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Ayudaré a mi club a mantenerse en División de Honor

De la piscina del centro deportivo Vicente Quesada, en Bayamo, salió uno de los integrantes del conjunto cubano masculino de polo acuático, cuyos inicios no fueron en esa disciplina, sino en la natación, a los cuatro años de edad

Autor:

Javier Rodríguez Perera

De la piscina del centro deportivo Vicente Quesada, en Bayamo, salió uno de los integrantes del conjunto cubano masculino de polo acuático, cuyos inicios no fueron en esa disciplina, sino en la natación, a los cuatro años de edad. Durante varios almanaques se mantuvo Rafael Contreras en ese deporte, hasta que en 5to. grado ingresó en la EIDE Pedro Batista Fonseca, de Granma. Sabía que su futuro deportivo lo encontraría en el agua.

Gracias al potencial demostrado en categorías menores, en 2014 fue ascendido, con 16 años, a la preselección nacional, promoción que le causó una emoción más allá de la esperada. En más de un lustro con el equipo nacional, ha disfrutado momentos exitosos, pero él nunca olvidará la final centrocaribeña de Barranquilla 2018, en donde perdieron la medalla de oro contra los locales, luego de haber hecho una preparación muy buena en Croacia.

Por su condición de zurdo, juega como extremo derecho. Para desempeñarse con efectividad en ese puesto, Rafael considera que se debe ser buen pasador y tirador, además de tener buena natación y visión de juego, aspecto fundamental, pues casi todas las jugadas comienzan por su lado.

A mediados de noviembre del pasado año llegó a España para integrarse a las filas del club Waterpolo Navarra, perteneciente a la División de Honor, liga que comenzó a finales de septiembre. Se incorporó tarde al campeonato a causa de un retraso en los papeles, pero lo importante es que ya había cumplido aquel gran propósito de conseguir un contrato, gracias, en buena medida, a su compañero Giraldo Carales, quien durante una base de preparación en suelo azteca le informó acerca de la posibilidad de jugar juntos en un club ibérico.

«Me percaté rápido de que la diferencia era notable respecto al polo que en Cuba jugamos y su calidad. Para adaptarme a eso pasé trabajo, en los primeros partidos sufrí bastante, deseaba hacer algunas cosas y no podía, sobre todo porque no llegué en la forma física anhelada. También el arbitraje era un poco diferente. Cuando paró la primera fase, de diciembre a enero, me preparé fortísimo para recuperar la forma.

«La liga reinició el 5 de febrero y en el primer choque, ante el conjunto de Cataluña, quedé MVP, metí cinco goles y se vio el progreso. El resto de los partidos fueron contra equipos ubicados en la punta de la tabla, con mayor nivel y jugadores estelares, con varios campeonatos mundiales en sus expedientes. Supe aprovechar esas experiencias para desarrollar mi juego», declara el cubano, quien ha tenido siempre el apoyo del camagüeyano Carales, otro que ha sabido aprovechar bastante su debut profesional, con el club radicado en Pamplona.

El Waterpolo Navarra es dirigido por el barcelonés Manel Silvestre, un hombre que permaneció durante una década en la selección española y atestiguó los logros más importantes de su equipo durante la primera mitad de los 90, entre los que se incluye la plata olímpica de 1992.

No hace mucho, Rafael renovó su contrato con el plantel y ansía el inicio de la próxima temporada, en septiembre. «No he parado de entrenar, quiero ayudar al club a mantenerse en División de Honor y escalar posiciones en la clasificación general, pues este año terminamos muy abajo. Ojalá podamos incluirnos entre los ocho primeros. Le debo eso a este club que confió en mi talento y me mantuvo en su nómina para la contienda 2020-2021. Me siento feliz, la verdad», aseguró el atleta de 22 años, vía WhatsApp, desde España.

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