Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Luces en el alma

Autor:

Sailys Uria López

¡Llegaron! Y aunque les deparaban 14 días de cuarentena en el Centro Internacional de Salud Las Praderas, verles navegar por todas las edades y mostrarse serenos inquietaba. Sin embargo, mostraron el sosiego de retornar con la tranquilidad de saber que las horas más complejas yacieron en los meses pasados, la misión estaba cumplida y la calma de pisar Cuba revelaba las inagotables ganas de sentir la almohada que les acurruca en las noches.

Recuerdo que el aterrizaje fue hermoso, casi diseñado por los dioses. El olor a tierra cubana seguramente inundaba el avión sin necesidad de abrir la puerta, porque así pasa cuando no hay fragancia más dulce que la de la Patria. Después… ellos. Con toda alegría y sencillez descendieron como simples mortales: no llevaban capas de superhéroes ni lucían poderes visibles, mas los tienen.

Apenas logré ver a mis dos médicos artemiseños, no pude evitar el nudo en la garganta porque después de tantas conversaciones por Messenger para lograr entrevistarles entre guardias y descansos, pensé que dentro de poquísimos días Lariel Cárdenas podrá darle el abrazo que le debe a su pequeña Keisha y Luis Enrique Lemus volverá a caminar por Güira de Melena, la gente gritará ¡Fabu! y él sonreirá porque le recuerda su batalla ganada al ébola.

Nuestros primeros valientes no tienen comparación, se fueron venciendo miedos inigualables y la mirada fijada en un solo reto: salvar a Crema y regresar sanos a Cuba. Cuando las batallas son de luz el corazón palpita más fuerte, la mirada se ennoblece y las manos solo son capaces de obrar con amor.

Fueron a cuidar a los italianos como si se tratara de los hijos de este archipiélago caribeño. Salvaron vidas de europeos sin preguntar, amaron cada pinchazo de mejoría y aguardaron con celo dotar más altas médicas y menos muerte. La Henry Reeve libra desafíos de héroes. Locos estamos que pase el tiempo para rencontrarnos en otro recibimiento de mayor cercanía y conocer de esas experiencias.

¿Cómo se les alaba a ellos? «Solo podemos tratar de tocarles el corazón hoy con palabras y decirles desde lo más profundo de nuestras emociones: ¡Gracias!», les dijo el Presidente cubano, y no hubo más que llevarse las manos a los corazones para saber que hablaba por cada habitante de este mundo. Al final «somos la misma humanidad, todos frente al mismo acertijo», ustedes lo descifraron con inteligencia, heroísmo y la misma luz que dejan las estrellas en el alma de la gente.

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