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¿Sombras nada más?

Una nueva temporada de Shades of Blue, la serie policial protagonizada y producida por Jennifer Lopez, y emitida por cadena de televisión NBC comenzará pronto

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Para el venidero 17 de junio está anunciado el inicio de la tercera temporada de Shades of Blue (Sombras de azul), la serie policial protagonizada y producida por la superfamosa Jennifer Lopez, quien aquí viste a Harlee Santos, una  madre soltera que trabaja como detective en Brooklyn. La cadena de televisión NBC también ha dicho que a partir de esa fecha se empezarán a transmitir los últimos diez episodios de esta ficción que se estrenara en Estados Unidos en 2016.

A no pocos le asombrará que este dramatizado que significó el retorno de J.Lo al panorama televisivo (en los 90 del pasado siglo se vio en Segundas oportunidades y luego en cameos en sitcoms como How I Met Your Mother o Will & Grace) se fuera a extinguir tan rápido, aunque lo cierto es que la competencia es bien dura y en ocasiones no llega a ser suficiente razón de peso la presencia de celebrities como la indiscutible sex symbol latina, el ganador del Emmy por Goodfellas y Field of Dreams, Ray Liotta, que aquí interpreta a Matt Wozniak, otro personaje importante para la trama; y la recordada actriz de series como Los Soprano y Mujeres desesperadas, Drea de Matteo, que ahora se transforma en Tess Nazario.

Lo cierto es que cada año los televidentes tienen de sobra para escoger entre 400 ofertas dentro de un mercado más que competitivo, de modo que la batalla por conseguir las audiencias resulta tarea ardua. Y en esa selección que debe hacer el espectador, una propuesta al estilo de Shades of Blue no tenía muchas papeletas para llegar muy lejos, como evidentemente ha sucedido.

Incluso quien no la haya visto por Multivisión entenderá lo que quiero decir con tan solo leer la sinopsis oficial de esta realización, que le recordará a mucho ya visto: «Harlee Santos es una carismática madre soltera e ingeniosa detective en el seno de un equipo que trabaja en Brooklyn, liderado por el enigmático teniente Matt Wozniak, quien a menudo lo       conduce a salir de las limitaciones que les impone la ley a fin de proteger eficazmente tanto a su distrito como a los suyos. Es así como el FBI, representado por el agente especial Stahl (Warren Kole), atrapa a Harlee in fraganti y la enfrenta a su propia unidad. Mientras tanto, Wozniak comienza una agotadora búsqueda para hallar al informante».

Con experiencia en el cine (3 días para matar y Desde París con amor, entre otras), Adi Hasak tuvo en Sombras de azul su primera creación como showrunner, pero llevó la narración por un camino que nos es demasiado familiar, aunque haya intentado que la misma no descansara  esencialmente en esa estructura procedimental que por lo general impera en este tipo de propuestas. Es decir, hay algún que otro caso que la detective y sus compañeros deberán resolver en los cuales, por supuesto, se mantendrá latente el riesgo de que ella pueda ser descubierta, aunque sabemos que en unos cuantos capítulos conseguirá librarse en el último momento.

Que Sombras de azul entretiene nadie lo puede negar, como también hay que decir que su historia se torna previsible, aunque al principio se empeñe en sorprendernos. Como en la exitosa The Shield (2002-2008), con sus siete entregas y 88 capítulos, los agentes muestran la misma ambigüedad moral, solo que esta vez los personajes hacen lo que hacen, supuestamente, por necesidad (Harlee porque quiere que su hija Cristina —interpretada por Sarah Jeffery— estudie en una escuela de élite), no por maldad o ambición, como si dicha justificación bastara para actuar al margen de la ley.

Llama poderosamente la atención ver cómo Universal Channel justifica estas actitudes: «Shades of Blue va mucho más allá de ser un drama de policías malos vs. buenos, corruptos vs. intachables. La serie toca el tema universal de la fina línea —azul— de la ética que distingue lo correcto de lo incorrecto, al mismo tiempo que repasa todos los matices morales a los que día a día nos enfrentamos los seres humanos en base a nuestros intereses individuales». Es evidente que este canal, propiedad de NBC y «muy conocedor» de la naturaleza humana, olvida con frecuencia aquel refrán que reza que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

De cualquier manera, no hay mucho novedoso aquí, pues ni siquiera ocurrió que la cantante abandonara sus comedias románticas para probarse en el papel de policía, porque ya con anterioridad la habíamos evaluado, por ejemplo, en Un romance muy peligroso. Tampoco estoy diciendo que haya estado fatal, pero no será ahora que su actuación la consagre como actriz, aunque el personaje suyo se haya concebido siguiendo sus exigencias (no por gusto es productora ejecutiva). Que la protagonista sea una antiheroína corrupta aparece como lo más distintivo de su Harlee, sobre todo porque en la televisión esos papeles de malvados y deshonestos se reservan casi siempre a hombres.

Mucho mejor está el reparto estelar que acompaña a la Lopez, empezando por Ray  Liotta que nos regala la actuación más convincente de la serie; y donde también sobresalen la ya mencionada Drea de Matteo y Vincent Laresca, quienes consiguen que nos creamos las situaciones que, no obstante, nos sabemos de memoria.

Personajes  a la medida

Existe una tendencia a que famosas actrices, que cual productoras ejecutivas poseen el poder de controlar todos los aspectos de una serie, creen sus propios dramatizados buscando encontrar personajes mucho más adecuados para ellas, lo cual, por cierto, no siempre se consigue. Pero sin dudas hay casos en que han surgido realizaciones que han valido mucho la pena, como Big Little Lies, centrado por Reese Whiterspoon y Nicole Kidman; o como The Sinner, que encabezó Jessica Biel.

Por la audiencia latina

Se estima que la audiencia latina en Estados Unidos asciende a más de 50 millones de espectadores. Ello explica el porqué muchas televisoras han decidido ir más allá de poner un personaje dentro del casting que represente a estas «minorías», para ubicarlos como verdaderos protagonistas. Así cada vez son más las series al estilo de Modern Family (Sofía Vergara), Mozart in the Jungle (Gael García Bernal), Telenovela (Eva Longoria), Superstore (America Ferrera).

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