Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡Qué lástima que no lo vean!

Autor:

Nelson García Santos

La estampa más genuina de ese sentir de los revolucionarios y esas gigantescas concentraciones que nos acompañan desde hace más de 60 años, siguen sin ser descifradas por el Gobierno del norte, a pesar de tenerlas delante de sus narices.

La ceguera proverbial tampoco les permite interpretar cabalmente su mensaje, ni aun viendo la muchedumbre y escuchando a la gente en voz unánime expresar que aquí no le quitan el sueño a nadie.

Lo hacen con la alegría en los rostros cada vez que resulta conveniente salir al paso a sus engendros malignos como ese Título III de la Ley Helms-Burton para mostrar que la inmensa mayoría aquí quiere echar su suerte con la Revolución que plantó Fidel.

Tampoco se trata de que la gente no esté consciente de lo que puede significa para nuestra economía, en este mismísimo momento, el nuevo aguijonazo de las ilegales medidas que afectan a Cuba y a terceros países.

Esos que marchan optimistas siempre que se les convoca, portando retratos de Fidel y del Che, saben bien que los zarpazos norteños ocasionan dificultades, pero jamás los amedrenta esa estrategia mezquina de una potencia de querer rendirnos por hambre.

La historia les confirma que sus guaperías nunca les han funcionado con este país, ni aun el ataque directo. Hay que recordar Playa Girón, y las mil y una agresiones de diversas magnitudes.

Esa estampa, que ellos son incapaces de descifrar, de las inmensas y hasta pequeñas concentraciones populares, desbordadas siempre de un mosaico filoso de cubanía y dignidad, les advierte que nos importa un pito el cacareado Título III y todos sus engendros, que acá con la misma facilidad que ellos los firman, le aplicamos la defunción.

Lo podemos hacer por esa sencilla y enorme razón que la han tenido y la tendrán muchas veces más frente a sus narices: ¡el pueblo!, defendiendo sus conquistas. ¡Qué lástima que no lo vean!

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