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Tres del domingo

Autor:

Juventud Rebelde

Adicta a las telenovelas

Todas las noches a las diez en Xiamen, Corea del Sur, una coneja se sube al sofá de la sala. No es para acurrucarse con sus dueños o ser acariciada, sino porque justo a esa hora comienza su telenovela favorita. Según el Sr. Jiang, su esposa malcrió a su mascota y ahora es adicta a ese programa. Si accidentalmente sus dueños cambian el canal, la conejita comienza a rabiar, los ataca y hasta muerde el almohadón del sillón. «El animal no se calmará hasta que volvamos a poner la novela», relató Jiang. El próximo capítulo de Pequeña Sirena, no lo cambia ni por una zanahoria gigante.

Pan tostado... para siempre

Claire y Stuart Linley pensaron que los 160 invitados a su boda padecían falta de imaginación. Porque cuando la pareja comenzó a abrir los regalos notaron que muchas de las cajas tenían la misma forma y tamaño. «Cuando empezamos a abrirlas era tostadora, tras tostadora, tras tostadora», relató Claire. Tal vez en algún momento pensaron que tendrían que pasar la vida comiendo tostadas para darles uso a tantos equipos iguales, así que optaron por devolverlas. «Casi todas eran de la misma tienda, así que cuando las llevamos los empleados no podían parar de reírse». Luego se supo que Stuart, electricista también de 31 años, le había dicho a sus compañeros de trabajo que prefería le regalasen dinero porque no quería terminar «con un millón de tostadoras». Fue suficiente para que sus amigos planearan la broma.

Pequeño conductor

El niño no quería ir a la iglesia el domingo. Ante la imposibilidad de ausentarse, decidió subir al auto de su padre y escapar. Todo ocurrió en el condado de Weber, en Utah. La policía estadounidense recibió la denuncia de personas que vieron a un infante manejando imprudentemente una camioneta Dodge Intrepid. Dos agentes alcanzaron al vehículo conducido por el niño y trataron varias veces de hacer que se detuviera, pero el pequeño conductor decidió volver a casa y fue allí donde se detuvo para correr al interior. Las autoridades determinaron que el infractor es demasiado joven (¡solo tiene siete años!) como para abrirle una causa legal, pero instaron al padre a que mantenga las llaves del vehículo lejos del alcance del niño. Con razón, ¿cierto?

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