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GINEBRA, febrero 25.— El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, afirmó aquí que los intereses de toda la humanidad serían dañados si permanecemos inertes ante la amenaza estadounidense de aplastar la República Bolivariana de Venezuela, desestabilizar a la República de Nicaragua o destruir otras naciones.
En el segmento de alto nivel del Período Ordinario de Sesiones del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU, donde anunció la decisión de Cuba de presentar su candidatura a miembro del Órgano para el período 2021-2023, el canciller recordó —a 75 años de los ataques nucleares a Hiroshima y Nagasaki y de la derrota del fascismo— la importancia de defender el multilateralismo, el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas, pero acotó que el unilateralismo de Estados Unidos atenta contra los derechos humanos de todos en el planeta.
Rodríguez Parrilla puso como ejemplos de esas agresiones las guerras no convencionales, las violaciones al Derecho Internacional, la imposición del neoliberalismo, la falta de voluntad para enfrentar el cambio climático, la manipulación política y la aplicación de dobles raseros; todo ello por mandato del Gobierno de la Casa Blanca en detrimento de millones de personas, no solo de Estados Unidos.
El canciller denunció una vez más que el Gobierno estadounidense ha recrudecido cualitativamente la aplicación del bloqueo contra Cuba, que no solo es un acto de genocidio a la luz de la Convención de 1948, sino además una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano.
A la sazón, recordó el infame memorando del Departamento de Estado de la nación norteña, del 6 de abril de 1960, que perseguía rendir a los cubanos «por hambre y desesperación», política vigente con la aplicación de medidas no convencionales para impedir la entrada de combustible a la Isla con el consiguiente agobio a la vida cotidiana de sus ciudadanos.
El jefe diplomático denunció que la aplicación plena de la Ley Helms-Burton profundiza el impacto extraterritorial del bloqueo. Washington agregó extremas limitaciones a los viajes y las conexiones aéreas entre ambos países que castigan a las familias cubanas y a residentes en otras naciones y violentan el derecho a viajar de los propios estadounidenses.
Además, el canciller criticó la arremetida de la Casa Blanca, por razones políticas, contra la cooperación médica cubana y expuso cómo ello amenaza el disfrute del derecho a la salud de millones de seres humanos. Solamente la suspensión de esa ayuda a países de nuestra región afectó gravemente la atención médica a 67 millones de personas.
La comunidad internacional —recordó el diplomático— reconoce la profesionalidad y el altruismo de los más de 400 mil colaboradores cubanos de la salud que en 56 años han cumplido misiones en 164 naciones. Tanto la ONU como la OMS reconocieron la contribución de personal cubano en el éxito contra el cólera en Haití y el ébola en África Occidental.
Luego de recordar los avances de Cuba, pese al bloqueo y la hostilidad de Estados Unidos, y de destacar el apoyo de su nación al Consejo de Derechos Humanos, el jefe de nuestra delegación aseguró que esta seguirá aportando una voz propia y constructiva como defensora del diálogo y la cooperación.
Como parte de su programa en Ginebra, Rodríguez Parrilla dialogó con Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, a quien expuso las consecuencias del bloqueo de Estados Unidos en la vida cotidiana de los cubanos y le comentó las violaciones que, en materia de derechos humanos, implica ese cerco.
