Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cistitis de la luna de miel

Muchas mujeres presentan síntomas de inflamación y micciones dolorosas durante dos o tres días después de tener relaciones sexuales

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Ana María Domínguez Cruz

Le huía, le inventaba excusas para evitar el roce erótico que desencadenara la lujuria de dos cuerpos que se gustan y dos almas que se quieren. Sentía lo mismo de siempre, nada había cambiado, pero ella le temía al dolor, esa sensación paradójicamente desagradable que le agobiaba días después de una relación sexual intensa y placentera. Le asustaba el ardor indescriptible al orinar y las punzadas en el bajo vientre.

«Algo anda mal en mí», pensó, y escurrirse fue su solución emergente hasta que un médico le explicara. «Cistitis de la luna de miel» fue el diagnóstico, y a sus oídos sonó tan romántico que respiró aliviada.

Muchas mujeres presentan síntomas de inflamación y micciones dolorosas durante dos o tres días después de tener relaciones sexuales. Aunque pudiera ser consecuencia de infecciones como las que provoca la clamidia, a veces es solo una forma de uretritis, pues es la uretra y no la vejiga la que está inflamada.

La actividad sexual intensa y muy frecuente puede ser la causa de ese malestar, explica la especialista en I y II grados en Ginecobstetricia Blanca Rosa Manzano Ovies. Es el golpeo de la uretra durante el coito lo que provoca que se inflame, y ocurre en las mujeres y no en los hombres, porque ellos tienen una uretra más larga.

Usualmente se recomiendan algunos antibióticos para contrarrestar la cistitis y, en franca conversación con la paciente, se le aconseja probar diferentes posiciones durante el acto sexual para explorar y descartar aquellas que ocasionan más fricción o el golpeo agresivo de la uretra, precisó la también profesora titular consultante de la Facultad de Ciencias Médicas Manuel Fajardo, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

Aunque se le denomina «cistitis de la luna de miel», ello no significa que solo la padezcan las recién casadas. El riesgo de padecer micciones ardorosas se incrementa al iniciar la menopausia, debido a la sequedad vaginal que caracteriza esta etapa en la vida de la mujer, a la que se le suma, en muchos casos, la aparición de infecciones urinarias como consecuencia de los cambios en la flora vaginal.

Igualmente pueden padecer cistitis las adolescentes, jóvenes y mujeres adultas, no necesariamente relacionada con el acto sexual, y también en estos casos debe ser atendida de manera oportuna para evitar la propagación del agente infeccioso en el tracto urinario.

te vistes, te desvistes...

Colegas de la doctora Manzano y especialistas en Urología coinciden en que un factor de riesgo asociado a este padecimiento es el cambio frecuente de pareja     sexual, porque se exponen a la proliferación y contagio de bacterias en los órganos genitales.

La literatura médica ofrece además medidas preventivas para evitar que la cistitis afecte el deseo sexual de la mujer, entre las que se incluye el uso del preservativo como método de barrera y una adecuada higiene de ambos miembros de la pareja, agregó.

Beber abundante agua y vaciar la vejiga justo después de tener relaciones sexuales son otros consejos oportunos, pues la retención urinaria favorece el crecimiento de bacterias. También es esencial   evitar la penetración vaginal tras  el sexo anal, pues las bacterias  digestivas son la principal causa de las infecciones urinarias.

La experta reafirma que mantener una correcta higiene en los genitales femeninos, a diferencia de lo que erróneamente piensan algunas mujeres, no significa aplicarse duchas vaginales o realizarse lavados de manera muy frecuente, pues en esos casos se incide negativamente en el equilibrio natural de la zona.

Es recomendable usar ropa interior de algodón y tejidos que permitan la transpiración, para garantizar la circulación de aire e impedir el crecimiento de las bacterias. Se sugiere no usar durante mucho tiempo prendas textiles ajustadas de materiales sintéticos, como licra o nailon, y toda esta lencería debe lavarse con frecuencia y secarse al sol, no en el interior de la vivienda.

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