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Venezuela: La alternativa es ganar

Mario Silva, conductor del programa televisivo venezolano «La Hojilla» y candidato a la gobernación del estado de Carabobo conversa con JR

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Mario Silva sabe que su nueva misión es más necesaria. CARACAS.— No puede decirse que su denuncia de la conspiración donde se planificaba el magnicidio del presidente Hugo Chávez lo haya puesto en los primeros planos.

Mario Silva lo estaba desde que asumió La Hojilla, un programa televisivo atípico, afilada hoja (como una cuchilla de afeitar) para seccionar la mentira y sacar a la luz la verdad, en un contexto marcado por la manipulación de los grandes medios contra la Revolución Bolivariana.

Con La Hojilla llegó a La Habana hace dos años, y este diario tuvo la oportunidad de entrevistarlo. Ahora en Venezuela sigue siendo el mismo hombre afable; revolucionario cabal que no escatima afecto en el abrazo.

Pero su vida ha sufrido un cambio trascendental. Un mes después de develar las grabaciones con las voces de militares retirados que fraguaban el magnicidio, la figura de Mario Silva ya no está en ese espacio, porque proclamado candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a la gobernación del estado de Carabobo, las leyes del Consejo Nacional Electoral le obligan a dejarlo.

Sin embargo, sabe que la nueva misión es más necesaria y le alienta la elevación de la conciencia del pueblo para el que trabaja.

Más cerca ahora de las masas, percibe mejor también la urgencia de transformaciones que no están solo en el ámbito material combatiendo la miseria, explica, sino en lo político y cultural, formando al hombre.

Está convencido de que no puede permitirse a la derecha que «nos siga frenando la Revolución».

«Yo lo decía en un mitin: hay necesidad imperiosa de que la práctica sea a favor de los cambios con la Revolución: si no hacemos eso, lo más probable es que el pueblo pase por encima de nosotros. La alternativa es ganar, no hay posibilidad de perder».

Carabobo resulta plaza estratégica para la Revolución y para el país. Es importante que se «devuelva su gobernación a manos bolivarianas con la sustitución de quien Chávez ha identificado como traidor (Acosta Carles) y sin dejar que la derecha la arrebate, así como ganar la alcaldía de la capital estadual: Valencia, hace 200 años en manos de la oligarquía.

Además, Carabobo es zona industrial y tierra de simbolismos. Sede de «la oligarquía más rancia y más fascista de Venezuela, no es solo tierra de libertad sino de traición: donde se traiciona a Bolívar se traiciona ahora con un gobernador que fue llevado por las fuerzas populares y también fue la cuna para la conspiración del golpe de 2002», explica.

«Ese es un peso que lleva el pueblo carabobeño: un pueblo valiente, de gente muy trabajadora».

No vacila cuando se le pregunta por las tareas principales que asumirá si resulta electo.

«Transferencia del poder al pueblo», y «planificación desde la base hacia arriba».

«Que en cada una de las parroquias, los consejos comunales, que son figuras constitucionales y jurídicas, se reúnan en una especie de congresillo y allí se debata lo político, lo económico, lo social; los problemas elementales en las comunidades y también lo ideológico, y que allí se haga un diagnóstico de la comunidad, de la parroquia. Así tendríamos una idea de qué problemas tenemos y que salga de allí el presupuesto para cada municipio y para todo el estado.»

«Esta batalla —reitera al referirse a la elecciones— si no la ganamos, la perdemos a sangre y fuego.

«Carabobo hay que quitársela al traidor y, de una vez, sacar a la oligarquía conspiradora».

El problema está más allá de la oposición

Hombre ligado a los medios, considera que los fines tendenciosos de la política opositora han «mancillado al periodismo», pero está consciente de que el «el problema no son unos medios de comunicación perversos que están al servicio de la oligarquía; ni siquiera es la oposición venezolana, pues realmente esa oposición no tiene fuerza en el país».

En su opinión, el problema real’ es el propósito del Imperio de acabar con la Revolución y con Chávez. Terminar con lo que es para la Casa Blanca «un mal ejemplo» en América Latina.

«A nosotros nos toca una de las revoluciones mas difíciles que puedan hacerse en estos tiempos», dice.

«Construir un sistema socialista en un sistema capitalista y de mentalidad y cultura capitalista, transculturizado, es muy difícil. Hay que empezar el proceso de transculturización de las masas dentro de un sistema que no va a acorde con lo que nosotros defendemos».

Recuerda que según los últimos estudios «el venezolano ya llegó al 68 por ciento de aprobación de un país socialista y de un sistema socialista de gobierno».

Por eso enfatiza: «El 23 de noviembre hay una encrucijada. Nosotros definimos ese día el destino de la Revolución Bolivariana».

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