Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El grito necesario de la Patria

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

Para forjar la Patria libre e independiente que tanto se anhelaba en Cuba, José Martí tenía clara la idea de que ningún método era más digno en la utopía histórica por la emancipación, que luchar a expensas de la muerte. Quizá fue esta una de las reflexiones invariables del Apóstol y también del pensamiento criollo que se hizo insurgente al poder colonial español desde octubre de 1868.

¡Independencia o Muerte!, gritaron un primer grupo de valerosos hombres al mando de Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio de Demajagua. Cargado de simbolismo se convertía este acto en un llamado a la guerra anticolonial que, aunque fue truncada momentáneamente tras diez años de dura porfía bélica, no por eso se apagó la conciencia independentista de los hombres ni la convicción de combatir hasta el último aliento.

Le correspondió a Martí con el paso de los años reivindicar aquel espíritu hecho frase, arraigarlo de nuevo en cada revolucionario dentro y fuera del país, para llevarlo luego a la práctica en una continuidad de lucha que consideró necesaria. En Baire y otros poblados se escucharía finalmente el 24 de febrero de 1895 otro grito de amor y libertad multiplicado. Eran las aspiraciones martianas y cubanas que salían cabalgando tras el inevitable costo sangriento de la batalla.

Desde entonces nada fue más importante. Morir por la Patria era cuestión de vida. Una sobrevida que sustentaba el futuro esperanzador lejos de ataduras coloniales, de la mezquina esclavitud y del injusto estatus moral y social al que fue sometido nuestro pueblo durante siglos.

En la fecha del reinicio libertario despertaban las ilusiones para impulsar con la fuerza de la unidad el justo proyecto martiano de República: con todos y para el bien de todos. Y aunque el Apóstol se encontraba por aquellos días dando los últimos toques organizativos en tierras dominicanas junto al Generalísimo Máximo Gómez Báez, ya estaba, sin embargo, en peligro de dar la vida por su país y su deber, puesto que tenía el ánimo de realizarlo.

La Guerra Necesaria que comenzó el 24 de febrero iba más allá de las transformaciones políticas en el país. Para el Apóstol, otro objetivo supremo por el que supeditaba su existencia era impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extendiera por las Antillas los Estados Unidos y cayeran, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

No en balde se derramó tanta sangre en la contienda del 95. Miles de soldados, generales de probada estirpe y referentes ideológicos en lo político-militar, como Maceo y Martí, inmortalizaron una gesta épica que si bien no triunfó a causa de la prepotencia yanqui, sí sentaría las bases de una continuidad revolucionaria en el siglo de la libertad para Cuba.

Esa precisamente ha sido nuestra suerte histórica, ¿Qué sería entonces de este país luego de aquella Guerra Necesaria sin una Joven Cuba liderada por Antonio Guiteras, sin un Mella que murió por la Revolución, sin un José Antonio Echeverría que no tembló ante el tirano y sin un Fidel tan preclaro como martiano?

Infeliz fuera hoy la Patria y con ella lo seríamos todos. Sin embargo, las ideas del 95 nunca cayeron en el suelo del olvido y en 1959 se elevaron libres y rebeldes ante la definitiva emancipación. Se concretaban así los mayores sueños del Apóstol y «empezaba al fin, con el morir, la vida».

Luego del triunfo revolucionario, el 24 de febrero sigue siendo motivo de combate permanente por defender conquistas, de resistencia nacional frente a las amenazas del imperio y de crecimiento social con la promulgación de nuestras leyes supremas que hacen culto a la dignidad plena del hombre.

Cuando han pasado 126 años del reinicio independentista, vale entender que somos el resultado de aquellos que un día sacrificaron el bien más preciado, su vida, para alumbrarnos con esperanzas el camino del presente. Una sola convicción mambisa, rebelde e histórica nos ata para todos los tiempos, la de que morir por la Patria es vivir.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.