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Contraer el VIH responde más a la conducta que a la orientación sexual

Las mujeres que tienen sexo con otras mujeres corren el riesgo de infectarse de esta u otras ITS Sabías que... Pregunte sin pena  

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Vivir en Lesbos, Lesmes Larroza. Acuarela sobre cartulina. Desde que en 1986 se diagnosticaron en nuestro país los primeros casos de VIH/SIDA, el conocimiento científico y popular sobre esta pandemia ha crecido considerablemente, pero aún subsisten falsas creencias sobre el tema.

Hasta ahora el 80 por ciento de los portadores de VIH detectados son hombres que han tenido sexo con otros hombres (HSH), lo cual influye en la baja percepción de riesgo existente en otros grupos de población.

Tal es el caso de aquellas mujeres cuyas vidas eróticas involucran a otras mujeres, ya sean bisexuales o lesbianas, tema sobre el que aún se mantiene un marcado velo de desconocimiento y poca comprensión en nuestra sociedad.

Al descartar en el sexo lésbico ese falocentrismo con que se ha enfocado el coito tradicionalmente, se asume que no tiene por qué existir contagio del VIH u otras ITS.

Pero se ha demostrado que la probabilidad de infectarse tiene más relación con la conducta que con la orientación sexual. Así lo demuestra el hecho de que en el último lustro haya aumentado significativamente el número de mujeres no heterosexuales diagnosticadas con VIH, herpes simple, condiloma u otras infecciones.

En comparación con los numerosos estudios realizados en Cuba y en el resto del mundo sobre homosexualismo masculino, son muy pocas las investigaciones que se refieren a esta realidad femenina, por lo que tampoco abundan las campañas de promoción y prevención dirigidas hacia ese grupo sexual.

La ponencia enviada por los doctores villaclareños Léster Álvarez y Mirtha Gutiérrez al XVI Encuentro de Grupos de Prevención del VIH/SIDA, GPSIDA, celebrado recientemente en la capital, constituye una alerta necesaria en esta dirección.

Una alerta necesaria

La exposición de membranas mucosas como la boca o la vagina al contacto con las secreciones y la sangre menstrual de una portadora de cualquier ITS, es un acto potencialmente infeccioso para su compañera sexual.

En el caso de un retrovirus como el VIH, el riesgo aumenta durante las etapas temprana y tardía, cuando la carga viral se encuentra en su nivel más alto.

Los doctores Gutiérrez y Álvarez insisten en la necesidad de elaborar un programa de salud dirigido especialmente a estas mujeres, teniendo en cuenta que un alto por ciento de ellas no mantiene uniones estables, sino que cambia de pareja con relativa frecuencia, y en algunos casos tienen también relaciones estables o casuales con hombres.

Se trata entonces de promover el sexo seguro, entendiendo como tal los abrazos, masajes eróticos, frotación de cuerpos, el compartir fantasías, sexo telefónico, los besos y el tribadismo o frotación del clítoris contra los muslos.

Se considera inseguro todo juego erótico que incluya sexo oral o digital (con los dedos) desprotegido, sobre todo si alguna de las participantes padece una infección vaginal o está menstruando. Por eso se recomienda el uso de dispositivos de barrera, como protectores dentales o condones abiertos para el intercambio bucogenital y guantes para la penetración digital y la masturbación mutua.

También resulta peligroso el contacto desprotegido del ano con la boca o las manos, especialmente si hay heridas; el paso de orina, heces u otros fluidos; compartir jeringas o cualquier aguja que sirva para perforar la piel, y las prácticas sadomasoquistas.

Las uñas deben tenerse en cuenta por la posibilidad de provocar excoriaciones cuando son muy largas y de permitir la entrada de sangre u otros fluidos al cuerpo cuando están demasiado cortas o presentan lesiones.

En presencia de ITS que se transmiten por contacto de la piel con las esporas del virus, como el herpes simple, el condiloma u otras, es un grave error compartir toallas, ropa interior o de baño y sábanas.

Si se utilizan juguetes sexuales, su tamaño debe ser acorde a las características físicas de cada mujer para no provocar lastimaduras innecesarias, que luego funcionan como puertas de entrada a todo tipo de infecciones.

Estos objetos no deben intercambiarse sin antes ser lavados con agua caliente y jabón, o al menos usar preservativos diferentes para cada integrante de la pareja.

Como el proceso de asumir una orientación homosexual pasa por muchas etapas, es común que durante un tiempo estas mujeres practiquen sexo con hombres, hasta aceptarse a sí mismas, o que definitivamente decidan ser bisexuales.

En cualquier caso, esta conducta las convierte en vectores de transmisión de ITS hacia otras mujeres, por lo que los especialistas les sugieren someterse a los exámenes correspondientes para descartar su seropositividad y adoptar un comportamiento sexual responsable. También es importante la realización sistemática de la prueba citológica y el autoexamen de mamas, sobre todo para aquellas que no han parido o lactado nunca, factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer cérvico uterino o neoplasias mamarias, dos de las principales causas de muerte femenina en la actualidad, sin hacer distinción entre mujeres hetero, homo o bisexuales.

De igual modo se sugiere crear más espacios para dialogar sobre el tema del lesbianismo en nuestra sociedad, en los que se privilegien recursos de comunicación, negociación, y conocimiento sobre riesgo, protección y relaciones de género.

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