levantaron el trofeo principal en las campañas de 1968-1969, 1971 y 1972.

Con el gallardete en este último año sumó su séptimo cetro, algo que no ha podido alcanzar ningún otro jugador en Cuba. Además, se coronó en la Serie de los Diez Millones en 1970 y la Selectiva de 1978.

En los Juegos Panamericanos de Sao Paulo, en 1963, fue el primer villaclareño en lograr una presea dorada en un evento de nivel internacional, aunque entonces Villa Clara pertenecía a Las Villas.

A partir de esa justa hasta la cita del orbe de 1976, solo dejó de figurar en la plantilla de la Mayor de las Antillas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, Puerto Rico, en 1966.

Aunque no se caracterizó por ser un bateador de grandes averages en los certámenes del patio, otra cosa fue su desempeño en citas internacionales. Así en dos de los seis mundiales en que compitió terminó en el segundo puesto entre los principales bateadores, la primera en 1969, donde compiló 480 y terminó detrás de Owen Blandino (500), y posteriormente, en 1971, en el certamen que organizó Cuba promedió 407 y escoltó a Rodolfo Puente, quien resultó inalcanzable con sus 429.

¿Embasarte por «desbol»?

Relata Enrique Oduardo que en 1964, la selección juvenil cubana con Fidel Castro en la lomita enfrentó a una representación del Hospital Siquiátrico. «En el noveno el juego iba empatado a dos carreras y tuve el honor de disparar el hit que decidió el juego 3 a 2», señaló el otrora cuarto bate de los equipos Azucareros y Las Villas.

«Entre los jugadores que tenía el equipo de Mazorra estaba Lázaro Pérez. En una de las ocasiones en que vino a batear, Fidel le da “desbol” y se queda con los brazos cruzados, mirando cómo Lázaro iba para primera y antes de que este llegara, corrió hasta donde estaba él y le dijo:«Tú has jugado mucha pelota para que te dejes dar un ‘desbol’ por mí”, le pidió que fuera a batear de nuevo y…¡lo ponchó!».

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