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Crisis institucional halla respiro

Francisco Sagasti, nuevo mandatario interino, promete vocación de servicio

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Lima, noviembre 16.— Francisco Sagasti, hasta ahora vocero del Partido Morado, fue elegido por el Congreso peruano como nuevo líder de su Mesa Directiva, lo que lo convirtió al propio tiempo en presidente interino tras la renuncia, el domingo, de Manuel Merino y su paso breve de cinco días para remplazar al también depuesto Martín Vizcarra.

 Por nuestro país, por la juventud y por un mejor futuro para todos los peruanos, dijo Sagasti al ser investido.

 Junto a Sagasti fueron aprobados la congresista por el Frente Amplio, Mirtha Vásquez; Luis A. Roel, de Acción Popular, y Matilde Fernández, de Somos Perú, en la primera, segunda y tercera vicepresidencias, por ese orden.

 Una muchedumbre en vigilia aguardó la decisión del legislativo, después que Merino fuera obligado por el propio Congreso a pedir la renuncia tras la muerte brutal de dos jóvenes manifestantes, como resultado de la represión policial contra protestas pacíficas que repudiaban su nombramiento.

 Pero en la noche dominical, y en la primera sesión del Congreso tras la partida de Merino, Rocío Silva, Santisteban, ahora jefa de la bancada del Frente Amplio, no logró el apoyo de los 60 legisladores que hacía falta para ser la primera mandataria peruana.

 Entonces el legislativo quedó convocado para el lunes y emergió el nombre de Sagasti, a quien se describe como un ingeniero industrial que también desempeñó cargos en el Gobierno del general Juan Velasco Alvarado como asesor de diversos ministerios y colaborador en asuntos de industrialización y tecnología. Igualmente asesoró diversas carteras durante el primer mandato de Alan García. Ha sido alto ejecutivo del Banco Mundial y luego asesor principal de los departamentos de Evaluación de Políticas y de Relaciones Externas del organismo internacional.

 La crisis institucional peruana ha tenido lugar apenas unos meses antes de las elecciones previstas para abril de 2021, y analistas peruanos estimaban que el heterogéneo grupo de bancadas políticas que apoyaron la destitución de Vizcarra y la juramentación de Merino está desacreditado, lo que afectará su postulación de candidatos con vistas a los comicios.

 Ese era el parecer de publicaciones informativas locales cuando todavía el legislativo no había elegido al sustituto de Merino, quien había jurado el martes anterior luego de la democión de Vizcarra por acusaciones de corrupción. Pero que se cumpla esa profecía electoral dependerá, en mucho, de que quien asuma las riendas del país cumpla con el cronograma electoral fijado.

 En sus palabras, luego de recibir la presidencia, Sagasti llamó a pensar sobre las tareas que quedan por delante en los meses que faltan para completar el mandato, con lo cual deja ver el deseo de cumplir con el proceso comicial.

 En sus primeras frases recordó a los dos jóvenes asesinados por la feroz represión policial durante las protestas y dijo que, por eso, no era una fecha de celebración.

 No podemos devolverlos a la vida pero sí tomar las medidas para que eso no vuelva a suceder, afirmó Sagasti, quien llamó a tomar acciones legislativas que aseguran la celebración de manifestaciones pacíficas, y exhortó a que el Congreso trabaje en lo adelante de modo que «el país se sienta reconocido».

 Lo que estamos viendo en la calle es la indignación que debemos aceptar y resolver, había dicho antes. Esa es una de las tareas centrales que tiene el Estado peruano, declaró. Esas manifestaciones son un poderosísimo llamado de atención.

 «Esto no es por el señor Vizcarra, sino por el Perú», afirmaban precisamente, estos días, los manifestantes, que abarcan varios sectores sociales pero eran encabezados por los jóvenes, cuya represión por parte de la policía dejó dos muertos y cien heridos así como algunos desaparecidos, y ha provocado que la Fiscalía anuncie una investigación al respecto que implicará al efímero Merino y a algunos de los titulares de su también fugaz gabinete, así como al jefe de la policía.

 En una postura opuesta, las Fuerzas Armadas patentizaron en otro comunicado su respaldo al pueblo y reivindicaron su papel en defensa de este, junto a la misión de defender la integridad de la patria, al tiempo que se pronunciaban por la resolución de las diferencias de forma pacífica.

 Los acontecimientos parecían poner fin a esta crisis cuando, esa tarde, en decisión adelantada, el Tribunal Constitucional dictaminó procedente el reclamo de Vizcarra contra su destitución, pero no acordó que fuera devuelto al poder.

 A tenor con los análisis de observadores, tanto la democión de Vizcarra, la posterior juramentación de Merino, como el vacío de poder de más de 24 horas, que dejó en vilo al país desde el domingo, mostraron, primero, un ajuste de cuentas a Vizcarra por parte de un Congreso heterogéneo donde él no tiene correligionarios y que estaba incómodo por sus actitudes y procesos abiertos contra la corrupción, así como por una reforma de la educación anunciada por el exmandatario.

 En segundo término, el legislativo ha demostrado, mayoritariamente, su desconocimiento de las necesidades del país.

 En contraposición, Sagasti ofreció y pidió confianza al pueblo. Actuaremos de la manera que decimos, cumpliremos nuestros planteamientos y promesas, y además, es importante la empatía para sentirnos cercanos a las personas, explicó: una vocación de servicio que nos haga sentirnos responsables del resto de las personas.

 El trasfondo de la crisis no ha sido solo político e institucional, sino también social y económico, pues se ceba en los daños causados en Perú por la Covid-19, en cuyo enfrentamiento el país exhibe la segunda mayor tasa de mortalidad en el mundo, y una economía lacerada por la contracción continuada del PIB durante varios meses, en tanto el desempleo subió a casi el diez por ciento y se enseñorea la desigualdad social.

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