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Donald Trump quiere levantar otro muro, ahora en internet

Las prohibiciones a Tik Tok y WeChat, así como una singular iniciativa de «red limpia» para Estados Unidos, son las últimas movidas del inquilino de la Casa Blanca que no solo afectan a China, sino que conciernen a todos

Autor:

Yurisander Guevara

En lo que puede calificarse como una escalada constante de tensiones, la administración de Donald Trump no cesa de atacar a China. Los últimos días han sido prolíficos en este sentido, siempre en la dirección de Washington hacia Beijing.

Así, ha sido noticia la próxima prohibición en Estados Unidos de Tik Tok, una popularísima aplicación de videos propiedad de la compañía ByteDance, con sede en China, que desde el 15 de septiembre no podrá utilizarse en la nación norteña, a no ser que termine siendo comprada por Microsoft. Y si bien este es el hecho que más titulares ha acaparado, no pueden pasarse por alto otros no menos importantes… quizá hasta más graves.

Me refiero a que también está en la mira de las      prohibiciones trumpianas WeChat, otra aplicación china que en el Gigante asiático es el equivalente a Facebook, y que además es usada como medio de pago, concertador de citas, entre otras múltiples funcionalidades.

Asimismo, el 5 de agosto, el secretario de Estado Mike Pompeo publicó una nota de prensa sobre una iniciativa llamada «Red limpia» (Clean Network) —y por más que quiero no pensar en ello me recuerda a lo de la «raza pura» promovida por los nazis—, mediante la cual desde la Casa Blanca planean limitar a prácticamente todos los servicios de internet que tengan sede en China.

Un muro virtual

Cuando se lee la nota de prensa del Secretario de Estado de Estados Unidos sobre la iniciativa Clean Network, es muy llamativo el discurso de odio y los fantasmas que, de forma nada sutil, se emplearon para su redacción.

Lo primero es que apelan a la desmemoria, aprovechando esta era de lo efímero. Y es que, a estas alturas, el texto tiene la osadía de plantear que es una iniciativa destinada a proteger «la privacidad de los estadounidenses», como si no tuviéramos fresco todo lo que WikiLeaks y Edward Snowden destaparon hace unos años.

Resumido, el nuevo programa se enfoca en cuatro cuestiones clave. Primero, en bloquear a las operadoras que ofrezcan sistemas de telefonía de última generación, una clara alusión a Huawei y su 5G —considerada por expertos como la mejor de su tipo.

Pone el ojo, además, en las tiendas de aplicaciones, de las cuales pide eliminar todas aquellas provenientes de China que «no sean confiables». Al mismo tiempo, busca vetar que en los móviles chinos se puedan instalar aplicaciones hechas en Estados Unidos, lo cual implicaría, por ejemplo, a Facebook, WhatsApp, Messenger, entre otras.

Proscribe igualmente este programa el uso del almacenamiento en la nube de proveedores chinos, y planea que todo el tráfico de internet de Estados Unidos no pase por ningún cable submarino relacionado con el Gigante asiático.

Como guinda, el fantasma del comunismo. De forma explícita afirma el texto que la salvaguarda de la información personal y de las compañías estadounidenses se hace contra «actores malignos como el Partido Comunista Chino». Más directo y claro, imposible. ¿Duda usted de que pronto pueda estar Cuba en ese programa?

Por demás, la «Red limpia» que pretende construirse Estados Unidos resulta algo que siempre han criticado: el Gran Firewall chino. Ahora, desde el país norteño buscan controlar el modo en que opera internet para que lo haga bajo los estándares de un gobierno en particular. Adiós, para siempre, a la tan cacareada neutralidad de la red.

Unamos a todo esto que, si esta iniciativa prospera, podríamos tener pronto móviles chinos sin aplicaciones occidentales. Imagine que en un Xiaomi —actualmente una de las marcas más populares en Cuba—, no pueda instalar o usar las aplicaciones hechas en Estados Unidos.

El otro aspecto del nuevo ataque de Washington a Beijing es que instaron a sus «aliados» a seguir sus pasos, y eso no deja de tener un efecto de coacción con consecuencias imprevisibles.

De Tik Tok a Wechat

En cuanto a cuestiones más específicas, está el caso de Tik Tok. La aplicación de videos cortos no pasa por su mejor momento.

Hace unas semanas fue prohibida en India bajo sospecha de colección de datos, y luego Apple reveló que en iOS el software era capaz de acceder a lo que los usuarios copiaran en el portapapeles. Tik Tok lo admitiría en una declaración, y aseguró que dejaría de hacerlo.

Con estos truenos de por medio apareció Trump en su adorado Twitter para arremeter contra Tik Tok, y anunció que prohibiría su uso en Estados Unidos. La conmoción entre los adolescentes no se hizo esperar, pues es su público mayoritario. No pocos de ellos viven hoy de esta aplicación gracias a sus canales.

Tras el anuncio de Trump relacionado con Tik Tok, llegó la orden ejecutiva anunciando que sería prohibida en Estados Unidos desde el próximo 15 de septiembre.

Sin embargo, en medio de ello apareció otra noticia: Microsoft estaría planeando comprar las operaciones de Tik Tok en Estados Unidos y otros países, acuerdo que fue sancionado por la Casa Blanca para que proceda. De concretarse, la aplicación podría permanecer en manos de una compañía que hasta ahora no ha lidiado con una red social, y que también tiene un pasado de puertas traseras instaladas en su software.

Por si esto no bastara, otra orden ejecutiva de Trump firmada el 6 de agosto va dirigida a prohibir en suelo estadounidense el uso de WeChat.

De nuevo, el texto afirma que el Partido Comunista Chino tiene acceso a la información de WeChat, propiedad de Tencent, la cual colecta. Repite la idea de que esto permite al Gobierno chino mantener un control sobre sus ciudadanos, incluso de aquellos que visitan o estudian en Estados Unidos.

Por tal motivo, la orden indica que en 45 días WeChat no debe seguir operando en Estados Unidos.

Las órdenes ejecutivas de Trump podrían tener implicaciones significativas para las empresas tecnológicas estadounidenses que hacen negocios en China, particularmente si el Gobierno chino responde en consecuencia. Facebook, por ejemplo, gana miles de millones de dólares de los anunciantes en el país chino que quieren llegar a los consumidores en el extranjero. No está claro cómo la orden de Trump puede afectar a Apple, que considera a China como un mercado importante para el iPhone. La directiva parece implicar que ya no podría ofrecer WeChat en su tienda de aplicaciones a nivel mundial, pero su redacción es tan oscura que no queda claro.

Las últimas medidas de la administración Trump son parte de una estrategia más amplia para distanciar a Estados Unidos de China. Las relaciones entre los dos países están en su punto más bajo en décadas, luego de desacuerdos sobre una serie de temas como el comercio y los derechos humanos. «Esto no tiene nada que ver con la seguridad nacional, es solo otro ataque de Trump contra China para sus propios fines políticos», dijo a The Verge Kaiser Kuo, cofundador del podcast Sinica y exejecutivo del gigante tecnológico chino Baidu.

Como toda historia en pleno suceder, a esta saga le queda todavía mucha tela por donde cortar. Por lo pronto, Tik Tok dijo que cuestionará la legalidad y constitucionalidad de las órdenes trumpianas, y serán las semanas por venir las que despejarán o complicarán todavía más el panorama.

En una era de interconexiones como en la que hoy vivimos, las apetencias políticas de Trump para mostrarse como un hombre «duro» a semanas de las elecciones que decidirán si sigue o no en la Oficina Oval, ponen en peligro el futuro del internet como hoy lo conocemos. Otra sacudida más para un mundo que hoy sufre en demasía.

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