Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Realmente frías? (II y final)

Condujo más allá del orgasmo, a una dimensión misteriosa donde el amor y la muerte son similares.

Isabel Allende

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

«EL fenómeno de la anorgasmia me queda claro. ¿Y la solución? Llevo años sintiéndome mal por eso», escribió una lectora a propósito de la página publicada la semana pasada.

Como ella, miles de mujeres esconden en un frustrante silencio sus miedos, tabúes o anhelos, como esperando el milagro que las libre de esa disfunción sin hablar con sus parejas o con especialistas sobre un malestar que las avergüenza.

 Algunas buscan en los medios de comunicación una respuesta, un «manual de uso» para sus cuerpos, recetas fáciles para salir del problema…, pero si escuchan o leen sobre consultas de terapia, se enquistan y renuncian a vivenciar un placer que además de ser saludable es parte de sus derechos sexuales. 

Enfrentar la anorgasmia con ayuda especializada no es un reto baldío: es una posibilidad para romper la cadena de temores y prejuicios que han hurtado por siglos a las mujeres el acceso a sus propios cuerpos sexuados.

 Ese tipo de terapias (disponible en varias provincias en Cuba) no se trata solo de una charla profesional para relajar tensiones y encontrar las causas sicológicas o ambientales que frenan el placer. Es también una oportunidad para explorar, en el intervalo de varias sesiones, lo que es capaz de experimentar nuestro cuerpo debidamente estimulado, descubrir sus zonas erógenas y aterrizar el mito del orgasmo a lo que en realidad sentimos en cada momento, que no siempre se parece a lo que muestran las películas o cuentan las novelas eróticas.

 Esta exploración, a solas y/o con la pareja, se encamina a partir de ejercicios avalados por décadas de estudios clínicos y siglos de experiencia empírica, cuyo orden y contenido se explica en la consulta para ser puesto en práctica en la intimidad del hogar o donde elijan según sus fantasías, ingrediente esencial para atravesar el velo del displacer.

 La base del tratamiento es desarrollar una cálida y confiada comunicación, primero entre tu cuerpo y tu mente (responsable de permitir, o no, el proceso) y segundo con tu pareja, para compartir las claves del lenguaje corporal de ambos y buscar el equilibrio entre lo espontáneo y lo intencional inducido.

 El «manual» para maximimar el placer en ese momento tiene reglas simples: escucha las sensaciones originadas por cada estímulo para que tu cerebro se acostumbre a ellas, reconoce su disfrute sin juzgar su intensidad o propósito ulterior y despójate de todo lo que pueda atar tu respuesta fisiológica natural, pues muchas veces el placer está a un segundo de desbordarse y eres tú quien lo frena porque te asusta la «cosquillita» previa.

Una nueva oportunidad

 ¿Qué ejercicios te encomendarán en consulta? Depende del origen de tu displacer, edad, cultura y motivación para acudir a consulta, por lo que es importante un diagnóstico inicial integral. Según estadísticas de Europa y las Américas, en la mayoría de los casos el trastorno responde a causas puramente síquicas, por lo que el acompañamiento sicológico será uno de los pilares del tratamiento, desde el sicoanálisis o empleando la terapia cognitiva conductual. Pero si se detectan causas orgánicas también hay esperanza, siempre que pongas de tu parte en el proceso, involucres a tu pareja (de tenerla) y mejores tu estilo de vida en general.

 

 

Una ruta al placer

 

Para vivenciar el orgasmo es necesario conocer el cuerpo propio y prestar especial atención a lo que más te agrada. Inicialmente puede ser a solas, sin presión de quedar bien con nadie y sin ponerte límites de tiempo. Siempre recuerda:

*Disfruta de cada caricia como meta en sí misma, no como preámbulo formal.

*Penetrar es solo un modo de estimular tus genitales, y ni siquiera es el más efectivo para siete de cada diez mujeres. Hay otras prácticas más eficientes para disfrutar al máximo.

*Explora el clítoris, que es tu órgano sexual más sensible, desde ángulos diversos y con ritmos variados.

*Incluso durante el coito con penetración vaginal o anal ayuda mucho estimular de otras maneras tu clítoris. Puede hacerlo tu pareja o tú misma, para garantizar una experiencia integral.

*Comunica a tu pareja lo que te gusta y lo que crees que no; guíalo con tus manos, gestos o palabras. El sexo es intuitivo, pero no es para adivinos.

*Acepta tus fantasías eróticas: las cuentes o no, las vivas o no, pensar en ellas acelera la excitación y atrae el orgasmo.

*Evita pensamientos negativos previos al acto sexual, ve sin expectativas buenas o malas y procura fluir, no racionalizar cada gesto o reacción corporal.

Si ya sentiste orgasmos habitualmente y ahora fallan con frecuencia, incluso con la misma pareja, analiza las siguientes amenazas y trata de resolverlas antes de que el problema sea crónico:

*¿Qué pasa en el ambiente que pueda afectar tu concentración?

*¿Es demasiado monótono o predecible el acto?

*¿Llegas muy cansada a ese momento?

*¿Hay algo que te molesta de la convivencia y no han llegado a acuerdos fuera de la cama?

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