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Lo que «dicen» nuestros anfibios

Cuba posee casi un tercio de la fauna de anfibios de las Antillas, y más de la mitad está en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación. Identificar las amenazas reales y potenciales existentes sobre un grupo específico de ellos, es el objetivo primario de investigadores de la Universidad de La Habana

 

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Los anfibios han existido en nuestro planeta durante más de 300 millones de años, pero en las últimas dos décadas ha habido un número alarmante de extinciones. Alrededor de 168 especies de las más de 8 300 descritas han desaparecido y cerca del 43 por ciento tienen poblaciones que están disminuyendo.

Aproximadamente 70 especies de anfibios se han reportado hasta la fecha en Cuba, lo que significa casi un tercio de la fauna de anfibios de las Antillas. Cerca del 95 por ciento son endémicas, y más de la mitad han sido catalogadas bajo alguna de las categorías más estrictas de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación (UICN).

Comparados con otros vertebrados, los anfibios son el grupo con mayor porcentaje de especies en riesgo de extinción a nivel mundial (mamíferos, 25 por ciento; reptiles, 22 por ciento y aves, 13 por ciento). Las causas son compartidas con otras especies en semejante peligro en el planeta y en el caso de Cuba, donde se han realizado estudios sobre esto, se destacan entre las más significativas los cambios en la cobertura boscosa de nuestro territorio nacional, que provoca la pérdida de sus hábitats, así como el cambio climático y la aparición de enfermedades que aquejan a diferentes especies de este frágil grupo animal.

En los últimos años un equipo de profesores liderado por el Doctor en Ciencias Roberto Alonso Bosch, del Museo de Historia Natural Felipe Poey, de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, ha estudiado con profundidad las amenazas reales y potenciales de las poblaciones de especies cubanas de la familia Bufonidae («verdaderos sapos»), incluidas dentro del género Peltophryne.

En el último quinquenio este grupo, junto a investigadores y técnicos del Instituto de Ecología y Sistemática, la Empresa para la Conservación de la Ciénaga de Zapata y la Sociedad Cubana de Zoología, además de estudiantes de pre y posgrado de la Universidad de La Habana, ha tributado sobre el tema, a partir de sus indagaciones, a un volumen considerable de publicaciones científicas de reconocido impacto, y las han presentado en eventos, así como en tesis de maestría y licenciatura.

El Doctor en Ciencias Roberto Alonso Bosh en trabajo de campo. Foto: Cortesía de los investigadores

Tras las pistas de un peligro

El Doctor Roberto Alonso Bosch, también presidente de la Sociedad Cubana de Zoología, explica a En Red que dentro de la Clase Anfibia, en Cuba solo se han identificado especies del Orden Anura (ranas y sapos). «Es importante destacar el género Peltophryne, que es exclusivo de la región del Caribe insular, que contiene 14 especies que están restringidas solo a tres de las islas de las Antillas Mayores.

«Nuestro archipiélago es el centro de diversificación en la región, toda vez que al menos diez especies han sido reconocidas en Cuba, en tanto tres habitan en La Española, y solo una en el banco de Puerto Rico e Islas Vírgenes, todas endémicas de sus respectivas islas.

«Las especies de sapos cubanos exhiben una extraordinaria diversidad morfológica, ecológica y conductual, en tanto han logrado colonizar una gran variedad de hábitats; desde zonas bajas, abiertas, próximas a las costas, hasta bosques de montañas a lo largo de casi todo el archipiélago. Algunas especies tienen mayor plasticidad ecológica, otras constituyen endemismos regionales, mientras algunas tienen distribución muy limitada. Seis de estas especies se encuentran amenazadas de extinción y como tal son reconocidas por la UICN».

Alonso Bosch refiere que a partir del trabajo de campo y de bases de datos de colecciones zoológicas se evaluaron los efectos aditivos de la pérdida de hábitat y el cambio climático sobre las cuatro subespecies del sapito narizón, Peltophryne longinasa, a lo largo de su distribución geográfica, en tanto se sugiere considerar la quitridiomicosis, enfermedad emergente reportada para las poblaciones de la especie en el centro del país, como amenaza adicional.

«Esta enfermedad se documentó por primera vez en el país en un ejemplar de esta especie, recolectado en Topes de Collantes (Sancti Spíritus), lo que fue corroborado por otros dos equipos de investigadores en 2017 y 2018, quienes ya han reportado al menos diez especies afectadas por el hongo quítrido en varias localidades.

«Mediante la combinación de métodos de modelado del nicho climático (regímenes de temperaturas y precipitaciones) bajo diferentes escenarios futuros de cambio climático propuestos por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), y el análisis de la pérdida de cobertura boscosa en el período 2000-2012, comparamos la oportunidad que tienen las diferentes “subespecies” de sobrevivir ante estas amenazas aditivas, en virtud de los posibles cambios en su distribución geográfica, capacidad de migración e historia natural particular.

«Concluimos que todas las subespecies están amenazadas, pero las medidas de manejo y conservación deben estar acordes con las particularidades de cada una. Nuestro análisis realza la importancia de las áreas protegidas cubanas en la conservación de las diferentes formaciones vegetales donde aparecen los microhábitats idóneos para la supervivencia y desarrollo de esta carismática especie cubana de anfibio amenazado».

Alonso Bosch subraya que el equipo cuantificó y describió por primera vez anomalías en el aparato bucal de las larvas acuáticas de una especie de bufónido cubano. «Estimamos la prevalencia de tales afectaciones en cinco localidades estudiadas dentro de la distribución geográfica del sapo gigante de occidente, Peltophryne fustiger, la mayor de las especies del género con casi 20 centímetros de longitud hocico-cloaca.

«La aparición de estas anomalías se relaciona, por una parte, con la posible existencia de contaminantes en los cuerpos de agua donde la especie se reproduce (nutrientes, sedimentos y agentes químicos), y aunque en ese momento no encontramos evidencias de esporas o esporangios del hongo maligno en cortes de aparatos bucales dañados, examinados bajo microscopio estereoscópico, no se descarta la presencia del hongo quítrido. Estudios posteriores han demostrado la presencia del hongo en cuerpos de agua, donde fueron detectadas previamente las anomalías.

«Anomalías morfológicas esqueléticas han sido también detectadas por nuestro equipo de investigación en individuos adultos de varias especies de anfibios cubanos cuya reproducción tiene lugar en el agua, como por ejemplo en la rana platanera (Osteopilus septentrionalis), y en otras especies de sapos, como Peltophryne florentinoi, P. peltocephala y P. taladai.

«Más extremidades de lo normal o ausencia de alguna, número anormal de falanges en los dedos de manos y patas (de más o de menos) y huesos fusionados, entre otras. También hemos encontrado a individuos con alteraciones visuales, con exceso de pigmentación y opacidades en los ojos, anomalías que también podrían generar afectaciones en la conducta y la supervivencia de ellos en la naturaleza».

El investigador apunta que las causas de estos fenómenos aún son poco conocidas, pero usualmente han sido asociadas a factores de estrés fisicoquímicos del ambiente, como contaminación por agentes químicos y aumento de la exposición a las radiaciones ultravioleta, sin descartar los posibles efectos negativos de los cruzamientos consanguíneos en poblaciones pequeñas con limitados sitios de reproducción.

Riesgos de las «invasiones»

El experto cubano afirma que después de la pérdida de hábitat y el cambio climático, la introducción de especies exóticas invasoras constituye la tercera amenaza más importante a la biodiversidad.

«Hemos identificado la presencia de 26 especies de anfibios y reptiles introducidos en el país. Para cada una hemos documentado su rango de distribución nativo e invasor, sugerimos la posible población fuente u origen, la vía de entrada más probable, fecha y sitio de introducción en el país, el número de introducciones, así como sus impactos reales y potenciales.

«Del total de especies introducidas, 11 se han establecido en el país y nueve ya muestran conductas invasoras con los consecuentes impactos sobre la biota nativa. Particularmente sobre los bufónidos, detectamos y pronosticamos interacciones competitivas que pueden ser desfavorables para las especies locales. Por ejemplo, la rana toro, Lithobates catesbeianus, incluida entre las cien peores especies invasoras del mundo, se ha introducido en Cuba desde 1916 proveniente de Estados Unidos.

«Además de los posibles impactos por depredación, se han observado interacciones acústicas interespecíficas (competencia) con individuos machos de Peltophryne taladai, los cuales ven reducidas sus oportunidades de vocalizar para atraer a las hembras de su especie, mientras vocaliza la especie invasora».

Alonso Bosch subraya que detectaron hace muy poco, en dos localidades pinareñas (alrededores de Sandino y a ocho  kilómetros de Guane), la presencia de una especie de anfibio, Leptodactylus fragilis, al parecer de reciente introducción que, según las evidencias moleculares, proviene del Norte de Suramérica.

«La especie ya está establecida con poblaciones abundantes en ambas localidades y podría competir, ecológica y acústicamente, con otras dos de bufónidos cubanos, Peltophryne empusa y P. cataulaciceps, este último considerado el sapo más pequeño dentro del género y bajo la categoría de En Peligro, según los criterios de la UICN.

«A partir de modelos de distribución potencial que predicen el establecimiento y expansión de L. fragilis en Cuba, y experimentos de propagación de sonidos en áreas con condiciones adecuadas, se ha demostrado que las señales acústicas producidas por la especie introducida sufren baja atenuación y discreta degradación en términos temporales y espectrales, por lo que la comunicación entre individuos para la reproducción podría ser óptima en áreas donde habitan especies nativas con rasgos similares en sus llamadas de anuncio.

«Ello sería un nuevo ejemplo de interferencia competitiva o invasión del nicho acústico por una especie introducida, que podría tener consecuencias negativas para la supervivencia y reproducción de la especie autóctona.

«Hemos dedicado esfuerzos para conocer más sobre la distribución, conducta y estado de conservación del sapo de la ciénaga, Peltophryne Florentinoi, restringido a la estrecha franja de bosque siempre verde micrófilo (Monte seco), costero y subcostero, en el paisaje calizo de Playa Girón y sus alrededores en la Ciénaga de Zapata, en la provincia de Matanzas.

«Es común cuando llueve, pero se torna raro si hay sequía. Durante las horas del día se entierra en las oquedades del carso, entre las raíces de las plantas que crecen en la zona, o dentro de las pequeñas depresiones del terreno cárstico que acumulan agua (casimbas).

«Este sapo cubano solo se reproduce en pequeñas casimbas durante la efímera temporada lluviosa de la zona. Basado en su reducida distribución geográfica y la amenaza que representaría para su hábitat el aumento del nivel medio del mar, la especie ha sido catalogada como En Peligro Crítico.

«Nuestro equipo de trabajo ha significado que actividades antropogénicas como la agricultura en pequeña escala, la extracción de elementos del bosque para madera y carbón vegetal, así como el vertimiento de desechos domésticos, parecen estar contribuyendo al deterioro de la calidad del restringido hábitat del sapo de la ciénaga.

«Aunque la especie potencialmente podría tolerar o adaptarse a los cambios negativos pronosticados de manera aislada, hemos evaluado que los efectos combinados del cambio climático, el aumento de la salinidad y las transformaciones en la composición y estructura de la vegetación, podrían ser las principales amenazas en un futuro cercano para adultos, jóvenes y sobre todo para larvas de la especie en los sitios de reproducción.

«Justamente trabajábamos, cuando llegó la pandemia, en aportar datos sobre la calidad del hábitat, la estructura y dinámica de la población, así como en caracterizar los rasgos físico-químicos y biológicos de los sitios típicos preferidos para la reproducción, lo cual permitiría ofrecer recomendaciones para el manejo de esta particular especie y su hábitat. Las acciones de conservación para Peltophryne Florentinoi, vista como especie bandera o sombrilla, podrían contribuir también a la conservación de otras especies endémicas y nativas del Sistema Espeleolacustre de Zapata».

El Presidente de la Sociedad Cubana de Zoología insiste en que los anfibios desempeñan un papel crucial en los ciclos de nutrientes de nuestros ecosistemas. «Dado que muchas especies se mueven entre ambos medios, acuático y terrestre, son elementos importantes para garantizar el flujo de materia y energía entre un ecosistema y otro y representan un eslabón clave en las cadenas alimenticias.

«Constituyen presas de numerosos grupos de vertebrados e invertebrados terrestres y acuáticos. Además, se ha demostrado que una disminución en las poblaciones de anfibios puede conducir a una disminución en la diversidad y en la salud general de las poblaciones de sus depredadores. Estos son solo algunos de los elementos que motivan a seguir investigando y llevando a cabo esfuerzos para su conservación».

Repertorio vocal

En la mayoría de las especies de anfibios, los machos producen vocalizaciones, «cantos». Estas son especies específicas, o sea, cada especie tiene un repertorio vocal particular que es utilizado para advertir a otros individuos su identidad específica, sexo, estado reproductivo y localización espacial, de manera que desempeñan un extraordinario papel en la atracción de parejas para la reproducción y la defensa de un territorio y sus recursos, ante la presencia de un intruso.

Durante la temporada reproductiva los machos acuden al sitio de reproducción y vocalizan formando grandes agregaciones vocales multi-específicas que se escuchan como si fuera una verdadera orquesta, cada especie emite en una intensidad, frecuencia y tiempo particular, de manera que se puede disfrutar de diferentes sonidos, como distintos son los instrumentos de una orquesta.

Los investigadores han empleado el conocimiento sobre los cantos para documentar en el tiempo la riqueza y abundancia de especies en una localidad dada. Es verdaderamente triste y sobrecogedor volver a un sitio donde otrora los cantos de anfibios engalanaban la tranquilidad de las noches, y ahora estas son mudas, silentes o solo unos pocos individuos se dejan escuchar esporádicamente.

Macho adulto de Peltophryne taladai.

Macho adulto de P. longinasa.

Macho adulto de P. florentinoi vocalizando para atraer a la hembra.

 

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