Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Qué es un tornado?

Autor:

Yudaisis Moreno Benítez

¿Mamá, y por fin, qué es un tornado? Cómo explicarle a mi hijo esa mezcla entre la naturaleza y el dolor, cuando no se ve en películas, cuando se siente tan de cerca.

Ay mi vida, le dije, y enseguida fui a documentarme. «Es un gigantesco embudo de aire, que sopla en espiral ciclónica hacia arriba, girando a modo de torbellino, producido por la interacción de una tormenta violenta con vientos en la troposfera… el tornado es el meteoro más destructivo de todos los conocidos en la atmósfera».

«Ay mamá… ¿eso?», pero la televisión dice que son derrumbes, gente sin dedos, con las cabezas y los pies partidos, lluvias, postes encima de carros, casas sin techos, bomberos, ambulancias…

Si Damichel, es exactamente eso y mucho más. Es también no poder evitar ponerse las manos en la cabeza, la mirada húmeda, es nostalgia y miedos, desesperanza, destrozos y lágrimas.

Cuando uno siente un tornado a solo kilómetros, a solo unos kilómetros de La Habana, esa que no por gusto es la capital de los cubanos, la de los 500 años, no puede ir a documentarse, es mejor explicar que es algo que duele, que duele ver cómo en unos 16 minutos a unos, por un tornado, se les fue hasta la vida y a otros se les torcieron los sueños de tantos años.

A La Habana de los cubanos le duele todo, hijo mío, desde los huesos hasta el alma, y su gente se ata a un suspiro inevitable, a un anhelo, al mañana que de poco en poco le devolverá su sonrisa de siempre, si esa sonrisa es capaz de volver.

Duelen unos y otros autos atrapados por los caprichos de un tornado, la construcción de siempre, los muros de hoy y de ayer, la ceiba de tantas décadas en otras calles apresadas por escombros, que vinieron de no se sabe ni de dónde.

Un tornado que no vi, pero imagino, es algo que no se podrá olvidar nunca. Un tornado, es esa noche que la mayoría de La Habana no durmió, y que tampoco dejará conciliar el sueño por un tiempo, no tan corto, a pesar de los intentos.

¿Cómo es empezar de cero a los 50 años, a los 60… a los 80, a los 500 años? ¿Cómo amanecer sin nada, cómo no saber a dónde voló tu techo, tu cama, tu tanque de agua, la foto de la familia o el carro que heredaste? ¿Cómo es saber, pero saber a ciencia cierta, que habrá un mañana?

Un tornado, es miles de gentes pensando en cómo ayudar, mientras otros enmudecen, son los eléctricos, los constructores, la mano de muchos en el hombro de algunos. Es pensar, pensar… repensar, y ojalá olvidar, porque un tornado, como el que este 27 de enero de 2019 dejó huellas para siempre en La Habana, dejó además, repleta la memoria de suspiros. Que lleguen entonces las esperanzas para aliviar el alma.

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