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Un pulseo entre doctores y presidentes

Ya son varios los estudios que describen las respuestas políticas a la pandemia y que revelan un cuadro lamentable

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Muchos de esos gobernantes que dicen estar «siguiendo la mejor ciencia» están mintiendo abiertamente. Frases como «tomamos estas decisiones en base a lo que dice la ciencia» podrían ser una enorme manipulación más veces de las que pensamos. Esa es la conclusión que arroja un enorme estudio comparativo llevado a cabo por un equipo de 70 investigadores de la Universidad de Michigan y del instituto brasileño Getúlio Vargas.

El gigantesco análisis investigó las respuestas de 34 naciones ante la COVID-19 y reveló que la capacidad real del Estado para responder a la pandemia en los países con peor respuesta, como Brasil y Estados Unidos, fue menos determinante que la toma de decisiones específicas de sus presidentes. En otras palabras, lugares con perfecta capacidad de respuesta se sumieron en un verdadero caos simplemente por la gestión presidencial.

Caprichos y errores presidenciales

Los profesores Scott Greer, Elizabeth King y Elize Massard da Fonseca lideraron el proyecto de indagar datos de respuesta antipandémica de numerosas naciones para intentar comprender por qué grandes economías del mundo desembocaron en un caos sanitario.

«Algunos líderes de países con una fuerte capacidad estatal, como Donald Trump (Estados Unidos), Jair Bolsonaro (Brasil), Sebastián Piñera (Chile) y Boris Johnson (Reino Unido), no usaron esa capacidad de manera efectiva contra la pandemia de COVID-19», dijeron los investigadores, citados en el sitio oficial de la Universidad de Michigan.

El equipo interdisciplinario recabó datos de los primeros nueve meses de situación pandémica en 2020, cuando el dominio del escenario estaba en manos de soluciones no farmacéuticas y sistemas de testeo y aislamiento.

Los pocos países que fueron rápidos en la respuesta en 2020 tuvieron muchas similitudes en cuanto a decisiones políticas, dijeron los investigadores. Esas naciones optaron por medidas no directamente médicas, como el uso de mascarillas, y restricciones del uso de espacio público, testeo rápido, así como campañas comunicacionales para concientizar a las personas. Estos países son llamados «países felices» por estos estudiosos, ya que independientemente de su capacidad técnica, científica o logística, sus decisiones políticas fueron rápidas y certeras.

Países «infelices»

A diferencia de las similitudes halladas en los «países felices», al estudiar la respuesta de las naciones que cayeron en caos sanitario, esta tuvo caminos dispares.

Estados Unidos y Brasil fueron de los ejemplos más descollantes. En ambos casos, estas dos naciones, dicen los estudiosos, tienen una capacidad económica no coherente con las políticas de salud que implementaron. Optaron por ofrecer ciertos estímulos monetarios para que las personas se quedaran en casa los primeros meses, pero no establecieron sistemas robustos a largo plazo. Los resultados, explica el estudio, fueron desastrosos: «En la ausencia de políticas de salud públicas, terminas con caos estado por estado. Al parecer, debían combinar la política social y la salud pública para que funcionara».

Específicamente en Brasil, el estudio se detiene para demostrar la enorme experiencia y capacidad de la nación para afrontar el virus SARS-CoV-2.

«Brasil tiene uno de los sistemas de salud pública más grandes del mundo. Ha respondido con éxito a las epidemias de VIH/Sida, hepatitis C y H1N1 (Fonseca et al., 2019; Nunn, 2008)», refiere la investigación. A pesar de ello, en la actualidad, es el epicentro de la pandemia en Latinoamérica. ¿El responsable? Pues según la ciencia política, fue la postura negacionista de su presidente Jair Bolsonaro, la que, por cierto, se mantiene hasta hoy.

«El presidencialismo y el autoritarismo en ciertos Gobiernos les garatizó a estos líderes instrumentos poderosos que en manos del populismo negacionista pueden tener efectos devastadores en la respuesta a la Covid-19» afirmó la profesora Massard da Fonseca.

«Quisimos identificar qué importaba más y explicarlo para dar forma a las futuras conversaciones sobre las lecciones de esta enfermedad para la política comparativa y la política sanitaria», dijeron los autores.

Ciencia y política

Además de lo que este enorme estudio interdisciplinario nos muestra, algunos científicos han apoyado sus resultados llegando a opiniones similares aún sin haber recurrido a indagaciones con una metodología específica.

Ese es el caso de Jana Bacevic, especialista en políticas públicas y filosofía de la ciencia de la Universidad de Durham, Reino Unido, quien escribió en 2020: «La forma en que la ciencia se convierte en políticas públicas depende de cálculos políticos y económicos, así como de los compromisos morales e ideológicos de los políticos, los partidos políticos y los asesores».

O sea, es un mito pensar que todos los Gobiernos escuchan plenamente el consejo de sus asesores científicos a la hora de tomar decisiones de política sanitaria.

Durante la pandemia, Bacevic ha estudiado de qué manera líderes políticos han utilizado la asesoría científica que reciben. «Los políticos tienden a favorecer el tipo de ciencia que se alinea con las preferencias que ya tienen», escribió.

En una reciente entrevista ofrecida a BBC, la investigadora expresó su queja sobre el modo en que varios Gobiernos hacen uso de los consejos científicos de modo selectivo y sesgado: «Una de las cosas que yo he dicho, desde el inicio de la pandemia, es que la forma en que los políticos usan la ciencia es una justificación para directrices políticas específicas o acciones que han decidido realizar.

«En ese sentido, es incorrecto decir que están siguiendo la ciencia, porque eso significaría que la ciencia es la que lidera, cuando en realidad son los políticos quienes lideran», lamentó la especialista. «Ellos deciden tomar algunos tipos de evidencia científica, deciden tomar o escuchar ciertos tipos de consejos científicos», enfatizó.

Ante tales resultados y opiniones científicas, solo queda seguir manteniéndose alerta a cumplir las reglas de prevención indicadas, y, claro, comenzar a comprender mejor todo lo vivido por el mundo en estos últimos meses. Gracias a los estudios interdisciplinarios que ya analizan la historia de esta pandemia podemos comprender con certeza, y lamentar, que muchas naciones que hoy ven un declive podrían haber corrido una suerte distinta si no fuera por caprichos políticos.

El autoritarismo de Trump marcó la senda de las malas respuestas en los primeros meses. Foto: PL

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