O.A.: Hace seis meses conocí una muchacha de la cual estoy enamorado y soy correspondido. La relación ha sido maravillosa, pero comencé a eyacular antes de los dos minutos, con ocasional dificultad para la erección. Ella se muestra comprensiva y ha sugerido que vayamos a un especialista. No me decido porque me cuesta trabajo revelar lo que me está pasando. He vuelto a encontrarme con mi novia anterior, a quien no amaba, y constaté que todo sigue a la perfección en la cama. Lo hice para ver si me pasaba solo con mi novia. Me sucede esto cuando vivo uno de los momentos más lindos de mi vida con la persona que amo, mientras funciono normal con la que solamente tenía a mi lado por diversión. Tengo 21 años.
Es posible encontrar el modo de divertirte amando, pero conlleva un proceso de búsqueda en el encuentro con ella. Algo de tu ser y tu historia también está puesto en juego en esta relación que contrapone diversión y amor.
La visita al especialista podría ayudarte porque a veces, es necesario hablar para encontrar cómo nos inmovilizamos amando, es decir queriendo entregar lo que no tenemos y va más allá de nosotros mismos.
El amor nos pone en una posición de incompletitud, vulnerabilidad y dependencia que suele ser difícil de soportar para todos, especialmente los hombres. Así, pueden desear a mujeres que no aman para reencontrar la posición de control y posesión viril, puesta en suspenso cuando aman.
Amar implica riesgos y delicias, retos y triunfos, nudos y desenlaces. No todos se aventuran a la experiencia. Asocias diversión con desamor y algún sentimiento paradójico esto te evoca hasta el punto de no querer pasar más de dos minutos en «la cama». ¿Por qué? Responderlo es tu reto para encontrar un desenlace que te permita disfrutar las delicias del goce sin dejar de amar a tu elegida.
Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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