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Zapatero, a tus zapatos o que Biden se ocupe de lo suyo

Le falta moral y le sobran problemas, pero Estados Unidos quiere arrasar con Cuba, su pueblo y su Revolución y no ceja en tan infructuosos y fracasados intentos

Autor:

Juana Carrasco Martín

«Apoyamos al pueblo cubano y su clamor por la libertad y el alivio del trágico control de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico a las que ha sido sometido por el régimen autoritario de Cuba. El pueblo cubano está haciendo valer derechos fundamentales y universales. Esos derechos, incluido el derecho a la protesta pacífica y el derecho a determinar libremente su propio futuro, deben respetarse. Estados Unidos hace un llamado al régimen cubano para que escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital en lugar de enriquecerse».

Esta es la declaración que hizo este lunes el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mientras los cubanos escuchábamos atentamente a nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y su equipo de Gobierno que, de manera detallada, respondieron preguntas de periodistas, una información adicional a la población, transparente, verificable, oficial y de primera mano para conocer y comprender la difícil situación por la que atraviesa el país y su oportunista aprovechamiento por las acciones provocadoras y vandálicas de grupos lumpen, coordinadas desde redes sociales y de seguro orientadas directamente desde el sur de la Florida por quienes esparcen odio visceral contra la Cuba revolucionaria y su pueblo.

Hipocresía procaz la del mandatario del país vecino, cuyos Gobiernos desde hace más de 62 años nos asfixian con sanciones, medidas coercitivas, agresiones terroristas y un infame bloqueo.

Un derecho inalienable tiene Cuba, y lo defendió el pueblo en las calles: preservar los logros que ha acumulado en Revolución y su independencia como nación, junto a la soberana decisión de darse el régimen que considera el de mayor justicia social.

No teníamos las palabras exactas que pronunció el Maestro, pero tenemos en el corazón su enseñanza intrínseca. Con  este pensamiento se marchó por las calles o se concentró en centros laborales o en el barrio, y se marchará o se irá al combate cada vez que sea necesario, transformándolo en acción: «Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas».

La larga jornada de este lunes, esclarecimiento para quienes pudieran confundirse por las necesidades materiales no cubiertas y fueron adormecidos con cantos de sirena, y de reafirmación para quienes conscientemente crean y construyen esperanza, nos ha llamado a la unidad y a la solidaridad con nosotros mismos.

Quisieron trastocar el orden, sacudir la tranquilidad de la familia y el trabajo, estremecer la paz y los cimientos de la nación. Sin embargo, con el apoyo natural de un pueblo que sabe lo que tiene y lo que podría perder, llegó también una  solidaridad sincera, que corresponde a aquella que una vez definió Fidel con acciones y no con frases huecas, y Cuba sigue practicando.

Si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo, como lo están solicitando la mayoría de los países. Eso sería un gesto verdaderamente humanitario no se puede crear un cerco y aislar a todo un pueblo. Lo dijo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y aseguró a periodistas: La respuesta de México será ofrecer ayuda, es decir, «medicinas, alimentos y vacunas» si Cuba lo solicita. «Ellos nos mandaron médicos cuando los hemos necesitado, cientos de médicos que salvaron vidas»… «Amor con amor se paga».

Como no han podido doblegar al pueblo con más de 60 años de bloqueo criminal, el imperialismo vuelve a la carga con su maquinaria de propaganda contra Cuba. La respuesta siempre es la misma, máxima organización y dignidad. ¡Viva Cuba! #LaCalleEsDeLosRevolucionarios, retuiteaba Nicolás Maduro.

«Pleno respaldo al pueblo cubano en su lucha contra las acciones desestabilizadoras», expresó el presidente de Bolivia, Luis Arce, quien advirtió que «cuanto más el Gobierno de Cuba avanza en la salud y la ciencia, más enfrenta la desinformación y el ataque extranjero».

La cancillería de Rusia, a través de su portavoz, María Zajarova, respaldó este lunes al Gobierno de Cuba y las «medidas necesarias», tras los conatos de protestas y calificó de «inaceptable la injerencia externa en los asuntos internos de un Estado soberano», como Cuba, así como «cualquier otra acción destructiva que fomente la desestabilización de la situación en la Isla». Rusia «observa atentamente el desarrollo de la situación en Cuba y alrededores de ella».

Ese apoyo amigo estaba también en el pronunciamiento del líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y en la confianza en el fortalecimiento del Gobierno y el pueblo cubanos expresada por el partido colombiano Comunes ante las maniobras desestabilizadoras orquestadas por Estados Unidos. Igualmente se unía al apoyo desde Colombia, la exsenadora y activista social Piedad Córdoba.

El Movimiento Poético Mundial, al exigir manos fuera de Cuba al Gobierno de Estados Unidos lo resumió con los versos de Nicanor Parra en su poema Declaración de La Habana: «No pedimos regalos ni limosnas. Lo único que exigimos es que nos dejen trabajar en paz».

«Repudiamos la intensificación del bloqueo y acciones de interferencia y agresiones norteamericanas contra Cuba. Exigimos fin del bloqueo. Nuestra solidaridad con el Gobierno y el pueblo cubanos», subrayo un tuit del Partido Comunista chileno.

Mientras, en Londres se congregó frente a la embajada cubana durante varias horas y pese a inclemente lluvia, un grupo de amigos para mostrar solidaridad y la organización Rock Around the Blockade llamó a defender a «Cuba socialista», y denunció que la escasez de alimentos y medicinas en la Isla es exacerbada por el bloqueo económico estadounidense.

Las campañas de desprestigio contra Cuba, en medio del bloqueo, la pandemia, y  el intento fracasado de subvertir al pueblo cubano, también fue rechazada por el secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), Sacha Llorenti, quien condenó las acciones intervencionistas contra La Habana promovidas desde Washington y la OEA: «Las manos de Luis Almagro, manchadas de golpes de Estado y sangre, pretenden nuevamente inmiscuirse en los asuntos de Cuba», dijo en Twitter.

«La Utpba (Union de Trabajadores de la Prensa de Buenos Aires) está y estará como siempre junto a ustedes y el heroico pueblo cubano más allá de las palabras. Viva Cuba. Viva la Revolución», fue el mensaje firmado por su secretaria general, Lidia Fagale, y su secretario adjunto, Leandro Torres.

Estas son apenas algunas de las expresiones de rechazo a la operación desestabilizadora y la manipulación mediática que se ha generado en influyentes medios de prensa occidentales, cuyos titulares y  versiones los hacen cómplices de los planes de Washington y de la contrarrevolución con cuartel general en las oficinas de políticos anticubanos del sur de la Florida, desde donde se propagan las intenciones de sembrar un caos que no tiene cabida en Cuba.

Cuando leía sobre estas reacciones a los sucesos dominicales en mi Cuba y las tergiversaciones, me rondaban otros tuits del Presidente estadounidense, y pensaba cuánto bien le haría a su pueblo ocuparse de lo que verdaderamente le compete y no inmiscuirse en los asuntos internos de una nación soberana, y menos aún meter las manos para propiciar su deseado «cambio de régimen».

En uno de ellos reconocía: «Unas pocas compañías controlan el mercado de muchas de las medicinas vitales, causando que los estadounidenses paguen dos veces y medio más que otros países por sus recetas de medicamentos».

«Necesitamos lidiar con la escasez de viviendas asequibles en Estados Unidos. Con mi Agenda Build Back Better, vamos a realizar una inversión histórica en viviendas asequibles: aumentar y mejorar la oferta de viviendas mediante la construcción o rehabilitación de más de dos millones de viviendas», prometía en otro en el cual no hablaba de un techo para los cientos de miles de homeless que viven en las calles, incluso de opulentos barrios.

Entonces… zapatero, a tus zapatos. Deja vivir en paz, elimina el bloqueo y hablemos de igual a igual. Verás cómo los cubanos resolvemos con trabajo y creatividad lo que ahora son escaseces que ustedes han exacerbado.

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