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El debut de los jóvenes en las relaciones sexuales

Es común que las muchachas comenten cómo empezó su vida sexual. En cambio los varones continúan mintiendo sobre este asunto pues les cuesta admitir que no han tenido sexo Pregunte sin pena

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila
El amor más fuerte y más puro no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la                                      admiración. Santa Catalina de Siena

Mucho se habla —para bien o para mal— de la iniciación sexual de las muchachas, tanto en el ámbito familiar como en medios de prensa, artículos científicos y charlas cotidianas entre adolescentes de ambos sexos.

Hoy es común que las jóvenes comenten cómo empezó su vida sexual, a qué edad ocurrió y si usó algún método para protegerse. En cambio, los varones continúan mintiendo sobre este asunto casi tanto como en décadas anteriores; la mayoría exagera o cuenta cosas que no han sucedido, pues les cuesta admitir que no han tenido sexo, por temor, por «mala suerte» o porque creen que aún no llegó su momento.

El fenómeno responde sobre todo a factores socioculturales, según demostró una encuesta aplicada en el año 2000 por sociólogos argentinos a más de 3 000 jóvenes entre 20 y 29 años de edad en cuatro ciudades del continente: La Habana, Buenos Aires (Argentina), Lima (Perú) y La Paz (Bolivia).

Hernán Manzell y Edith Pantelides, del Centro de Estudios de Población argentino, publicaron sus resultados en el libro Aportes a la investigación social en salud sexual y reproductiva. Para ellos resultó curioso que los varones cubanos eligieran el enamoramiento como principal motivo para iniciar su vida sexual, mientras que en Buenos Aires el deseo ocupó el primer puesto, y entre peruanos y bolivianos predominó la curiosidad.

En coherencia con esos datos, resultó que los chicos argentinos son los que más se inician con personas extrañas (un alto porcentaje de ellas prostitutas) y por tanto tienden a protegerse más en esa primera relación, mientras que, en el otro extremo, los habaneros en su mayoría debutan con muchachas afectivamente cercanas, pero muy pocos usan preservativos en su primera vez.

También resulta significativo que los muchachos de la Isla fueran los más precoces, con una edad promedio al inicio de 14,9 años. Solo el uno por ciento de la muestra en La Habana confesó ser virgen, mientras que en La Paz el 15 por ciento de los encuestados no había debutado en el sexo, y la edad promedio del primer contacto fue de 17,3 años.

Dime, espejo mágico...

Expertos de todo el orbe coinciden en que los varones dan mucha importancia al aspecto físico a la hora de enfrentar las relaciones sexuales. De ahí que personas cuya imagen corporal no es la estándar son más recelosas.

Las razones van desde una discapacidad motora severa hasta inconformidad por el tamaño del pene, pero también por asimetría en las facciones, estatura baja o muy alta, diferente color o calidad de la piel y desproporción entre músculos y tejido adiposo.

Incluso los hay que no se atreven a enamorar a una mujer porque su voz o sus gestos no son todo lo viriles que la sociedad prefiere, y por temor a la burla o el desprecio prefieren mantenerse al margen, conservando celosamente el secreto de su virginidad para no dar pie a comentarios.

Por lo general, esa inconformidad con la imagen corporal denota una baja autoestima, que repercute grandemente en las posibilidades de establecer contacto íntimo con otras personas, ya sean del sexo opuesto o del propio.

Alcanzar madurez y desarrollar una adecuada autovaloración es la mejor cura para tales remilgos. Un joven contaba a Sexo Sentido recientemente: «A los 12 años me paré frente al espejo y me vi gordito, grande para mi edad, feo de cara y sin un pene significativo... entonces decidí que tenía que ser un tipo inteligente y romántico para conquistar a las mujeres.

«Por suerte esa estrategia me funcionó muy bien. Demoré hasta los 17 años para tener sexo, pero en cambio aprendí que se disfruta más cuando todo se hace con sentimiento, sin prejuicios banales y con creatividad», nos dijo.

Su experiencia coincide con la conclusión del estudio de los expertos argentinos: en la misma medida en que los jóvenes se inician a una edad mayor, también es mayor la probabilidad de que logren una vida sexual satisfactoria, conserven una pareja estable y den prioridad a la protección ante ITS y embarazos no deseados.

Por encima del aspecto físico, son las relaciones interpersonales las que más influyen en la decisión de cualquier mujer para aceptar a un hombre, incluso para una simple noche de placer carnal: oler bien y tener un sentido del humor aceptable resultan cartas de presentación muy efectivas, revelan estudios en varios países.

Medio siglo atrás, entre novatos se imponía el modelo seductor del adolescente «rompecorazones» a quien no faltarían oportunidades para iniciarse en los misterios del amor, casi siempre con mujeres de más edad.

Afortunadamente, los tímidos y cariñosos han aprendido a potenciar sus encantos y por lo general se inician en un clima de mayor afecto, con la pareja de sus sueños y sin tener que pagar por ello, una costumbre que aún persiste en muchos países, aun en este siglo de tantas novedades en el terreno sexual.

Preludio de Adán

Cuando todo transcurre de manera normal, las primeras experiencias eróticas de cualquier muchacho se limitan a besar a la pareja, acariciar sus senos y —para los más atrevidos— explorar superficialmente sus genitales. El sexo oral es menos frecuente entre primerizos, y más limitado aún el sexo anal, pero también pueden darse ambos.

Todos estos pasos —además de la masturbación en solitario o en pareja— preparan al joven para iniciar los contactos con penetración vaginal, de modo que no se cree falsas expectativas sobre esa primera vez, que casi siempre ocurre bajo mucha tensión para ambos.

Tampoco debe aspirar a lograr un coito prolongado en esa primera cita, ni en las siguientes, hasta tanto no descubra las capacidades de su cuerpo y ponga en práctica ciertas técnicas para retener o provocar la eyaculación de forma controlada, algo que no surge de forma espontánea, sino que debe aprenderse con autoobservación, lecturas adecuadas, en el diálogo con hombres de más experiencia y sobre todo buscando la máxima comunicación con la pareja.

Si es preciso, cualquier joven puede acudir a una consulta de terapia sexual para aprender tales técnicas, y de paso le aclararán otras dudas sobre el tema, lo alertarán sobre los peligros que enfrenta en su vida sexual y le ayudarán a ser más asertivo, pues últimamente los varones se angustian mucho por la «obligación» de propiciar orgasmos a su pareja y se olvidan de cultivar otros detalles que enriquecen la vida amorosa, y que sí pueden recrearse desde la primera vez, e incluso desde mucho antes.

La primera vez

En el disco Catalejo, el dúo Buena Fe describe esos innumerables sentimientos que acompañan al primer encuentro amoroso entre adolescentes. He aquí el texto de la canción:

El susto, los miedos o intrigas y ríos de adrenalina / fronteras con verdades y mentiras, pero mil veces aprendidas/ prejuicios, alertas, prudencias,/ avisos de consecuencias por letrados o los dichos del abuelo no probados por la ciencia.

Estribillo: La primera vez ya no hay burbujas, sino un deseo que te empuja/ y una magia corre las cortinas/ para que salga o entre vida/ y siempre habrá más que la primera vez/ pero nada como aquel hechizo/ de probar tus pies más allá de los permisos.

Las dudas, certezas, razones, todas las indecisiones/ ya sabes que se sirven en bandeja: los que tomas, los que dejas/ secretos, anuncios, vivencias y hasta la más intrincada huella,/ archivos al que solo amigos le sabrán la contraseña.                                                       Estribillo.

 Pregunte sin pena

A.L.: Mi vida íntima es un verdadero caos. Estoy consciente de mis problemas, pero nunca he buscado ayuda profesional, ni he hablado de ello siquiera con mis mejores amigas, que son como hermanas. Es algo tan delicado que no me atrevo ni a mencionarlo, a pesar de que conozco muchas mujeres con este problema. He tenido infinidad de parejas. Siempre que comienzo una relación todo marcha muy bien hasta que tengo sexo. No he llegado al orgasmo con nadie. Sé lo que es porque decidí buscar placer por mis propios medios hasta que lo conseguí, pero de una forma bastante difícil para compartirlo con mi pareja. Solo llego al orgasmo con penetración y estimulación del clítoris a la vez. Si una de las dos falla, es imposible que llegue. Me he pasado la vida fingiendo y cambiando de pareja sin lograrlo con nadie. He tenido incluso fantasías sexuales con chicas, pero es que me encantan los hombres. Tal vez solo sea mi desespero por tener orgasmos con una persona lo que me haga pensar en mujeres. He hablado a veces con mis parejas sin conseguir nada. Ya hace más de un año que no lo hablo con nadie porque me parece que es perder el tiempo y exponerme demasiado. Tengo 26 años.

Si puedes llegar al orgasmo a solas, tu problema no es esencialmente la anorgasmia, sino la relación con los hombres en la intimidad. Según muestran estudios de la sexualidad femenina, es la estimulación del clítoris externa, o internamente con la penetración, fuente corporal esencial del orgasmo femenino. De modo que tu caso no es tan raro o difícil como supones. Estimo que la incapacidad de sentir orgasmo en el vínculo amoroso expresa otras dificultades tuyas para la entrega íntima erótica en la pareja. El orgasmo es también una respuesta psicológica.

El hecho de que no hayas comentado esto ni siquiera con tus amigas íntimas nos hace pensar que ese «temor a exponerte» pudiera relacionarse con tu inhibición orgásmica. Nos parece muy bien que comiences a pedir ayuda profesional. El orgasmo en la pareja no es una utopía.

Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, psicoanalista y consejera en ITS y VIH/sida.

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